Читать книгу ¿Hay que coger al bebé en brazos cuando llora? Proporcionarle tranquilidad y confianza de 0 a 2 años - Marie Auffret-Pericone - Страница 3

Capítulo 1
¿Por qué es tan importante dar seguridad al bebé?

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«Quiere estar todo el tiempo en mis brazos», «Tiene miedo de los otros niños», «Por la noche, no hay quien lo consuele»… El bebé tiene estas y otras muchas formas de comunicar que necesita ser tranquilizado.

Desde sus primeros instantes en el mundo, y luego durante sus primeros meses, el bebé manifiesta su necesidad de ser consolado, calmado, reforzado… En una palabra: tranquilizado. Ciertamente, para expresarse, apenas tiene elección. Por tanto, va a traducir sus exigencias en llantos, a menudo desconcertantes: ha tomado su biberón, ha expulsado el aire, está limpio, no tiene fiebre… Sin embargo, grita, se agita… En resumen, «tiene una crisis». ¿Qué pasa?

Leve marcha atrás

Durante sus últimas semanas en el vientre materno, todos los sentidos del bebé ya funcionan, algunos desde hace varios meses. Su universo sonoro, compuesto por vibraciones y sonidos aterciopelados, gira en torno al ritmo del corazón de su madre. Ya entrevé, en una semipenumbra, sus propios miembros y su cordón umbilical. Se baña, tranquilamente, en el dulce y cálido líquido amniótico. ¿Qué puede sentir este bebé, fríamente sacado del más delicado de los universos protectores y enfrentado a un nuevo tipo de respiración, en un mundo de ruidos y luces? Seguramente tomamos con él infinitas precauciones, y le prodigamos todo nuestro amor, pero descubrir un mar de nuevas sensaciones, experimentar y tomar conciencia de su propio cuerpo separado del de su madre son etapas que todo bebé ha de afrontar. ¿De dónde va a sacar fuerzas? ¡De nosotros! En efecto, es nuestra presencia atenta, nuestro olor, nuestro calor, nuestra voz y nuestros gestos tiernos y estimulantes lo que le ayudará a superar estos primeros meses. ¡Y a hacerlo sintiéndose seguro!

Un bebé seguro es un bebé tranquilo

¿Por qué es tan importante proporcionar seguridad al bebé? En primer lugar, no tengamos miedo a las evidencias: un bebé que se siente seguro es un bebé calmado, tranquilo, sonriente y que duerme bien (aunque no todas las pesadillas son causadas por la angustia). Este ambiente sereno resulta muy agradable durante estos primeros meses, los cuales, a pesar de todo, nunca son de total reposo. Sin embargo, tranquilizando a nuestro bebé no garantizamos sólo noches apacibles para toda la familia. En efecto, la forma en la que nosotros le proporcionamos seguridad hoy condicionará su desarrollo futuro y la manera en que, más tarde, se enfrentará al mundo.

Una vacuna contra las angustias

Tomemos como ejemplo el caso de Julio, de cinco meses, y de su madre, que consulta a la psicóloga de la guardería. «Siempre tiene hambre», confiesa la madre, que se preocupa, al igual que el pediatra, al ver que la curva de peso de su hijo está bastante por encima de la máxima. ¿Julio llora? Rápidamente acude su madre, biberón en ristre, y Julio lo acepta con placer. ¿Por qué? Porque, a su edad, la succión lo reconforta y lo calma. Julio parece, por tanto, dar la razón a su madre, quien, con buenas intenciones, continúa con esta «alimentación» incesante. El único remedio que conoce Julio para sus angustias durante sus primeros meses de vida pasa, por tanto, por la alimentación. Sin embargo, ¡el cariño también alimenta! Cogido en brazos y acunado dulcemente, Julio sería sin duda calmado de la misma manera. Este malentendido, si se hubiera mantenido durante mucho tiempo, habría podido tener consecuencias en su desarrollo físico, y abrir camino a trastornos de tipo alimentario. La mamá de Julio, muy atenta, ha dado un giro al timón y Julio es hoy en día un niño lleno de vida, ¡y todo músculo!

Es, por tanto, en estos momentos críticos, en los primeros meses, cuando se forma la cohesión interna de la personalidad. Las investigaciones llevadas a cabo en este campo demuestran que un bebé al que se proporciona cariño y seguridad tiene bastantes probabilidades de convertirse en un niño, y luego en un adulto, con menos probabilidades de sufrir angustia. ¡Puede estar completamente seguro de que tranquilizando a un bebé inquieto no lo hará débil!

Proporcionarle referencias

En los años treinta del siglo pasado, la psicoanalista austriaca Mélanie Klein fue la primera en valorar la organización psíquica del recién nacido mediante la descripción de su vida interior y de sus fantasmas. Según ella, el niño, desde sus primeros meses, está inmerso en una serie de angustias que conllevan un sentimiento de persecución o de depresión. Esta teoría ha sido retomada hoy en día por numerosos especialistas del desarrollo infantil, para los que no tener en cuenta la angustia del bebé podría llevarlo a desarrollar, en la edad adulta, graves neurosis. ¿Visión dramática, simplista o reductora? No está tan claro, pues los trabajos llevados a cabo por la doctora Emmi Pickler en los años cincuenta, en la sala de maternidad del orfanato de Lóczy, en Budapest, han subrayado la importancia de la adquisición de este sentimiento de seguridad interior en los más pequeños.

