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CAPÍTULO III

¿Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizada (T.A.G.)?

Descripción Clínica

Este trastorno se caracteriza por ansiedad y preocupación desreguladas o desmedidas en cuanto a una multiplicidad de temas y acontecimientos de la vida cotidiana.

Como comentamos anteriormente, la preocupación es un mecanismo sano, que nos ayuda por ejemplo, a resolver situaciones, idear alternativas e identificar posibles problemas. Sin embargo, cuando este mecanismo se encuentra desregulado, es decir, no orientado a una meta y donde no hay cascada natural entre la identificación de un problema y la resolución o abandono natural del mismo, las cosas pueden complicarse.

La persona puede sentirse abrumada, visitada permanentemente por pensamientos generadores de ansiedad, miedo, duda y tensión.

A su vez, le costará mucho poder categorizar o clasificar estas ideas o “producciones de la mente”. Muchas de ellas seguramente podrían ser lo que llamamos “problemas existenciales”, cuestiones vinculadas a la finitud de la vida, la misión de cada uno en ella, el sentido de las cosas…

Otros podrían tratarse de cuestiones concretas a resolver, por ejemplo, situaciones de pareja, laborales, familiares, proyectos personales… es decir, que tras la identificación de una brecha entre una situación existente y una deseada, podemos planificar una serie de alternativas o secuencias de pasos que podrían permitirnos resolver ciertas situaciones en la medida de nuestra capacidad de control directo o indirecto sobre las mismas.

Otras veces, las preocupaciones tendrán un tinte irracional, es decir como algo con muy pocas chances de suceder.

O bien serán excesivas, es decir que quizás, en su inicio podrían describir una situación problemática real, pero la insistencia e intensidad con la que éstas se presentan en nuestra mente, producirá como efecto más angustia y confusión, alejándonos de la resolución de las mismas. Cuando esto sucede, es normal que el proceso se acompañe de una serie de señales físicas, que por su cronicidad y mantenimiento del estado de alerta, derivan en:

 Contracturas

 Nerviosismo

 Migrañas

 Dolores musculares

 Angustia

 Problemas para dormir

 Cansancio

 Problemas gastrointestinales

 Y otras problemáticas vinculadas al estrés.

Otras características asociadas al T.A.G. son:

 Dificultades para concentrarse

 Problemas en la memoria de corto plazo

 Necesidad de Comportamientos de seguridad (Reaseguros)

 Tensión

 Hipervigilancia

 Dificultad en la gestión de la preocupación

Otro dato de interés, es que la persona que padece de este cuadro muchas veces carece de registro de sus dificultades (Egosintonía del síntoma). Lo considera una “manera de ser”, muy difícil de modificar. Es un verdadero desafío para la clínica lograr el insight en este tipo de pacientes. Consideramos que a mayor Egodistonía (distancia entre el yo y el síntoma) mejor será el pronóstico.

En ocasiones consultan por cuadros comórbidos, como ataques de pánico, y no por la patología de base, que en cierta forma, colabora para padecerlos.

Diagnóstico diferencial

A lo largo de los distintos Trastornos de Ansiedad definidos por el manual DSM 5, podemos encontrar similitudes en cuanto a la experiencia de la ansiedad en sí misma. Sin embargo, existen diferencias a la hora de clasificar las cogniciones que la acompañan.

Por ejemplo, en el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), la ansiedad se vincula con la aparición de pensamientos intrusivos e indeseados, o bien impulsos que el sujeto considera inadecuados o reprobables.

En la Ansiedad Social, la preocupación principal, tiene que ver con la mirada del otro, su evaluación, o bien el desempeño en una determinada situación o serie de ellas.

Es decir, que la ansiedad aparece vinculada a la preocupación acerca de lo que otros pueden pensar de la persona, si lo consideran de manera desfavorable, o si pueden ser capaces de notar su ansiedad o su sintomatología.

En el Trastorno de Pánico, la preocupación se asocia a la anticipación o detección de señales de ansiedad y a pensamientos fatalistas sobre las causas de los mismos. Por ejemplo, sufrir un ataque cardíaco o desmayarse, descomponerse y no disponer de ayuda, o estar lejos de sus lugares de seguridad.

Como podemos ver, en los diversos trastornos de ansiedad, la preocupación se manifiesta mayormente centrada en una temática en particular. En el Trastorno de Ansiedad Generalizada, en cambio, puede llegar a ser bastante variable en cuanto al tema o contenido de la preocupación.

Éstos pueden tener que ver con diferentes áreas y superponerse unas con otras. Sin embargo, el factor común, es la pobre organización o jerarquización y una escasa capacidad para dar respuesta efectiva a dichas problemáticas.

Por eso, es que muchas veces los problemas se acumulan, se postergan, se incrementan y la persona puede llegar a deprimirse y funcionar “en baja”. El Trastono Depresivo Mayor, por ejemplo, es altamente comórbido con este cuadro.

De hecho, en muchas ocasiones, necesitaremos trabajar con protocolos de Activación Conductual, previo al abordaje de la Ansiedad Generalizada. o al menos, conjuntamente.

Desde las perspectivas más contextualistas, se entiende al mecanismo de la ansiedad como un proceso central que atraviesa todas las frecuentes comorbilidades. No olvidemos que este cuadro se presenta con frecuencia asociado a uno o más Trastornos de Ansiedad. Esta mirada, permite la realización de intervenciones transdiagnósticas que ponen el foco en los procesos nucleares más que en la categorización de la sintomatología.

En resumen, ambas miradas, realizan valiosos aportes al tratamiento del Trastorno de Ansiedad Generalizada. En los próximos capítulos nos sumergiremos en ello.

Preocupación desregulada. ¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?

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