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INTRODUCCIÓN

Por qué este libro

A lo largo de muchos años dedicados al entrenamiento de la resistencia se ha venido planteando la necesidad de especificar todo ese maremagno de datos que origina el entrenamiento, aparentemente con muy poca relación entre sí y que en conjunto resultan muy difíciles de concretar. En el entrenamiento de deportistas de resistencia entran un sinfín de variables y contenidos que se aplican mediante tareas muy distintas. Lo mismo es necesario aplicar entrenamientos en forma de circuito que trabajo de halterofilia, carrera, natación, ciclismo, juegos colectivos, etc.

Cuando termina una temporada y el entrenador se encuentra con ese diario de entrenamiento, comienza el reto de qué hacer con todos esos datos y comentarios para poderlos interpretar y proseguir con una progresión en el entrenamiento del deportista.

Si el entrenador pretende aumentar un porcentaje de trabajo para la siguiente temporada, la pregunta que surge de inmediato es algo así como: “¿el porcentaje de qué”? ¿Cómo se obtiene un porcentaje de lápices, gomas de borrar, papeles, tomates, manzanas, sillas y artículos de limpieza, por ejemplo? Es preciso reducir todo el entrenamiento a una magnitud común que permita manipular y determinar esos porcentajes.

El libro trata de acercar el entrenamiento de la resistencia a la moneda común, la energía, y a la manera de consumirla, muy rápidamente en muy poco tiempo o más lentamente, durante más tiempo.

Para entender mejor la necesidad de una moneda común que permita operar con el entrenamiento de resistencia, utilizaremos el siguiente ejemplo:

Imaginemos que un consumidor acude a un centro comercial y realiza una serie de compras: artículos de limpieza, comida, ropa, herramientas, papelería, música, electrodomésticos, etc. Si al salir del establecimiento echamos una mirada al carrito de la compra, encontramos un gran número de objetos tan dispares que, si alguien le pregunta por lo que ha comprado, o no será capaz de contestar o, en el mejor de los casos, la respuesta será algo así como: “muchas cosas”, ya que la mayoría de las adquisiciones no guardan relación entre sí.

En cambio, si al comprador se le pregunta por cuánto se ha gastado, esta cuestión más concreta sí tiene una respuesta, puesto que existe una magnitud capaz de englobar todas las compras: el dinero. Solamente tendrá que mirar la factura y leer el total. Pero no solamente podrá saber el total, sino también cuánto ha costado cada artículo y cuánto ha gastado en grupos de artículos, por ejemplo en alimentación, en limpieza o en electrodomésticos. Así pues, la moneda resulta ese factor que permite cuantificar la compra.

Si a partir de este momento se plantea modificar las compras para la siguiente vez, estará en condiciones de decidir gastarse un 10% menos en artículos de papelería o un 5% más en alimentación.

Por otra parte, el comprador, una vez que se ha gastado el dinero que llevaba en la cartera, si necesita seguir realizando compras tendrá que ir al banco para reponer su monedero; si no vuelve a rellenarlo, no podrá seguir adquiriendo artículos.

Con el entrenamiento sucede algo similar: un deportista corre, salta, lanza y realiza diferentes gestos, pero a primera vista todos los ejercicios tienen poco que ver entre sí.

Si el entrenador se cuestiona al cabo de un mes sobre qué entrenamiento ha realizado su entrenando, se puede encontrar con una respuesta tan ambigua como la que daría el comprador; algo así como: “muchos ejercicios”. No obstante, existe un factor común capaz de homogeneizar este caos: cada ejercicio consume (cuesta) una cantidad de energía, de forma que el entrenamiento también tiene una “moneda” que puede servir de orientación para manipularla y trabajar con ella. Así, al cabo del mes se podrá cuantificar y decidir la forma de progresión para períodos siguientes.

La moneda, en este caso la energía consumida, es el ATP, y de la misma manera que hay artículos mucho más caros que otros, también existen ejercicios que demandan más energía que otros; por ejemplo, las carreras de velocidad consumen mucho más ATP en el mismo tiempo que un ejercicio suave a base de trote.

Sea como sea la “moneda” del ejercicio, el mencionado ATP, se gasta igual que se gasta el dinero del monedero, de modo que si se pretende seguir ejercitándose, debe ser repuesto. La siguiente pregunta que se plantea es: ¿cuál es el banco de donde sacar ese ATP? La respuesta está en los sustratos energéticos, provenientes de la transformación de los alimentos.

