Читать книгу Papelucho, Romelio y el castillo - Marcela Paz - Страница 6
V
Оглавление–¿Qué te parece si lo pasamos bien aunque llueva? –le pregunté.
–Claro que es buena idea –dijo con cara de funeral–. Pero ¿cómo?
Lo miré de hipo en hipo.
A veces es la gente y no la vida la que frie-ga… quiero decir que uno está decidido a fregarse y no quiere desfregarse, porque en ese momento le tinca salvaje seguirse fregando y que no tenga remedio su fregancia.
–En esta casa hace falta una Domitila –dije sobándome las tripas hambrientas.
–¿Qué es una Domitila? –preguntó –. ¿Algo como una damajuana?
–No, ganso. La Domi es esa clase de gente que adivina cuando uno tiene hambre y siempre tiene una sopaipilla guardada en el horno.
–¿Sopaipilla caliente? –los ojos del Romelio relampaguearon.
–Da igual si está fría cuando se tiene hambre –dije, pero Romelio no entendió.
–Cuando uno es solitario ni siquiera tiene hambre –alegó.
Cambié el enfoque y le pregunté:
–¿Tu papá es sicópata?
–No. Es agricultor.
–Quiero decir… –me anduve confundiendo– ¿dónde está tu familia, mamá, hermanos, etcétera?
–Ni idea –arriscó los hombros–. Un día amanecimos los dos solos y él dijo que todos se habían ido…
–Lógico, pensé, pero no lo dije. Yo también casi me fui…
Entonces me percutió en las narices un olorcito a huevos fritos que devoraba el papá del solitario.