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capítulo

2

Aspectos fundaMentales de fluir

¿Es lo que sientes durante una prueba deportiva estimulante -un gran partido o competición de natación, una fabulosa carrera colina abajo- similar a lo que experimentas cuando estás leyendo una novela absorbente o jugando una partida disputada de ajedrez? A bote pronto la respuesta podría ser un exclamativo «¡Claro que no!». Después de todo, en el deporte fuerzas tu cuerpo a sus límites de velocidad, habilidad y resistencia, mientras que las actividades pasivas, como leer o jugar al ajedrez, suponen sólo un esfuerzo mental, de imaginación o razonamiento. Así que podrías llegar a la conclusión que la experiencia deportiva es exclusiva para las actividades físicas, que difiere de otras actividades, e incluso de aquéllas que son también agradables y merece la pena hacerlas por sí mismas.

Sin embargo, uno de los resultados inesperados de nuestros estudios con las experiencias óptimas de la gente ha sido que a pesar de las enormes diferencias entre las actividades que los individuos realizaban, cuando lo que hacían era agradable, describían su estado mental, o su conciencia, en base a términos parecidos. Artistas y cirujanos -o bailarines y escaladores- parece que comparten un conjunto de sensaciones cuando están verdaderamente absortos en lo que les gusta hacer. Aunque los contextos pueden diferir mucho, la experiencia de la gente totalmente involucrada en lo que está haciendo se caracteriza por un conjunto común de sensaciones similares. Cirujanos en una operación de vida o muerte, jugadores de ajedrez pensando en sus siguientes movimientos o escaladores afrontando un pico, todos describieron un conjunto consistente en sensaciones que nosotros identificamos como dimensiones de la fluencia. En este capítulo, describimos nueve de estas dimensiones y las ilustramos con entrevistas a atletas de élite.

Observa que el «fundaMentales» en el título del capítulo contiene una M mayúscula. Ello sirve para enfatizar lo importante que es el factor mental para encontrar la fluencia en el deporte. La fluencia es un estado psicológico, y este libro se centra en cómo uno puede alcanzarlo mediante el control mental -o de la atención. Los aspectos físicos, técnicos y contextuales del deporte también desempeñan un papel importante; también se muestran los aspectos en que éstos son relevantes para el enfoque de este libro. De todas maneras, ya que es la mentalidad la que abre la posibilidad de que la fluencia aparezca en muchas situaciones deportivas, son los componentes funda Mentales de la fluencia lo que describiremos con más detalle.

Las siguientes nueve dimensiones o componentes fundamentales describen mejor la disposición mental para alcanzar la fluencia:

1.Equilibrio desafío-habilidad.

2.Fusión acción-atención.

3.Metas claras.

4.Feedback sin ambigüedad.

5.Concentración en la tarea encomendada.

6.Sensación de control.

7.Pérdida de conciencia del propio ser.

8.Transformación del tiempo.

9.Experiencia autotélica.

Describiremos cada una de estas dimensiones y demostraremos cómo se experimentan en el contexto deportivo. Simon, el ciclista citado en el capítulo anterior, aportará ejemplos de cada una de estas dimensiones en el ciclismo. Citas de multitud de deportistas ilustrarán de forma más completa la mentalidad para lograr la fluencia en el deporte.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 1: EQUILIBRIO DESAFÍO-HABILIDAD

Esta dimensión de la fluencia (como se ha visto en el capítulo 1) es la regla de oro de la fluencia. ¿Cómo pueden los atletas experimentar este equilibrio desafío-habilidad (DH)? «Desafiante, pero capaz de superarlo» es como un remero describió este tipo de situación, donde las oportunidades para actuar están en el extremo superior de las capacidades de uno. Para experimentar la fluencia no es suficiente que los desafíos igualen las habilidades; ambos factores deben superar a la persona, llevándola hacia nuevos niveles. Los atletas a menudo se encuentran en situaciones desafiantes; de hecho, el deporte se basa en poner el cuerpo físico a prueba y hacer progresivamente más difíciles las condiciones de las pruebas. Los desafíos en el deporte provienen de una variedad de formas, incluyendo las físicas, mentales y técnicas. Diferentes tipos de desafíos deportivos son discutidos en el capítulo 3.