Imaginemos que el comprador guarda su dinero en un mueble con ca-jones (figura I.1) en los que se encuentran los billetes que tiene ordenados por cantidades, de modo que en el de arriba están los de 500 F y así en cuantía decreciente va colocando los billetes en los cajones sucesivos hasta llegar al más bajo, en el que están los de 5 F. Imaginemos ahora que nuestro comprador desea adquirir un televisor. Seguramente para pagarlo utilizará los billetes grandes (cajón superior) y no se le ocurrirá pagarlo con los billetes de 5 F. En cambio, si tiene que comprar el periódico todos los días no acudirá al cajón superior para pagar a diario con un billete de 500 F sino que lo hará con billetes de 5 F, o con monedas fraccionarias. ¿Quiere decir esto que el televisor cuesta más caro? Ni mucho menos; es posible que al cabo del año se haya gastado más dinero comprando el periódico todos los días que adquiriendo el televisor. La única diferencia es que en el primer caso se habrá visto obligado a gastar mucho dinero en poco tiempo y en el segundo poco en poco tiempo, pero a la larga habrá gastado posiblemente más.


Figura I.1. Similitud entre el almacén de dinero de un comprador y el almacén de energía del deportista. El comprador saca el dinero del banco, mientras que el deportista obtiene su “moneda” de los sustratos energéticos.

El deportista dispone de un “mueble con cajones” en el que almacena sus reservas de energía (figura I.1). Así, cuando tiene que realizar ejercicios muy intensos que consumen mucha energía en poco tiempo, necesita “billetes más grandes” de ATP, mientras que si efectúa ejercicios poco intensos (más baratos) puede acudir a los cajones inferiores, donde tiene los “billetes más pequeños”. Si por ejemplo un deportista tiene que realizar un esprín de 100 m, acudirá al “cajón de arriba”, mientras que si debe correr un maratón recurrirá al “cajón de abajo”.

Aprovechando el ejemplo se puede justificar el porqué de este libro: se ha escrito con la idea de simplificar el entrenamiento de la resistencia gracias a la filosofía expuesta, es decir: que a través de esa moneda única que se consume en diferentes cantidades en unidad de tiempo, se pueda estructurar el trabajo por “cajones” para poder no sólo cuantificarlo, sino concretarlo y así programar, diseñar cargas y, en general, trabajar con él.

A quién va dirigido

El libro va dirigido a entrenadores, técnicos deportivos y estudiosos del entrenamiento de la resistencia que necesiten nuevas aportaciones prácticas que contribuyan a mejorar sus conocimientos, sobre todo prácticos, para ayudar a los deportistas y favorecer su progresión hasta conducirles al más alto rendimiento deportivo. También se dirige, en general, a todos aquellos interesados en conocer algo más sobre el entrenamiento de esta capacidad.

Qué se pretende

Uno de los procesos que hace avanzar el entrenamiento es el de la experimentación. El entrenador experimenta y aplica; el deportista ejecuta y obtiene resultados; posteriormente el científico estudia y justifica para desarrollar nuevas teorías, que se consolidan y que vuelven a ser introducidas por el entrenador en el entrenamiento.

Otro de los procesos que hacen avanzar el entrenamiento proviene de la ciencia de forma estricta. Los científicos investigan y llegan a conclusiones que muchas veces son utilizables, pero en otras resultan imposibles de aplicar por parte del entrenador de campo.

Por otro lado existen entrenadores de “a pie” que en el día a día, mediante la observación, la intuición y la experiencia, van consiguiendo éxitos importantes solamente a través del proceso de ensayo-error.

Esta obra pretende ocupar ese hueco existente entre la práctica asociada a la experiencia y la creatividad de los entrenadores expertos y la ciencia. Entendemos que debería ser en este espacio en el que se encuentre la verdadera realidad actual del entrenamiento deportivo y hacia dónde se debe tender. En otras palabras, se intenta una aproximación a la posibilidad de utilización de la parte teórica y científica de una manera simplificada para que pueda ser asequible y llevada a la práctica, de modo que pueda resultarle lo más útil posible al entrenador.

Por lo tanto se intenta de forma prioritaria ayudar a comprender el entrenamiento de resistencia apoyándose en estudios y publicaciones que aparecen en la bibliografía, pero de una forma simplificada que permita mayor operatividad en el trabajo.

Qué trata

Si se establece un esquema con zonas relacionadas con la cantidad de energía necesaria de los ejercicios en un tiempo determinado, éstos podrán “colocarse” en las diferentes zonas. Por ello, una vez establecido este esquema mediante un teórico plano, “plano bioenergético”, cualquier ejercicio puede ubicarse en él.

El plano bioenergético tiene una similitud con ese mueble donde el deportista guarda sus “billetes de ATP”; se trata de una especie de mueble en el que en el cajón de arriba se guardan los “billetes de más energía”, para ir descendiendo hasta los más bajos, en los que están los “billetes de menos energía”.

En el plano bioenergético, por consiguiente, caben todos los ejercicios; por eso si está bien determinado, el entrenador se encontrará en condiciones ventajosas para poder interpretar, evaluar y programar el entrenamiento.

El libro consta de ocho capítulos, de los que se expone lo tratado de una forma muy resumida:

El capítulo 1 versa sobre las generalidades del entrenamiento y la adaptación que se consideran necesarios para comprender e interpretar la parte principal.

