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Introducción a la primera edición

El presente escrito tiene el único propósito de ofrecer una visión de la llamada teología de la prosperidad. Es mi opinión que esta nueva corriente teológica es la expresión “doctrinal” —aunque es mucho más que eso— de una nueva religión (el neopentecostalismo) cuyos orígenes tienen algo que ver con el pentecostalismo clásico, así como con el protestantismo, y que tiene vínculos muy estrechos con las nuevas filosofías propias de la presente época de incertidumbres, vacíos y fragmentaciones —la posmodernidad— y con la globalización del mercado. Aunque básicamente el libro está enfocado en la teología de la prosperidad en el Perú, creemos que puede servir para entender ese nuevo discurso que está presente en toda América Latina, pues tienen los mismos orígenes y las mismas características.

Actualmente la teología de la prosperidad tiene un rol protagónico en el campo religioso latinoamericano, tanto así que las consecuencias ya podemos verlas con nuestros propios ojos. Este libro intenta describirlo y evaluarlo a partir de algunas experiencias concretas y de la abundante producción bibliográfica. Sobre un tema tan complejo, lo único que tenemos que decir es que pretendemos dar un pequeño aporte, nada más. Asimismo, nos han motivado a escribir este trabajo preocupaciones de índole pastoral. Creo que mucha de la predicación que ha invadido a las iglesias evangélicas y los medios de comunicación, tiene un contenido realmente cuestionable a partir de la revelación bíblica. Aun así, espero que este libro sea tomado como un humilde aporte en el amplio diálogo hermenéutico para la articulación de una teología bíblica, no de la prosperidad, sino del bienestar humano en las actuales condiciones y proyecciones de América Latina.

Este libro ha sido escrito pensando fundamentalmente en los pastores y líderes de las diferentes iglesias evangélicas, que no son necesariamente eruditos en temas teológicos o religiosos, pero que tienen la enorme tarea y responsabilidad de enseñar a la iglesia todo el consejo de Dios (Hch 20.27). Por otro lado, debo advertir al lector que este libro no tiene todas las respuestas a todas las inquietudes o preguntas que se tengan sobre el tema. Como no existe un manual de teología de la prosperidad —en el que se expongan sistemáticamente sus doctrinas sobre Dios, la iglesia, el hombre, la fe, la conversión, etcétera— dejo que el lector haga deducciones directamente de las referencias bibliográficas. Lo invito, pues, a una tarea hermenéutica como parte de su interés por comprender la teología de la prosperidad. Pido disculpas de antemano a los lectores porque encontrarán abundantes citas, algunas bastante amplias. Si las he incorporado al texto es por la sencilla razón de que deseo que tengan fuentes de primera mano a su alcance y juzguen por sí mismos.

Además, quiero aclarar que he escrito este libro condicionado por mis experiencias y circunstancias. He sido pastor en varias iglesias y también docente teológico en diversas instituciones tanto en Lima como en el interior del Perú. Soy evangélico y latinoamericano, y mis preocupaciones se relacionan con estas referencias. No puedo escribir, por tanto, de otra manera. Este trabajo, como cualquier otro, es perfectible. Si hay cosas que he olvidado, complételo. Si hay cosas en que estoy equivocado, entonces corríjalo. Realmente espero que este libro motive a otros hermanos y hermanas en la fe a investigar más profundamente las nuevas doctrinas neopentecostales como parte de su preocupación pastoral, y que luego compartan con el pueblo de Dios el fruto de su trabajo. Necesitamos urgentemente la Palabra de Dios, que es viva y eficaz para toda persona, en medio de tanto griterío que pervierte la fe y la praxis cristiana. Tengo la convicción de que la teología de la prosperidad no ahogará “la Palabra del Señor que permanece para siempre” (1P 1.25).

Doy gracias a Dios por haberme regalado el tiempo y las fuerzas necesarias para culminar este escrito, pero también agradezco a muchas personas e instituciones que han hecho posible que este libro vea la luz: aquellos que me ayudaron recopilando materiales, haciendo entrevistas, proveyendo información de primera mano, incluso dándome la oportunidad de compartir mis investigaciones. Entre éstos se encuentran los núcleos de Costa Rica y del Perú de la Fraternidad Teológica Latinoamericana, la Universidad Bíblica Latinoamericana (tanto en su sede central de Costa Rica como en su Recinto en la ciudad de Lima), el Instituto Bíblico de Lima, el Seminario Evangélico Bautista del Sur del Perú (en Moquegua y Tacna), el Concilio Nacional Evangélico del Perú, el Centro Evangélico de Misiología Andino-Amazónica (cemaa) y su Facultad Evangélica Orlando E. Costas, el periódico La Verdad, y la revista Signos de Vida (Quito), entre otros.

En particular quiero agradecer a seis personas: al Dr. Heinrich Schäfer, asesor de tesis, quien leyó parte del texto y me dio diversas sugerencias de carácter metodológico; a Roger Araujo, pastor presbiteriano, y Tito Pérez, periodista, quienes siempre me animaron a publicar mis escritos; a mis hermanas Elhui y Teddy por todo el apoyo que me dieron para elaborar este trabajo; y sobre todo a Meche, mi amada esposa, quien literalmente tuvo que soportar muchas ausencias mías. No exagero, ni una tilde, si digo que con ella compartí este trabajo antes de publicarlo y que le debo muchas observaciones e ideas. Aun así, todos los posibles aciertos y desaciertos son de única responsabilidad mía.

Los banqueros de Dios

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