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Capítulo 07 Apertura El acelerador de partículas de sexo

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Cada mujer que pasa frente a uno sin detenerse es una historia de amor que no se concretará nunca.

Alejandro Dolina

Iniciar una conversación fluida con una mujer que no nos conoce puede ser complicado si no tenemos en cuenta determinados factores. Como ya vimos, las mujeres atractivas están socialmente más demandadas que los hombres. Por ende, su valor social es más alto. Es una realidad con la que debemos lidiar: ellas reciben constantemente propuestas sexuales, nosotros no. Si tenemos esto en cuenta, basaremos nuestras técnicas de seducción en anticipar el pensamiento femenino; buscaremos ponernos en su lugar y estar siempre un paso adelante. ¿Qué es lo primero que piensa una mujer cuando se le acerca un hombre que no conoce para hablarle? Lo resumiremos en tres preguntas que circulan por su cabeza cuando esto sucede: “¿Otro más? ¿Qué quiere? ¿Cuánto tiempo va a estar aquí?”

Si somos “uno más”, automáticamente nos descartará. Si demostramos interés sexual en las primeras frases de la interacción, también quedaremos rápidamente fuera del juego. Si damos a entender que pretendemos quedarnos mucho tiempo, sin duda se preguntará “¿Cómo me lo saco de encima?”.

Sin embargo, con algunos recursos bien utilizados es muy fácil lograr que, en escasos segundos, sean ellas quienes deseen nuestra compañía. Vamos por partes.

Toda mujer linda es abordada por hombres decenas de veces al día. ¿Por qué debería hablarnos a nosotros si somos tan sólo “uno más”? Ya dijimos que el físico es lo de menos; hemos visto cientos de hombres “lindos” que rebotan contra una pared cuando se acercan incorrectamente a una mujer o a un grupo.

No podemos ni queremos ser “uno más”, así que debemos buscar la forma de aproximarnos y resaltar rápidamente. No es difícil, porque la mayor parte de los hombres dice casi siempre lo mismo. Quizás cambien las palabras, pero en esencia siempre comunican “soy uno más y ¡quiero algo con vos!”.

Éstas son algunas de las frases más típicas que se utilizan para transmitir ese mensaje estéril:

–¿Cómo te llamás?

–¿Nos conocemos?

–¿Estás sola?

–¿Tenés novio?

–¿Vamos a tomar algo?

–¡Me enamoré!

–Sos hermosa, qué lindos ojos tenés.

Son frases hechas que las mujeres escuchan una y otra vez en una noche cualquiera. Más allá de las variantes formales, en la cabeza de ellas se traducen todas con un simple: “Me calentás, ¿querés tener sexo conmigo?”.

Dado que reciben decenas de aperturas de este tipo por noche, en el 99% de los casos no les importará quién las emita: el rechazo será la respuesta automática, casi como un acto reflejo. Si nos acercamos con un “¿Estás sola?” o, peor, con un nefasto “¡Qué lindos ojos tenés!”, sin duda seremos uno más entre el montón de hombres necesitados de sexo. Y una mujer no puede decir que sí a todos los que quieren algo con ella. Entonces, a los que se acerquen con el mismo cuento de siempre, los descartará de inmediato. Pero bastará con que llegue uno con algo diferente, para que obtenga de inmediato una oportunidad.

El juego de la seducción

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