Los atletas de élite están siempre compitiendo contra oponentes que sólo son ligeramente mejores o ligeramente peores, forzándoles a desplegar todas sus habilidades para mantenerse en su lugar. Para los atletas es esencial saber que, por muy difícil que sea la tarea, aun así se puede hacer. Un finalista de la Copa del mundo de rugby dijo sobre el partido final de su equipo: «Supongo que éste era el máximo desafío, pero nosotros no lo afrontamos como un obstáculo mayor». Esta cita apunta a la segunda parte del equilibrio DH: las destrezas percibidas.

¿Por qué el equipo no afrontó la final de la Copa del mundo como un obstáculo mayor? Porque los jugadores estaban bien preparados y creyeron en su capacidad para tener éxito, habiendo demostrado destrezas superlativas en su camino a la final. Este equipo australiano ganó la final de la Copa del mundo en un despliegue con estilo de las habilidades del rugby.

Pocos atletas encontrarán el equilibrio desafío-habilidad en una final de la copa del mundo. Para la mayoría, ésta presentaría una situación donde los desafíos superarían tremendamente a las destrezas, y se encontrarían experimentando ansiedad. Cada persona puede encontrar su propio equilibrio apropiado a su estado actual del potencial de habilidades, y de este modo dar un marco para la fluencia. Los desafíos pueden ser definidos de manera personal, y pueden ser muy diferentes de las demandas obvias procuradas por la estructura de una prueba deportiva. Por ejemplo, la mayoría de los deportes están diseñados con la meta de superar a los oponentes como desafío principal. De todas maneras, esta necesidad no tiene que ser la principal en las mentes de todos los atletas que participan en la competición. Es lo que el atleta escoge para definir como desafío lo que determina cuáles son las habilidades necesarias para encajar con la oportunidad percibida.

Las destrezas están establecidas según un rango de límites para diferentes individuos, esto es, todos diferimos en nuestras propias capacidades en diferentes áreas. De todos modos, no son las destrezas objetivas las que llegan a ser cruciales en el equilibrio DH, sino más bien cómo las percibe uno en relación con los desafíos relevantes (véase capítulo 3). Es importante darse cuenta de que lo que tú crees que puedes hacer determinará tu experiencia más que tus capacidades reales. Como dijo un corredor que discutía sobre los factores importantes para alcanzar la fluencia: «Pienso que probablemente lo más importante es la sensación de que tengo la capacidad para alcanzar esa situación».


En la mayoría de situaciones deportivas es muy corriente que los desafíos sean muy grandes, lo cual convierte en cruciales los componentes de la habilidad o la confianza. Siempre pueden incrementarse los desafíos, pero aumentar la confianza es algo más difícil. Para los atletas de élite, las expectativas de rendimiento son a menudo estresantes porque las exigencias son muy grandes. Ser capaz de convertir los agentes estresantes en desafíos es una clave para fluir, tal como lo describe el ciclista Simon:

Creo que hay un cierto punto en el cual puedes convertir las situaciones estresantes en desafíos -en lugar de agentes estresantes-, que es donde la fluencia se desencadena. Y allí te diriges, y es como si nada se pudiese interponer en tu camino.

Es necesaria la confianza en uno mismo para ser capaz de cambiar la ejecución de una situación particular. Para desarrollar esa confianza es más útil pensar en los éxitos pasados que en las derrotas. Ello ayuda a focalizar la mente en tus fuerzas actuales, cualesquiera que éstas sean.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 2: FUSIÓN ACCIÓN-ATENCIÓN

Cuando te sientes como una unidad con los movimientos que estás haciendo, estás experimentando la segunda dimensión de la fluencia: la fusión de la acción y la atención. Digamos que, en lugar de que la mente mire al cuerpo desde fuera, la mente y el cuerpo se funden en uno. Son los momentos a los que el poeta William B. Yeats hace referencia en este verso:

Oh cuerpo mecido por la música,

oh mirada iluminadora,

¿cómo podemos diferenciar el bailarín

del baile?

