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Valoración de la aplicación

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La aleación de los contextos más los tipos de aprendizaje definen exigencias didácticas que deben ser valoradas por quienes aplican la improvisación como modelo metodológico.

Un contexto de improvisación para la exploración y un tipo de improvisación estructurada, tienen como objetivos crear nuevos recursos gestuales básicos y personalizados.

Se utiliza cuando se quiere fijar en la memoria motriz un recurso nuevo o experimentar con lo imaginado. El profesor recuerda las condiciones motrices (estructura) de la acción y el alumno improvisa, explorando sus posibilidades y adaptándolas a sí mismo.

Los contenidos que se exploran pueden ser:

 Técnicas de motricidad expresiva.

 Concienciación del movimiento expresivo de segmentos corporales.

 Generación de recursos relacionados con los contenidos de la expresión corporal (gestualidad, contacto, música y movimiento).

El resultado de esta experiencia se puede considerar parcialmente previsible dada la acotación (estructura) en la interpretación del estímulo. El cumplimiento de los objetivos, la evaluación, se puede hacer con los criterios externos del problema que se intenta resolver. El resultado es observado y analizado por el profesor y, en su caso, por los propios compañeros.

En un contexto de aprendizaje de exploración y de forma libre, no hay límites para el movimiento de quien se expresa. Se reacciona al estímulo que se propone, sin reglas ni otra intención que la satisfacción de la necesidad de expresarse con movimientos.

Los objetivos reconocibles son: desarrollar la sensibilidad, la concentración, poner los recursos ya adquiridos al servicio del placer hedonista de moverse, expresarse ante los demás obviando la inhibición, crear imágenes personales asociadas al movimiento, forzar los propios límites de la imaginación, liberar la creatividad.

El resultado de esta experiencia es imprevisible y no puede ser ni memorizado ni reproducible.

La evaluación del trabajo la hace el propio protagonista en términos de satisfacción personal. Puede no haber observadores pero si los hay se puede entrar en un diálogo sensible sobre lo expresado y lo percibido.

En un contexto de aprendizaje de creación, ya sea con planteamientos libres o estructurados, nos proponemos objetivos relacionados con la generación de un producto final, más o menos próximo. Al principio del proceso creativo es adecuado el tipo de improvisación libre. Durante ella, intentamos chequear nuestros propios recursos en relación con la idea creativa que nos proponemos. Forzando al tiempo nuestra imaginación y reconociendo los sentimientos adheridos a la idea y a la motricidad que sugiere.

En el caso de que la finalización del proceso esté más próxima, se estructuran las consignas, cerrando el ámbito de aplicación, ya sea para resolver un problema pendiente o para perfilar la coherencia final del producto que mostraremos a los demás.

El resultado no es previsible, lógicamente. Sin embargo tiene que ser posible su reproducción y posterior memorización (ya que se trata de resolver un problema o crear recursos), por lo que es necesaria la presencia de público. La evaluación de lo conseguido debe ser compartida, diferenciado: a mayor libertad, es más importante la valoración que hace el que experimenta; y en el caso de una improvisación más estructurada tiene más peso la evaluación externa que debe juzgar el impacto que tienen las propuestas en el resultado final.

Expresión corporal

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