Читать книгу Saltar al buen vivir - Mario Massaccesi - Страница 11
¿QUIÉN SALTA?
ОглавлениеAunque ya te dijimos que este es un libro de acción, tan importante como accionar es revisar nuestro ser. ¿Quién estás siendo hoy? Partimos de la premisa de que no somos de determinada manera, sino que tenemos el poder de ir transformándonos.
No accionamos de la misma forma si tenemos miedo o si lo hacemos desde la confianza. No saltamos igual cuando lo hacemos desde la exigencia que al realizarlo desde el pleno disfrute. ¿Te has preguntado cuál sería la diferencia entre saltar con el peso de la culpa o sin ella? Qué distinto es un salto desde la vergüenza que hacerlo como si nadie te estuviera mirando. Saltar con resentimiento no tiene el mismo efecto ni la misma liviandad que si lo haces desde la paz.
Soltar es un entrenamiento que no nos enseñaron y por eso estamos muy agradecidos de que nuestro libro anterior haya llegado a miles de personas que encontraron una propuesta para poder hacerlo.
Saltar es una acción que alguna vez hemos experimentado físicamente en nuestras vidas: saltamos la soga, saltamos de un árbol, saltamos un charco, saltamos desde un escenario o desde una escalera, y hasta lo hemos hecho desde las alturas de un trampolín y ¡pum! a la piscina.
Pero aquí hablamos de otro salto, que sabemos que es posible, pero no siempre nos animamos a dar: el salto interior. Y no se trata de un salto al vacío –sin red– para hacernos pelota. Muy lejos de eso. No tendría sentido hacerlo si además nos hacemos daño. La idea es saltar para vivir y dejar vivir a los demás. ¿Les suena?
Lamentablemente, tampoco nos enseñaron a saltar. Venimos de una cultura en la que nos inculcaron que “más vale malo conocido que bueno por conocer” y que nos ha creado un apego tóxico a lo que hay, sin permitirnos asomarnos al mundo de posibilidades que se abre alrededor nuestro.
Un atleta necesita entrenar todos los días para poder saltar mejor y lo hace con distintas variables: salto de altura, salto de longitud, salto con pértiga, salto con obstáculos, triple salto… en cada uno de ellos desarrolla una técnica que va puliendo a medida que lo hace. Necesita un peso ideal y practicar todas sus fases: la carrera de aproximación, el despegue, el vuelo y la caída. Siempre es un espectáculo admirable para apreciar en los Juegos Olímpicos la impecabilidad de la técnica y, a la vez, la pirueta armoniosa que nos deja con la boca abierta.
En el salto de la vida no necesitamos ser tan impecables, pero sí tenemos mucho que aprender de los atletas. El salto a la vida también es un entrenamiento y, en este libro, lo descubriremos juntos. Todos podemos hacerlo y solo necesitamos ponerle foco y dedicación. Vamos a practicar dos tipos de salto:
—El que hacemos cuando sabemos dónde queremos caer y, por lo tanto, nos dirigimos hacia esa meta.
—Y el otro, que nos permite salir del lugar en el que estamos, sin importar mucho dónde aterricemos.
Ambos son válidos y dependen del interés del saltarín. El primero es el salto enfocado, concreto, específico. El segundo es el salto del desapego. Lo importante es saltar, movernos, para corrernos del lugar donde ya no queremos ni necesitamos estar y, en el mientras tanto, valorar otras posibilidades.