Esta unidad con el movimiento no requiere esfuerzo en la fluencia. En realidad el feedback se procesa en la mente de manera espontánea, igual que se respira o se pedalea, como parte de un proceso sin diferencias. Y es este proceso, el del cuerpo y la mente actuando en los límites de sus capacidades y al mismo tiempo haciéndolo sin esfuerzo, el que finalmente hace que uno se quede totalmente absorto, esto es, el que conduce a la fusión de la acción y la atención. Cuando esto ocurre, una persona se siente en unidad con sus acciones. Simon explica lo que pasa cuando se siente como si se transformase en una unidad con su bicicleta:

No parece que estés montando una bicicleta. Te sientes completamente como si todo fuese una pieza de maquinaria trabajando conjuntamente... como si fueses una parte de esa máquina con la que naciste, y así es como te desplazas.

Diferentes atletas describen esta unidad con variedad de expresiones, dependiendo de su especialidad. Los remeros explican que el remo deviene una extensión del brazo; los jugadores de baloncesto se sienten literalmente fundidos con el equipo -como los brazos se sienten parte del cuerpo- y cuando lanzan a canasta, el arco del balón en dirección a la canasta es como la extensión de su mente y de su voluntad.

La acción y la atención se funden únicamente cuando se llega a estar totalmente absorto en lo que se está haciendo. Esto sucede cuando sientes que tienes las habilidades para superar tu desafío y cuando centras toda tu atención en la tarea encomendada. Como con todas las dimensiones de la fluencia, la función acción-atención es parte de una experiencia holística y depende de los otros componentes. Los atletas describen la experiencia de encontrarse completamente absortos en términos muy positivos: «Todo lo encuentro muy tranquilo y fluido», «Estoy totalmente absorto en mi estilo», «Estoy en la brecha». Algunos atletas insisten en que ninguna otra cosa acapara su atención durante esas ocasiones. Uno de ellos apunta, por ejemplo: «Eso era lo único importante en toda la mi vida». La atención llega a estar tan focalizada en la prueba que los atletas cuentan que no ven u oyen nada ni a nadie más. Para otros deportistas, los ruidos y los movimientos del público se doblan dentro de la totalidad de la experiencia.

Los deportistas que fluyen sienten que sus acciones se ejecutan sin esfuerzo y son espontáneas. Aunque uno puede estar haciendo un esfuerzo sobrehumano, en ese momento lo nota como algo completamente natural. Los jugadores y los participantes describen el fenómeno de esta manera: «Las cosas ocurren automáticamente», «Las reacciones son más rápidas; parece que las cosas simplemente ocurran», «Confiando totalmente en los sentidos de mi cuerpo». Uno incluso dijo: «De algún modo, me sentí como si estuviese teledirigido».

Estas sensaciones aparecen durante la fusión de los procesos mentales con los físicos, creando una sensación unificada y un ajustado sentido de coordinación de los movimientos. La conciencia unificada que acompaña a la fusión de acción y atención es quizás el aspecto más revelador de la experiencia de fluencia.

Aun así, otros atletas mencionan sensaciones de estar flotando o fluyendo, en las que sienten que las cosas son sencillas. Un sentido de ligereza y de facilidad de movimientos es también a menudo mencionado, a medida que los deportistas experimentaban un cambio en las percepciones del esfuerzo y de su cuerpo físico en el espacio. Debido a la exigente naturaleza de algunos deportes, a menudo los deportitas se sienten exhaustos, doloridos, casi incapaces de mover un músculo llegado un momento. Los corredores de maratón, los nadadores de largas distancias y los esquiadores de fondo, por ejemplo, deben extraer una enorme reserva de voluntad y estamina para acabar sus actuaciones. Y a pesar de todo, incluso entre estas experiencias dolorosísimas y atroces, los deportistas describen momentos en los que son capaces de ignorar el dolor y entrar en un ritmo sin esfuerzo que transforma la agonía en un éxtasis. A menudo los atletas se refieren a esos momentos como «estar en la zona».

