Читать книгу Topología del amor - Luis Darío Salamone - Страница 13

1. Un psicoanálisis divertido

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En lo que hace a la transmisión, siempre me he orientado por algo que Jacques Lacan plantea al comienzo de su enseñanza: “Cuando más cerca del psicoanálisis divertido estemos, más cerca estaremos del verdadero psicoanálisis”.(1) Para este propósito la topología nos brinda una herramienta invaluable.

Jamás tuve una inclinación natural hacia el campo de las matemáticas; como muchos estudiantes de psicología, supuse que no estaría en mi horizonte. Hasta que me encontré con Lacan.

En la adolescencia comencé a interesarme por la magia y sin sospecharlo, entre los trucos que practicaba, terminé realizando una operación topológica que desconocía. El corte de la Banda de Moebius, al realizarse junto con cortes en otros tipos de bandas, producía un efecto realmente sorprendente. Una banda era común, la de Moebius, con una semitorsión y la otra con una torsión completa. Al cortarlas la primera se divide, la de Moebius sigue siendo una sola banda, aunque con otra estructura, y la última da por resultado dos bandas, pero encadenadas.

Cuando al alemán Carl Friedrich Gauss se le ocurrió otorgarle a la matemática el título de “la reina de las ciencias”, en lugar de establecer su reinado, comenzó con una discusión con respecto a si en verdad podía ser considerada como una ciencia. Habiendo surgido entre las artes liberales, algunos prefirieron ubicarla en ese terreno. A Lacan no le parecía mal que el psicoanálisis se codeara con esa serie donde se encontraban la retórica, la dialéctica, la gramática, la música, la astronomía, la aritmética y la geometría. El psicoanálisis es capaz de compararse con aquellas artes liberales, porque preservan algo de esa relación que postulaban aquellas disciplinas de la medida del hombre consigo mismo. El psicoanálisis podría tratarse entonces de un arte liberal donde se juega por excelencia el uso de la palabra.(2)

A algunos les parecerá un poco extraño que articulemos la topología, una rama de las matemáticas, con el amor. Si me permiten la expresión, porque con ella precisamente ya ingresamos al campo de las matemáticas, me parece algo que resulta perfectamente lógico.

Después que elegí el título, fui a verificar si el mismo tenía antecedentes, lo cual me hubiera parecido razonable. Busqué en Google y extrañamente no encontré nada. Me pareció sorprendente.

Tampoco resulta raro que haya quienes piensen que las matemáticas no tienen injerencia en el campo del amor. En algunas ocasiones la figura de Cupido (de la mitología romana, Eros en la griega), amenaza con lanzar sus flechas sobre aquellos a los que le producirá un efecto de enamoramiento, apareciendo representado con los ojos vendados. Sin embargo, este dios responsable de la atracción humana, muchas veces sabe a quien dispararle la flecha; incluso parece vengarse de quienes se burlaron de él solo por entretenimiento. Si bien el yo generalmente no tiene idea, los psicoanalistas sabemos que hay condiciones en la elección del objeto que son inconscientes.

Creo que muchos estaríamos tentados de subscribir con algo que dice Julio Cortázar en Rayuela. Seguramente lo habrán leído, si no en el libro, en las redes:

Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.(3)

Muy pocas veces se ha escrito algo tan poético sobre la contingencia del amor. Pero la verdad es que si algo no nos llama la atención seguimos de largo, en general pasa eso, o seguimos de largo o miramos a alguien que nos interesa, pero que sigue de largo. Bueno, también están los encuentros, y los desencuentros en estos casos llegarán más tarde.

Por supuesto, vamos a considerar siempre lo contingente que puede estar presente en un encuentro amoroso. Pero... cuando uno no pasa de largo, se verifica luego en los análisis que operó algo que forma parte de un proceso de repetición.

¿Hay alguna razón para que las miradas se crucen y dos sujetos se sientan atraídos? Muchas veces esta atracción, que sigue a un encuentro que puede haberse dado de forma contingente, responde a determinaciones inconscientes.

Topología del amor

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