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Liderazgo:
algo está cambiando

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na de las conclusiones más transparentes que arrojó nuestro estudio fue la claridad del cambio que se está dibujando en la forma de liderar. Estas conclusiones nos ayudaron a refrendar lo que comenzamos a vivir, hace un tiempo, en lo cotidiano de nuestra gestión.

La llegada de la generación Y a puestos de mando hace visible una tendencia que, seguramente, se ha gestado a lo largo de los últimos años pero que, con su arribo, cobra forma más real y definida.

Nuestro objetivo ha sido, y continúa siendo, estudiar cómo es esta generación en su papel relativamente nuevo de líderes. Cómo llevan sus características de “liderados”, ya estudiadas en otros libros, hacia la construcción de su propia manera de liderar.

Creemos que este cambio se apalanca mucho menos en la apelación al uso de la jerarquía como aval de la relación líder-equipos, y está mucho más enfocado en una relación interpersonal en la que ambas partes puedan sacar algo provechoso.

Sin duda, para el líder Y, el modelo de gestión de personas es mucho más flexible, y se concibe más como jefe inspirador y coordinador que como autoridad rígida.

Nos resultó interesante mostrar la forma en la que ellos mismos se piensan en este rol desde su propia voz, a través de testimonios provenientes de las entrevistas que realizamos.


Yo no tuve un curso de cómo ser jefe. Ahí me senté y pensé en cómo tenía que tratar a la gente, y es como a mí me hubiese gustado que me trataran: que no hubiera falta de respeto, sin retos, ni doble agenda, con confianza. Y yo seguí esa línea de conducción. Simplemente quiero que mi equipo se sienta bien y cómodo.

Como jefe espero poder brindar honestidad, contribuir humilde y honestamente con el desarrollo de mi equipo, que sea algo que se construya entre las dos partes.

De mi jefe espero transparencia, guía, inspiración. Creo que mi equipo espera algo parecido a lo anterior, y trato de no fallar en esas cosas que yo valoro de un jefe.


Creemos que es interesante “carear” los testimonios de cómo se piensan los jefes Y, versus lo que sus equipos esperan de un buen jefe. El ejercicio de conclusiones se verá muy facilitado.


Que te escuche y que esté presente cuando necesitás una ayuda, pero que no sea un jefe que esté todo el tiempo encima de uno, porque eso es agobiante.

Cuando entré a la compañía quería que mi jefa fuera directa, que no me dijera una cosa y después hiciera otra, que fuera clara, que pudiera tener confianza y llevarme bien.

Que saque lo mejor de mí, que me haga trabajar, que me den cosas para hacer. A mí me gusta trabajar y necesitaba eso.

Lo que espero de un jefe es compromiso, que dé mensajes claros con respecto a lo que hay que hacer, que sea claro y conciso, tener buena relación y que esté cuando uno necesita, cuando se tiene un problema.


Como vemos, las características que se ofrecen y demandan están bastante cercanas, tal vez por ser parte de una generación que las vivió, hay más flexibilidad para otorgarlas, o tal vez, simplemente, los valores de época que van cambiando hacen mella en los modos que se van instalando en las organizaciones, a la hora de mover los engranajes.

Lo cierto es que el nivel de confirmación de los jefes con respecto a lo que esperan sus equipos parece ser bastante evidente. Creemos, entonces, que podemos avanzar un poco más para introducir el concepto de marca-jefe.

Menos respeto que soy tu jefe

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