La experiencia de fundir el yo con las acciones que uno está haciendo aporta sensaciones muy positivas, que a menudo dejan al atleta una sensación de estar «chutado». Recordar estos momentos devuelve las emociones positivas de fluencia y puede ser una fuente de motivación, capaz de crear un mecanismo que permita volver de nuevo a ese estado óptimo.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 3: METAS CLARAS

Las metas dirigen la acción y aportan un objetivo. Atletas y entrenadores utilizan la proposición de metas para ayudarse en la realización de lo que quieren hacer, tanto a largo como a corto plazo. Para entrar en fluencia, la metas deben ser establecidas claramente con anterioridad, para que el atleta sepa exactamente lo que debe hacer. A medida que la actividad progresa, entonces el deportistas conoce a cada instante cuál es el siguiente paso que debe dar y es más probable que experimente la fluencia. Esto sucede por que tener una intención clara ayuda a concentrarse y evita las distracciones. Debido a que lo requerido está claramente especificado, no hay necesidad de adivinar o de dudar sobre lo que uno está haciendo.

La predisposición a este estado mental se facilita sabiendo exactamente qué es lo que se quiere conseguir. Visualizar la actividad con antelación es una manera de mantener tu mente centrada en metas claras. Simon describe la claridad del intento que alcanzó visualizando exactamente lo que iba a hacer antes de su carrera de este modo: «Casi puedes tocar o saber que puedes predecir el resultado de la prueba incluso antes de que ocurra».

Junto a la claridad del intento está la atención constante de lo que se debe realizar a lo largo de la prueba. Para la etapa final de una carrera que estaba liderando, Simon mencionaba que tenía varias metas. Éstas incluían mantenerse cerca de la cabeza; concentrarse durante toda la etapa, reaccionando rápidamente si alguien atacaba; saber exactamente qué corredores entraban en cualquier ataque súbito; controlar al menos a siete corredores en toda ocasión (ya que debía mantener cierta posición para conservar su malla de líder); y, junto con sus compañeros de equipo, mantener la carrera bajo control en la medida de lo posible, desde el inicio hasta el último puerto. Dependía entonces de Simon colocarse en cabeza en los kilómetros finales, lo que consiguió hasta ganar la etapa y la carrera. El ciclista, cuando contaba de nuevo sus objetivos, mencionó cómo los tuvo bajo control constantemente durante las tres horas de la carrera. A cada instante Simon sabía qué era lo que tenía que hacer y sentía que tenía una inacabable reserva de energía para enfrentarse a cualquier incidencia. Su atención estaba centrada en las metas, y controlarlas era, en sus propias palabras, «como un acto reflejo».

Cuando los atletas describen sus experiencias deportivas óptimas, aparecen dos temas relacionados con las metas. El primero es un claro anteproyecto de lo que se supone tiene que completarse, ilustrado por afirmaciones como éstas: «Sabía exactamente cómo iba a nadar esa prueba» y «Sabía lo que tenía que hacer». En segundo lugar, los atletas cuentan a menudo que tienen una intuición antes de una prueba de que su rendimiento va a ser bueno. Describen esto como «estar confiados para lograr un tiempo rápido», «verte a ti mismo haciendo exactamente lo que habías planeado hacer» y «sabía que en un cierto punto iba a despegar y no habría quien me parase», ilustrando así sus sensaciones positivas.

Saber por adelantado lo que uno va a hacer ocurre en el nivel inmediato, así como en un término a más largo plazo, como ilustra este jugador de fútbol americano: «En una ocasión fui a cazar un balón y sabía, cuando patearon la pelota, que iba a cogerlo». Evidentemente, este tipo de «conocimiento» no necesita ser justificado objetivamente. A menudo el deportista está equivocado, y las cosas no salen de la manera que él esperaba. Pero como aportación de una seguridad subjetiva de obtener un resultado favorable, tal conocimiento ayuda a centrar la mente en la actividad y a demarcar un escenario para la experiencia de fluencia.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 4: FEEDBACK SIN AMBIGÜEDAD

Sería imposible participar en cualquier deporte si uno no supiera, a cada instante, cómo andan las cosas o cómo le marchan a uno. Un jugador de tenis que no pudiese ver dónde caen sus golpes o un esquiador que no pudiese decir si está o no en la pista pronto tirarían la toalla. El feedback describe el conocimiento sobre la actividad que los atletas reciben, y permite la continuidad en la búsqueda de sus metas.

