Читать книгу Cuaderno de Emaús - Luis de Lezama - Страница 8

Оглавление

3

LAS GAFAS

Ya fue todo un tiempo pasado.

Ya es otro tiempo.

Tiempo nuevo aquel en el que noté que necesitaba gafas para leer de cerca.

Y me hablaron de las bifocales.

Y descubrí que era un poco más viejo, porque lo calificaban de presbicia.

Y todo cambió a mi alrededor, porque desde entonces, para leer, busco las gafas, tengo las gafas. Las necesito. Ellas y yo formamos un matrimonio indisoluble.

¿Dónde están mis claros ojos agudos, perspicaces, negros, profundos, de mirada penetrante?

Sí. Tengo la vista cansada de tanto mirar por los otros, de tanto posar los ojos en los hombres, mis hermanos, buscando amar y ser amado.

Pero ahora necesito gafas, filtro que impone el tiempo pasado.

Las limpio con cariño. No me gusta que haya motas como nubes que enturbien el buen mirar a los demás.

Siempre he querido ver las cosas claras. Ahora que me falla la vista quiero que el artilugio me las aclare más.

¡Necesito gafas!

A veces las enfundo para probar a ver como antes, sin artificio, como cuando vivía sin artificio y amaba libremente sin artificio.

Pero no, ¡necesito gafas!

Me acompañan a todas partes como si fueran algo de mí mismo, crecidas en mi nariz, cabalgan sobre ella y me cuentan lo que ven.

Aun cuando reposan hablan de mí mismo: cuentan mi ancianidad prematura y dicen a los demás que he vivido, las cosas que he visto, el tiempo pasado medido en dioptrías.

Son ellas, mis gafas, para siempre mis testigos. Extraño artilugio que tiene algo de reloj sin maquinaria, de termómetro sin mercurio.

Ah, ¡frágil compañía! Ortopedia del tiempo. Te has convertido en el rey de mi vida de astigmático y miope.

Las gafas me hacen humilde y dependiente:

«¿Por favor, alguien ha visto mis gafas?».

Cuaderno de Emaús

Подняться наверх