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DIOS, LA FUENTE DE NUESTRA ESPERANZA

Quiero hacer

un canto de esperanza,

y decir al mundo que Dios

es la fuente de nuestra esperanza.

Quiero cantar, gritar,

y pregonar a los cuatro vientos

que no podemos vivir sin esperanza,

porque hay un Dios que nos ama

y es la fuente de nuestra esperanza.

Quiero saltar de gozo,

alegrar los corazones de todos

con el bálsamo

de la virtud de la esperanza,

porque tenemos un Dios

que nos acompaña,

que es fuente de vida,

la fuente de nuestra esperanza.

Quiero decir a los apocados,

a los tímidos, a los miedosos,

que todo será transformado,

si se tiene fe en el Dios

que levanta nuestra esperanza.

Quiero alegrar el corazón

de los que viven en la oscuridad,

en la duda o confusión,

cansados de la vida,

envueltos en miles de dificultades,

y siendo impacientes no esperan nada,

porque Dios tiene para ellos

una palabra de esperanza.

Si te falta el trabajo,

si eres inconstante en tus luchas,

si estás triste o angustiado,

si tienes miedo al compromiso,

si te falta amor y paz,

y abres tu corazón,

puede brotar en ti la esperanza.

Y quiero mirar siempre más arriba,

ir más allá de los simples sueños

para alcanzar los grandes ideales,

porque creo en un Dios

que es la fuente de nuestra esperanza.

Sí, conozco esa fuente

cuya agua corre y corre por todo mi ser,

porque allí en las aguas más profundas

brota la sabiduría de quien tiene a Dios,

y sabe que Dios es nuestra gran esperanza.

La fuerza de la esperanza

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