El feedback es un elemento claro para alcanzar el éxito, y los atletas sintonizados con el feedback aportado por sus propios movimientos y cuerpos, así como por la pistas externas en el entorno, son capaces de mantenerse conectados con lo que están haciendo y controlar hacia dónde se dirigen.

Saber que «todo estaba perfectamente bien», tener las cosas «funcionado como un reloj» o «yendo como la seda», aporta a los atletas pistas de que andan por el buen camino y claramente orientados hacia sus metas. Otra expresión que los participantes utilizan para decribir la sensación de estar en sintonía con la actividad es la de que «todo encaja». En la fluencia el individuo sabe lo que quiere, y la actividad revela que sabe que está apuntando a conseguir sus metas. El feedback es continuo, al igual que los objetivos que mantienen al atleta hacia adelante.

El tipo de feedback con el que los deportistas pueden sintonizar proviene de muy diferentes fuentes. Primero, y probablemente el más importante, es el feedback que el propio cuerpo aporta, particularmente en la forma de la atención kinestésica o del conocimiento de la situación del cuerpo en el espacio. Estar atento a la calidad de la actividad a medida que se desarrolla y ver cómo se convierte en una actividad ideal es una habilidad que permite a los atletas saber en cada instante si están creando los movimientos que quieren. Pueden realizar ajustes en la medida que sean necesarios para mantener o regresar a un nivel óptimo.

El feedback también puede ser externo al deportista. Una de las ventajas del deporte es la cantidad de fuentes potenciales de feedback que éste puede aportar. Normalmente hay otros competidores o participantes que nos dicen cómo lo estamos haciendo. Los entrenadores son capaces de darnos consejos durante la actividad o durante las pausas. Los espectadores aportan feedback abucheando o aplaudiendo. El lugar donde se desarrollan los pruebas y las instalaciones pueden también aportar feedback. Por ejemplo, un nadador sabe por la sensación de los brazos y del cuerpo a través del agua si está creando una brazada suave o, contrariamente, demasiada resistencia aerodinámica. Un jugador de tenis sabe cuando golpea con la raqueta si su posicionamiento es correcto o necesita un ajuste.

Simon explica que cuando su atención está centrada en sus metas, controlar las mismas es como un acto reflejo. Esta respuesta automática a lo que está ocurriendo alrededor de uno sucede cuando el feedback se presenta clara e inmediatamente, tal como ocurre en un estado de fluencia. Durante una carrera en la carretera las siguientes cosas son las que más preocuparon a Simon, que era capaz de obtener un claro y rápido feedback sobre lo que estaba haciendo a partir de la información que le ofrecían estos factores:

A qué marcha pedaleas; en qué posición estás situado; dónde están situados el segundo, el tercero, el cuarto y el quinto corredor en el pelotón; cuáles están en la escapada; cuántos corredores están delante tuyo... todas estas cosas atraen tu atención.

Simon confiaba en que estos fragmentos de información le ayudarían a evaluar lo bien que lo estaba haciendo con relación a sus metas y a mantenerse en sintonía con su actividad, la siguiente dimensión de la fluencia que vamos a comentar. La importancia del feedback y más detalles acerca de cómo obtenerlo y usarlo para facilitar la fluencia ocupan el capítulo 6.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 5: CONCENTRACIÓN EN LA TAREA ENCOMENDADA

Cuando las metas están claras, el feedback es inmediato y tus capacidades se enfrentan a un desafío adecuado, aún necesitas toda la atención posible que puedas reunir para ocuparte de lo que tenga que hacerse. Si eres un esquiador que debe bajar una pendiente difícil, no puedes permitirte pensar en tu trabajo o en tu vida amorosa en ese momento; si tu atención se desvía de la carrera por tan siquiera un instante, hay posibilidades de que te caigas en la nieve. El luchador cuya mente divaga acabará tumbado en el suelo, y el corredor que se remonta demasiado atrás o demasiado adelante perderá el ritmo de su carrera. Centrarse en la fluencia es algo complejo y concreto, carente de pensamientos extraños que te distraigan de la tarea encomendada.