El capítulo 2 trata de la resistencia como capacidad. Se establecen las bases que necesita el entrenador sobre esta capacidad para poder dominar el entrenamiento.

El capítulo 3 versa sobre los conceptos fundamentales que determinan la resistencia y que serán referencia constante de la parte principal y sobre los que se basa el modelo que se trata.

El capítulo 4 se utiliza para describir lo que se entiende como el “corazón” de esta obra, es decir, la configuración del plano bioenergético, sus límites y las zonas y los niveles que lo dividen, así como los fundamentos para determinarlos.

El capítulo 5 trata de la metodología que hay que aplicar para el desarrollo del entrenamiento de la resistencia, desde el punto de vista del modelo del plano bioenergético, los estadios de desarrollo, la configuración de las diferentes modalidades de resistencia en relación con su ubicación en este plano, así como la manera de incidir en él y las posibles combinaciones.

El capítulo 6 desarrolla el entrenamiento de las otras capacidades (fuerza, velocidad y técnica) que inciden en el rendimiento de los deportes de resistencia, por lo que deben entrenarse de una forma determinada para que realmente contribuyan al aumento de dicho rendimiento. Para ello se constituye igualmente una metodología desde el punto de vista de este modelo.

En el capítulo 7 se tratan las bases de la programación del entrenamiento de la resistencia y la aplicación de todo lo tratado en los capítulos anteriores desde la perspectiva del modelo.

Para finalizar, en el capítulo 8 se realizan unas reflexiones globales que pueden resultar útiles para comenzar a entrenar a un deportista de una manera más simple y con menor gasto de tiempo, energías e información.

En la parte final del libro se facilita una hoja desplegable en la que se expone el plano bioenergético con la recomendación de que el lector, al menos a partir del cuarto capítulo, lo tenga siempre desplegado mientras lee el libro, ya que todo lo que aquí se escribe hace constantes referencias a dicho plano.

Objetivos

Aunque ya se han ido apuntando a lo largo de esta introducción, el libro se escribe con la intención de cumplir los siguientes objetivos:

Simplificar la concepción del entrenamiento de resistencia para facilitar su entrenamiento.

Facilitar una herramienta al técnico deportivo que permita concretar más y mejor el entrenamiento de resistencia y desperdiciar menos cantidad de energía.

Establecer un modelo práctico de conexión entre la ciencia y la investigación con la práctica y el “día a día” del entrenador de especialidades de resistencia.

Facilitar un criterio común de programación del entrenamiento de resistencia estableciendo unas directrices aplicables sea cual sea el modelo de programación elegido.

Metodología seguida

El libro pretende transmitir una metodología y una forma concreta de comprender el entrenamiento de la resistencia huyendo de los ejercicios y las soluciones.

La metodología seguida pasa por varias fases mediante las que se pretende alcanzar los objetivos y que se exponen de forma resumida en la estructura conceptual correspondiente a la figura I.2.

En primer lugar se tratan los conocimientos referentes al entrenamiento y a la resistencia y los necesarios para comprender y establecer el núcleo del libro.

Seguidamente se expone el modelo del plano bioenergético sobre el que se debe construir todo el entrenamiento de resistencia.

A continuación se entra de lleno en la metodología del entrenamiento y se estudian las posibilidades de incidir en el plano para mejorar la resistencia de todas las modalidades existentes, que previamente han sido clasificadas en función de la duración y el coste energético.


Figura I.2. Estructura conceptual del libro.

Desde la perspectiva de este plano bioenergético se establecen las directrices para entrenar en resistencia el resto de capacidades, ya que todas son susceptibles de introducirse en el plano.

Para terminar, se establecen las directrices de programación desde la perspectiva de este modelo, que pueden ser aplicadas sea cual sea el tipo de programación elegida.

Figuras, tablas e ilustraciones

La esquematización y representación gráfica son esenciales para comprender los conceptos, por lo que se ha estimado oportuno reforzar la mayoría de los conceptos mediante ilustraciones, hasta el punto de que una parte importante de la metodología que se ha seguido para la confección de la obra ha sido establecida por este orden:

1. Plantear un concepto basado en la lógica y el sentido común.

2. Representarlo gráficamente.

3. Explicarlo a partir de la representación gráfica.

4. Buscar apoyos en la bibliografía que respalden o justifiquen este concepto.

5. Escribirlo definitivamente.

Para terminar

Antes de comenzar la lectura es preciso puntualizar que esta obra no se trata de un libro científico; se escribe desde el punto de vista de un entrenador con muchos años de experiencia y desde la perspectiva de las dificultades con las que se encuentra para poder utilizar parte de la información proveniente de la ciencia y de la investigación y que trata de ayudar a llevar a la práctica.

Estimado lector: como autor espero y deseo que al terminar esta lectura esta obra le haya servido de ayuda para clarificar algo más la idea del entrenamiento de resistencia y le permita dar un paso más en la estructuración de su propia metodología.

Resistencia y entrenamiento

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