Читать книгу La criptología de la enfermedad - Luis Alejandro Barrera Avellaneda - Страница 28

Alcaptonuria

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Como referíamos a comienzos del capítulo, a finales del siglo XIX le fue remitido a Garrod un paciente recién nacido. A las 52 horas de su nacimiento, detectaron que su orina se ennegrecía al exponerla a la luz solar debido a la exagerada excreción de ácido homogentísico, compuesto cuyo metabolismo está alterado en la alcaptonuria.

La alcaptonuria se debe a la acumulación de ácido homogentísico en los fluidos biológicos, produciendo orina, lágrimas y otras secreciones de color negro; su acumulación en las articulaciones se llama ocronosis. Además de esa incómoda situación con la orina y de la presencia del pigmento oscuro en el cerumen y en el ojo, algunos pacientes no presentan más síntomas durante la infancia, pero a medida que pasa el tiempo, el ácido alcaptonúrico se va acumulando en las articulaciones produciendo artritis, problemas cardiovasculares tales como valvulitis, fibrosis, calcificación, pérdida de la audición y desórdenes genitourinarios como cálculos renales y falla renal. El fenómeno del ennegrecimiento de la orina y algunas de las propiedades químicas del compuesto que origina esa coloración habían sido descritos anteriormente. En efecto, Garrod, en su tratado de 1923, refiere que en el año 1609 un médico de apellido Schenck describió a un monje que presentaba color negro peculiar en su orina. Narra también que Alexander Marcel, en una publicación de 1823, retrató cuidadosamente este fenómeno en un niño que desde el nacimiento excretaba orina que se ennegrecía al dejarla un tiempo a la luz, y en 1854 Scribonius había reportado un escolar sano que excretaba orina de coloración negra (13).

Aprovechando su formación como científico, Garrod desarrolló un método para determinar la cantidad de ácido homogentísico e hizo un detallado estudio químico de lo que sucedía en estos pacientes. Confirmó que las personas que no padecían esta patología y a quienes se les administraba exógenamente ácido homogentísico no lo excretaban en la orina, mientras que los alcaptonúricos lo excretaban sin metabolizarlo. Concluyó que en el metabolismo normal de la fenilalanina y la tirosina se forma el ácido homogentísico, que es destruido por una enzima deficiente en estos pacientes. La naturaleza de las enzimas no se conocía y para entonces se les llamaba fermentos, pues fueron descubiertos en levaduras. Estudió minuciosamente no solo a sus pacientes, recopiló todo lo que había en la literatura científica al respecto, juntó sus observaciones y las de sus contemporáneos y predecesores, y en 1902 publicó en The Lancet un artículo en el que describía la enfermedad. Posteriormente amplió sus hallazgos en sus publicaciones de 1908 y 1923, en las que sostiene que la alcaptonuria se debe a un defecto en la enzima que rompe el anillo de la tirosina y la fenilalanina, haciendo énfasis en que esta es más frecuente en hijos de padres consanguíneos, y en que el ácido homogentísico no era producido por la acción de las bacterias sobre la orina, como se creía por entonces (15-19).

El defecto enzimático en el caso de la alcaptonuria propuesto por Garrod solo pudo ser verificado hasta en el año 1958 por La Du y colaboradores, quienes publicaron ese año su artículo “La naturaleza del defecto en el metabolismo de la tirosina en alcaptonuria” (19). Entre el postulado de Garrod sobre el defecto en la enzima y la confirmación de La Du, pasaron 56 años.

En el año de 1993, Pollak y colaboradores descubrieron el gen de la enzima homogentísico oxidasa, lo que permitió —91 años después— la confirmación total de la predicción de Garrod: que la acumulación del ácido homogentísico es producida por una alteración en una proteína producto de un daño en el gen HGD situado en el cromosoma 3 (20).

Algunos individuos alcaptonúricos presentan solo síntomas muy atenuados de la enfermedad y la única manifestación reconocible puede ser el ennegrecimiento de la orina. Otros casos pueden presentar también problemas articulares, lo que muestra la heterogeneidad en la presentación genética, que ya había anticipado Garrod cuando propuso en su tratado de 1909 la individualidad química y afirmaba que no hay enfermedades sino enfermos, enfatizando que cada paciente afectado por un EIM es y se debe tratar como un caso independiente y diferente.

La criptología de la enfermedad

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