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Primer paso: el desorden

Ordenando tu casa, puedes cambiar tu vida.

Cuando las personas conocen el Feng Shui, se apresuran a poner en práctica la teoría y quieren colocar objetos o decorar las diferentes zonas de la casa para atraer riqueza, amor, nuevos proyectos, trabajo... pero no funciona en este orden. Este comportamiento lo único que atrae es el caos.

El desorden y los objetos colocados en las zonas donde no corresponden emiten energía Sha. Si no quitamos estos objetos y colocamos herramientas Feng Shui que emiten energía Chi y potencian la zona, lo único que conseguiremos será una «guerra» entre ambas energías, ya que ambas querrán ocupar el mismo lugar.

Para que el Feng Shui funcione al 100% y nuestra vida cambie realmente, lo primero que tenemos que hacer es conseguir que la energía de nuestro hogar sea vital. En las casas hay energías atascadas que se acumulan y que tenemos que eliminar. Estas energías pueden ser:

• Suciedad: a todos los niveles (polvo en muebles, en cortinas, baños sucios, cocinas con grasa, ventanas y cristales con mugre, etc.).

• Desorden: este crea un obstáculo para que la energía fluya por el hogar y bloquea a los ocupantes que habitan en él.

• Acumulación: de objetos que no utilizamos y bloquean el espacio.

La suciedad es fácil de eliminar, y la mayoría de las personas tiene su hogar en buenas condiciones. Sin embargo, eliminar el desorden puede resultar más difícil. Debemos tener en cuenta que realizar este paso es uno de los factores clave para que el Feng Shui funcione. Te sorprenderá comprobar cómo repercute en tu vida poner orden en tu casa.


Muchos diréis: «Yo tengo una casa ordenada»... Pero analicemos con más detalle algunas de las cosas que significan «desorden»:

• Adornos rotos de cristal, cerámica, etc. (no se pueden arreglar).

• Regalos que nos hicieron, pero que no nos gustan y que, sin embargo, conservamos.

• Tiestos vacíos de plantas que se murieron (podemos tenerlos almacenados en un armario).

• Flores secas (bolsitas con flores secas, ramos o cuadros).

• Productos de cosmética viejos y que no usamos.

• Medicamentos caducados.

• Ropa y zapatos que ya no utilizamos.

• Fotos, cartas de antiguas relaciones o personas con las que hemos roto la amistad.

• Mensajes de móvil y correos electrónicos de antiguas relaciones.

• Pequeños electrodomésticos rotos.

• Relojes sin pilas o estropeados.

• Pilas agotadas.

• Cosas heredadas de parientes que no nos han gustado nunca (atadura emocional).

• Facturas, recibos y garantías antiguas que ya no nos sirven.

• Acumulación de libros que no volveremos a leer y que no nos gustaron.

• Películas, DVD o vídeos que no volveremos a visionar.

• Grifos que gotean.

• Desagües o cañerías atascadas.

• Luces fundidas.

• Cosas que no utilizamos, pero que guardamos porque creemos que podrían ser de utilidad en algún momento.

• Recortes de periódicos, revistas y recetas que jamás volveremos a leer.

• Archivos de correos electrónicos y mensajes SMS que ya no nos son útiles, y contactos no deseados.

Cuando hay desorden en tu hogar, este te mantiene anclado al pasado y no te permite avanzar en la vida. Empieza hoy mismo a forjar tu destino. Tira todo lo que esté roto, regala o vende lo que ya no utilices y ordena tu casa. Así se ordenará tu mente y crearás el futuro que tú quieres tener.

A la hora de comenzar a ordenar, te recomiendo que te hagas estas preguntas: ¿lo necesito realmente?, ¿lo he utilizado alguna vez?, ¿es un objeto inútil?

Empecemos por cada habitación, arreglando los armarios, los cajones y las diferentes estancias de la casa.

Desatasquemos nuestras vidas y comencemos a caminar.


Ordena tu casa, cambia tu vida

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