Читать книгу De caperucita a loba en solo seis tíos - Marta González De Vega - Страница 10

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El proceso

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¿QUÉ ES UNA LOBA?

Empezaré por decirte lo que no es. Como ya habrás imaginado, y siento decepcionarte, una loba no es una devorahombres. Si esto es lo que esperabas al adquirir este libro, ¡los cojones 33! Que bonita expresión, ¿verdad? Los cojones 33. Es como una dirección… Es como mandarte a la mierda, pero concretando. Para que no te pierdas… Bueno, que me pierdo yo. A lo que íbamos.

Una loba es una mujer de la que nadie se puede reír más fuerte que ella misma. Y dirás: ¿Ya está? Sí, ya está. Pero es que si te paras a analizarlo un instante te darás cuenta de que este es el mayor superpoder que existe. Piénsalo. Si nadie se puede reír de ti más fuerte que tú, nadie te podrá hacer daño ¡con nada!

El hecho de que te rías de ti misma más fuerte que nadie anula cualquier posibilidad de que te sientas ridícula y por lo tanto tendrás la libertad de actuar como te dé la gana. Cuando estás preparada para reírte de cualquier cosa que te ocurra, no le tienes miedo a nada, y por eso puedes tomar las riendas de tu vida. Una loba puede irse tranquilamente al primer tío que le guste y decirle:

—Oye, tú me gustas. ¿Yo te gusto a ti?

Y si él le dice:

—No.

Le contesta:

—No pasa nada. No voy a juzgarte por no tener gusto cuando es evidente que yo tampoco lo tengo.

Una loba sabe lo que quiere, y puede exigirlo porque sabe lo que vale.

Yo, desde que me convertí en loba, no paso una. No hace mucho conocí a un tío maravilloso, guapo, alto, simpático, pero que tenía un pequeño defecto, y llámame tiquismiquis, pero solo por eso… ains, ya no podía estar con él. ¿Cuál? Que pasaba de mí.

¿Te ríes? Pues cuando somos caperucitas ese defecto no nos supone ningún impedimento. Si tú te empeñas en casarte con él, te da igual lo que te cuente:

—Verás, es que soy gay.

—¿Y qué problema hay? Los gays se pueden casar.

Una loba no teme mirar de frente la realidad porque nada de lo que hay en ella puede hacerle daño.

¿CÓMO SE CONSIGUE PASAR DE CAPERUCITA A LOBA?

El truco para convertirte en loba es… ¡que ya lo eres! Una loba no es más que una caperucita que ha aprendido a reírse de sí misma. Lo que pasa es que cuando te enamoras te pierdes en el bosque del drama y se te olvida quién eres. El proceso de pasar de caperucita a loba consiste en aprender a manejar nuestras emociones a nuestro favor aun cuando estemos bajo los influjos del amor.

¿Que si es posible en solo seis tíos? ¡Sí! Porque he calculado que en los seis tíos que vamos a analizar están reflejadas toda la gama de situaciones y actitudes a las que te vas a ver enfrentada en el amor.

Pero, ojo, que te puedes encontrar todas esas actitudes en el mismo tío. ¡Tiempo que te ahorras! Si llega uno tan chungo que te las hace todas juntas, ¡te haces el proceso en uno! Aunque no creo que tengas tanta suerte…

¡¿Te das cuenta de lo que acaba de pasar?! ¡De pronto que te venga uno chungo se ha convertido en un motivo de alegría! Porque será tu vehículo para convertirte en loba, que es tu nuevo y único objetivo. Fíjate, acabamos de empezar y ya te está cambiando el chip. Ya estás pensando, ¡que me venga lo más chungo posible, que me ahorra tiempo!

¿CUÁNTO DURA EL PROCESO EN TIEMPO REAL?

Pues no te lo puedo decir porque el «tío» no es una unidad de medida temporal demasiado exacta. De hecho, no es una unidad de medida temporal en absoluto, aunque nosotras llevemos toda la vida usándolo como tal. Sí, sí. Da vergüencita reconocerlo, pero es así. Muchas veces no contamos la vida en años, sino en tíos. Por ejemplo, el 2003 es «cuando Pepe». La conversación con tu amiga puede ser más o menos así:

—¿Que en qué año presenté la tesis doctoral? Espera que recuerde exactamente… Sí, eso fue cuando Arturo.

—¿Sí? ¿No fue ya con Luis?

—No, acuérdate de que fue cuando tú estabas con Fernando.

—¿Qué Fernando, Fernando I o Fernando II?

—Fernando I.

—Ah, es verdad.

Sí, es que esa es otra. En una vida sentimental lo bastante azarosa enseguida empiezan a salirte repes y tienes que numerarlos como a los reyes. Yo tengo mi propio Felipe VI. Vive en Pamplona.

Bueno, y en el momento en que conoces a uno nuevo no es ya que sea un rey, directamente es el mesías. A partir de ese instante tu vida se divide en a. C. y d. C. Antes de Carlos y después de Carlos.

Y mientras te dure la devoción, la sábana en la que haya dormido se convierte en la sábana santa. Así como toda silla en la que se siente, mesa en la que se apoye o surtidor de gasolina en el que reposte. Y por supuesto su familia pasa a ser la sagrada familia. ¡Te enamoras de todo el pesebre! De su padre, de su madre, de la mula de su hermana y del buey de su cuñado.

En realidad, pensándolo bien, los tíos son una unidad de medida temporal muy válida, digna de entrar en el sistema métrico.

Sin embargo, lo que tardes en superar cada uno en tiempo real dependerá de una variante: lo que te empecines en él. Y a lo largo del proceso te vas a empecinar de mil maneras distintas. Ya lo veremos a lo largo del libro.

Pero, por si acabas de sonreír porque estás en pleno empecinamiento, te voy a ir dando un truco, para que empieces a aplicarlo desde ya:

Imagínate por un momento que hubieras nacido en China. La misma obstinación que tienes ahora mismo por el tío en el que estás pensando, la tendrías por un chino. Y no hablamos de un chino hipotético e imaginario. Ese chino por el que estarías amargada, ESE exactamente ¡existe! Ese chino tiene nombre, apellidos y teléfono. Es una persona real. Sin embargo, como no le has visto nunca, ese chino te da igual. Conclusión: ¡la única razón por la que estás sufriendo por el que tienes en mente es porque es el que conoces!

¿Y cuando estabas empecinada por el anterior a este? ¡El que te obsesiona ahora ya existía entonces! Pero tú no querías oír hablar de nadie que no fuera el anterior, que ahora te importa un pimiento. Pues, igualmente, el hombre de tu vida, al que encontrarás cuando decidas pasar del tío en el que estás empecinada ahora, ¡ya anda por ahí! Párate a pensarlo un segundo: ¡A no ser que seas Demi Moore o Marujita Díaz, tu próximo novio ya ha nacido! Ahora mismo ¡ya existe! Está en algún lugar dentro de este mismo planeta. Cierra los ojos y medítalo un momento. En este mismo instante está haciendo algo. Desayunando, trabajando, ¡echando un polvo! ¡Y a ti te da igual! ¡No te duele! ¡No te obsesiona! ¡Pensarlo no te produce ningún dolor! Vamos, digo yo… porque si dices que sí… entonces ya tienes un problema de posesión… que casi mejor que te lo mire un exorcista.

De caperucita a loba en solo seis tíos

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