Читать книгу Saltar al buen vivir - Mario Massaccesi - Страница 13

LIBERTAD Y CORAJE

Оглавление

Saltar habla del elogio a dos palabras: libertad y coraje.

Somos la única especie atravesada por el lenguaje, que nos brinda la maravillosa capacidad para reflexionar y de darnos cuenta de nuestro vivir. Reflexionar nos da la posibilidad de elegir. Elegimos a cada momento, aun cuando creemos que no estamos eligiendo, estamos eligiendo no elegir. Elegir nos da la posibilidad de ser libres.

—¿Qué estás viendo hoy en tu reflexión?

—¿Estás viviendo la vida que quieres?

—¿Qué te impide usar tu libertad de elegir?

—Si no saltas hoy a la vida que quieres, ¿cuándo será el momento?

—¿De qué te estás perdiendo?

El coraje surge desde el presentimiento de algo mejor. El coraje acompaña el ejercicio impostergable de la libertad que nos fue entregada con la vida. El coraje no sabe de garantías, sabe del valor de cada segundo, sabe de fuego, sabe de pasión, de vida.

Es curioso que al final de la vida las personas se lamenten más por lo que no hicieron que por reconocer lo que sí hicieron. ¿Es necesario llegar al final de nuestros días lamentándonos por la falta de coraje?

Saltar implica asumir el riesgo de estar por algunos segundos en el aire. ¡Cuidado! Nos acostumbramos a asociar el riesgo con el peligro y la amenaza. Pero el riesgo solo implica salir de lo conocido y saltar hacia la incertidumbre. El riesgo también puede ser positivo.

—¿Estás dispuesto/a a saltar al “no sé”?

—¿Estás preparado/a para, por fin, asumir esta aventura?

—¿Estás preparado/a para vivir sin garantías?

Estamos felices de acompañarlos/as otra vez con un libro en el que encontrarán un recorrido por distintos saltos, pero, al mismo tiempo, pueden armar su propia hoja de ruta. Antes tuvimos que hacerlo nosotros y lo hicimos de manera literal.

Nos encanta trabajar juntos. Nos vemos como un puente hacia los demás. No siempre estamos de acuerdo en todo y eso pone a prueba nuestra flexibilidad. Disfrutamos. Nos divertimos. Un domingo de enero, por la mañana, nos fuimos juntos a un pelotero repleto de camas elásticas donde el ¿único? entretenimiento era saltar. Nos alivió leer en el folleto que estaba abierto para personas desde 7 años y sin tope de edad. Allá fuimos e hicimos físico lo que ya se había gestado en nuestras ideas y en la emoción estruendosa de escribir este libro. Empezamos a saltar despacito y, sin darnos cuenta y enseguida, pasamos a otros saltos más complejos. Aparecieron el miedo, la vergüenza y varios pensamientos como el “no puedo” o “ya estamos grandes para eso”. Lo concreto es que nuestras ganas fueron más fuertes que estos pensamientos y al cabo de un rato nomás ya estábamos en plena liviandad y alegría, ¡disfrutando enormemente! Ya éramos otros distintos a los que habían llegado.

— PATRICIA

Saltar al buen vivir

Подняться наверх