Читать книгу Un crisol de terror - Max Liebster - Страница 4
ОглавлениеPrólogo
Durante las dos primeras décadas de su vida, Auschwitz fue para Max Liebster solo la cuidad natal de su padre. Max creció en un pueblo alemán, en el seno de un hogar judío practicante. En la adolescencia se trasladó a la ciudad, y allí el ajetreo de la vida diaria le mantuvo ajeno a la tormenta nazi que se estaba formando. A finales de 1938, el pogromo que llegó a conocerse como la “noche de los cristales rotos” cambió bruscamente su vida. De repente, se vio inmerso en un mar de odio. Comenzó a vivir una pesadilla que finalmente le conduciría al lugar de nacimiento de su padre. En el campo de Auschwitz fue testigo del plan nazi de exterminio de los judíos europeos, al que sobrevivió en gran parte gracias a una serie de coincidencias afortunadas y a ayudas inesperadas. La vívida historia de Max Liebster describe lo que experimentaron la mayoría de los judíos alemanes: desde la incredulidad inicial ante la virulencia del antisemitismo nazi, hasta la agonía final en los campos. Sin caer en el dramatismo, el protagonista describe sus experiencias en cinco campos diferentes transmitiendo con realismo el horror que presenció y al que sobrevivió.
Camino de Sachsenhausen, la historia de Liebster da un giro inesperado. Por casualidad descubre un interesante fenómeno: un grupo de prisioneros conocidos como triángulos púrpuras. Se trataba de los Bibelforscher, o testigos de Jehová. Estos objetores de conciencia se apegaban firmemente al principio de no violencia y mantuvieron con valentía una actitud inamovible de condena al régimen de Hitler. En Neuengamme convivieron prisioneros judíos y testigos de Jehová. Liebster nos ofrece un primer plano de estas víctimas, que raramente aparecen en la historiografía del periodo nazi y que se resistieron a su adoctrinamiento incluso en los campos de concentración. La batalla ideológica que se libra ante él le tiene absorto. Los nazis no ofrecían a los judíos ninguna posibilidad de liberación, pero los Testigos tan solo tenían que renunciar a su fe para obtener la libertad, algo que casi nadie hizo. A Liebster, que más tarde se convirtió, le impresionaron tanto los triángulos púrpuras que se sintió impulsado a dar testimonio de su insólita valentía ante la maldad humana. Con este libro pretende sacar a la luz la historia casi desconocida de este colectivo.
En años recientes, los especialistas se han centrado más en las víctimas no judías del nazismo. Algunos historiadores han empezado a llenar las lagunas históricas relacionadas con la persecución nazi a los testigos de Jehová. Las memorias de Max Liebster añaden un capítulo importante que aporta humanidad a una historia que merece ser conocida.
Henry Friedlander
Profesor emérito de estudios judaicos
City University de Nueva York