Antes, en estas instituciones tan rígidas, los equipos responsables de los niños trabajaban por turnos. Los bebés nunca eran lavados, alimentados, acostados o levantados por la misma persona, que habría podido desarrollar un papel más «maternal». Emmi Pickler puso en evidencia que este ambiente de gran inestabilidad acentuaba la angustia de estos pequeños, ya de por sí con mucho sufrimiento. Entre los principios que han dirigido su investigación, ha demostrado lo fundamental que era, para el equilibrio del niño, que se estableciera una relación regular y privilegiada con un adulto de referencia. También en Lóczy se destacó la importancia de estimular la actividad autónoma de todo pequeño, para ayudarle a tomar conciencia de sí mismo y de su entorno… Todo ello sin olvidar su buen estado de salud física, lo que allí estaba lejos de ser una evidencia.

Gracias a una nueva organización, precisa y adecuada para los más pequeños, así como a los cuidados de calidad donde el bebé es realmente considerado como una persona, los niños criados en estas condiciones pueden desarrollarse en armonía en una situación considerada «de riesgo»: la de un bebé criado exclusivamente en una colectividad. A este respecto, no sorprende que el «estudio Lóczy», realizado hace más de cincuenta años, haya llevado sus frutos más allá de la frontera húngara y a situaciones menos extremas.

La experiencia de las guarderías

Hoy en día, los responsables de las guarderías generalmente tienen establecido un sistema de referentes. Cada bebé suele ser confiado a una persona bien identificada, que tiene a su cargo a un número limitado de niños y que es presentada al niño en el momento en que toma contacto con la guardería por primera vez. Día tras día, y semana tras semana, este adulto de referencia, educador o auxiliar de puericultura, le va a garantizar los cuidados básicos y va a animar al bebé en sus progresos. Esta persona también es interlocutor privilegiado de los padres, a los que contará los pequeños y grandes acontecimientos de la jornada vividos por el niño.

Ciertamente, la cuestión de las referencias se presenta de una forma menos aguda si el pequeño es cuidado en casa, pero en cualquier caso, a través de los pequeños rituales cotidianos de la guardería o de la casa (cambios de pañal, comida, siesta…), va a comprender de la misma manera que esos acontecimientos de su día a día se encadenan de forma regular. Al cabo del tiempo, estas señales lo tranquilizarán y le permitirán establecer su seguridad interior. Proporcionándole estas referencias, usted ayuda a que su bebé avance y progrese en la vida.

Una llave hacia los aprendizajes básicos

Andar, hablar, reflexionar… ¡Pronto su bebé sabrá hacer todo esto! Ahora bien, según la opinión de los especialistas en desarrollo infantil, la seguridad interior es fundamental para estos aprendizajes básicos. El ejemplo del caminar es muy sorprendente en los bebés de origen africano. Estos niños, acostumbrados a ir pegados al cuerpo de la madre, se comportan desde muy pronto como pequeños acróbatas. Andan, escalan y tienen una seguridad corporal mucho mayor que la de sus compañeros europeos. ¿Por qué? Sin duda porque estos bebés, acurrucados contra su madre, han descubierto el mundo desde el puesto de observación más tranquilizador. Confiados en su capacidad de explorar, estos pequeños no dudan, ya que se sienten capaces a la hora de lanzarse a caminar.

Ciertamente, hay muchos elementos que se inscriben en los genes, pero ¿cómo podría un niño tener ganas de lanzarse a descubrir su universo con serenidad si siente que aquellos a los que más quiere no creen en él? Sin duda, sus tentativas estarán llenas de fracasos. Pero cuando un bebé sabe que están preparados para sujetarlo cuando fracasa, para permitirle empezar de nuevo, acaba por conseguir su objetivo de una forma natural, con una sonrisa de oreja a oreja.

Un buen «capital salud»

El encadenamiento de etapas es idéntico para la adquisición del lenguaje. Si, desde los primeros balbuceos, reafirmamos a nuestro bebé en su capacidad para hacerse comprender y para comunicar, tendrá ganas de experimentar las múltiples combinaciones de palabras sin temor y con satisfacción.

Creer en sus posibilidades, animarlo cuando esboza la intención de llevar a cabo una acción, siempre que no conlleve ningún peligro, contribuirá a que el bebé progrese y se abra poco a poco ante el mundo.

Sin esta sensación de seguridad interior, el niño puede tener dificultades o sufrir un retraso en sus primeros aprendizajes. Por el contrario, un bebé reafirmado en sus capacidades para superar, una a una, las etapas de la vida tiene todo a su favor para convertirse en un niño, y después en un adulto, dotado de un «capital salud» muy satisfactorio, tanto en el plano físico como psicológico. ¡De ahí la importancia de apostar por esto!

Lo esencial

• Reafirmando a su bebé y aportándole referencias lo motivará para progresar, avanzar en la vida y descubrir el mundo.

• Confiado en su capacidad para superar, una a una, las etapas de la vida, tiene todo a su favor para convertirse en un niño, y después en un adulto, con menos probabilidades de sufrir angustia.

• Un bebé que se siente seguro se muestra tranquilo, sonriente…, ¡lo que cualquier padre soñaría para su hijo!

¿Hay que coger al bebé en brazos cuando llora? Proporcionarle tranquilidad y confianza de 0 a 2 años

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