Читать книгу Estrategias para la comprensión lectora - María Alicia Peredo Merlo - Страница 5
Capítulo 1 Entre la disciplina y la didáctica. Algunas prenociones que afectan la enseñanza de la competencia lectora El punto de partida
ОглавлениеEn este capítulo se analiza una habilidad indispensable en la escuela. Si se considera que la lectura es la base de casi todos los aprendizajes escolares, entonces se le puede dar la connotación de aprendizaje de primer orden. Debería ser transversal a la currícula, pero quizá es una de las competencias menos desarrolladas en la educación básica fundamentalmente por el desconocimiento teórico que poseen los profesores sobre esta enseñanza particular. 1
En estudios preliminares pude evaluar algunos desempeños considerados prioritarios: la localización de información puntual y anidada en textos expositivos y narrativos. Asimismo, la comparación de argumentos opuestos y la toma de posición en textos argumentativos. Estos estudios se hicieron con estudiantes de secundaria y bachillerato. Después convoqué a profesores de español en el nivel de secundaria y constaté la representación que tienen del problema del déficit lector. Algunos de los principales hallazgos en estos estudios preliminares conducen a pensar que hay una constante que prevalece tanto en estudiantes como en profesores en servicio: no hay reglas claras para ejecutar la tarea de localización de información implícita como tampoco las hay para enseñarla. Esto mismo ocurre cuando se analizan textos argumentativos.2 Se puede hipotetizar que hay una ausencia de conocimiento teórico y su trasposición didáctica para la enseñanza formal de estrategias de lectura y el desarrollo de habilidades complejas de lectura.3
Como ya se ha mencionado, localizar información para el aprendizaje escolar y extraescolar es de vital importancia, sobre todo en una sociedad que se desarrolla a partir de la comunicación escrita y que paulatinamente se ha incorporado a la sociedad del conocimiento. Ahora bien, localizar y comparar información en textos académicos no son aprendizajes espontáneos, en general pasan por un proceso de entrenamiento y es precisamente la escuela la institución encargada de ofrecerlo; sin embargo, parece que no se logra dados los resultados en pruebas nacionales, internacionales y las investigaciones propias.
En este contexto surge una pregunta interesante: ¿los estudiantes de normal poseen estas habilidades y tienen los conocimientos pedagógicos para enseñar a los alumnos de educación básica? Se está frente a un problema entre la disciplina (teoría de la lectura) y la trasposición didáctica (formar lectores competentes). En investigaciones anteriores se constató que las historias escolares relacionadas con la lectura son muy parecidas; es decir, los jóvenes han sido mal enseñados, no conocen ni aplican estrategias de lectura y por consecuencia son lectores incompetentes que quedan confundidos cuando se les solicita analizar información. ¿Por qué habría una realidad diferente en las escuelas normales? Parecería obvio encontrar los mismos resultados, sobre todo si se considera que los primeros resultados de la ocde en pisa 2000 corresponden a estudiantes de entre 15 y 16 años y que los resultados a partir de entonces, y en los años siguientes (2003, 2006, 2009, 2012), han dado muestra de un importante déficit en habilidades cognoscitivas básicas como la lectura. Generacionalmente los actuales estudiantes de las escuelas normales son parte de estos resultados, además de que provienen del mismo sistema escolar deficiente. Se trata de un doble problema: por un lado estos estudiantes ya tuvieron una enseñanza insuficiente —según historias escolares y resultados de logro educativo—, serán profesores y desconocen cómo convertirse en lectores competentes y cuál es la mejor forma de enseñar a sus futuros alumnos a serlo.
Además, una mirada elemental al currículo de formación de profesores nos permite decir que hay un discurso curricular oficial que avala la necesidad del lenguaje escrito como piedra angular del sistema escolar, pero que deja de lado la base teórica a través de la cual los futuros profesores se pueden informar sobre los avances relacionados con la formación de lectores competentes.