Los atletas hablan de estar centrados en su trabajo, en los movimientos que están intentando crear, de estar en marcha y mantener su concentración durante un largo periodo de tiempo. Otros temas incluyen controlar dónde están los competidores, y la escena en general, y el oír a la gente pero percibiéndola sin que sea una influencia y cause efecto. A primera vista, estos últimos aspectos puede que no encajen con la idea de plena concentración en la tarea, pero sí describen una acción centrada para algunos atletas en determinadas ocasiones. En una carrera de media distancia, por ejemplo, parte de la tarea es controlar dónde está el resto de competidores, y en los deportes de equipo, como el fútbol americano o el hockey, lo más importante es ser capaz de no perder de vista lo que está ocurriendo a tu alrededor.

Oír a la multitud puede que no indique una falta de concentración, sino más bien un estado de total sintonía con la prueba, tanto que el estadio y sus asistentes llegan a ser parte de la experiencia personal global. En la fluencia no hay espacio para otros pensa-mientos que no sean qué estás haciendo o sintiendo justo en ese instante, el «ahora». Si durante una carrera ciclista viertes toda tu energía en la bicicleta -agarrando el manillar, pedaleando, ajustando las marchas- se deriva que la realidad de tu experiencia es que los músculos, los pulmones y los nervios trabajan conjuntamente con el metal y el caucho como si fuese uno solo. De hecho, tal como tú lo sientes, te has convertido en una unidad con la máquina y el ritmo de la carrera.


En el ciclismo las carreras pueden durar varias horas. No obstante, es posible mantener la mente concentrada incluso en condiciones difíciles, tal como recuerda Simon haber experimentado en una ocasión:

Rodé un día durante cuatro horas con lluvia y nieve, y no creo recordar ninguna otra cosa que la línea blanca pintada en la calzada, en segunda posición durante cuatro horas. Y la rueda de aquel tipo delante de mí. Durante cuatro horas eso es todo lo que recuerdo.

A pesar de este aparente estrecho foco de atención, Simon describió ser capaz de captar todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, y explicó que sentía que estaba viendo a través de una lente gran angular, captando mucho más de lo habitual pero sin ser consciente de estar mirando alrededor.

La concentración es un componente clave y una de las características de las experiencias óptimas que más a menudo se mencionan. Aprender a desechar los pensamientos irrelevantes de la conciencia y en su lugar sintonizar con la tarea encomendada es un signo de una mente disciplinada. Ser capaz de excluir todos los eventos de distracción que están ocurriendo alrededor de tu actividad no es fácil, pero es una importante habilidad que dominar si quieres experimentar la fluencia en el deporte. El capítulo 7 trata con más detalle cómo alcanzar y mantener la concentración en tu actividad.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 6: SENSACIÓN DE CONTROL

Simon recuerda alcanzar una «autoestima indestructible» durante la carrera que nos acaba de describir, sintiendo que podría afrontar lo que fuese y ser capaz de llegar hasta el final. Esta carrera marcó la diferencia con otras en diferentes aspectos, incluyendo la sensación de tener recursos ilimitados que le permitirían afrontar cualquier cosa que se interpusiese en su camino.

Recordando cómo se sienten cuando están en estado de fluencia, las personas cuentan que entonces no pueden equivocarse. Como un sentimiento de invencibilidad, la sensación de control libera al atleta del miedo al fracaso y crea una impresión de fortaleza para afrontar lo que debe cumplirse. Realmente, más que controlar, se trata de saber que, si lo intentas consistentemente, puedes llegar a controlarlo todo: confías en tus habilidades y sabes que la tarea es realizable. La respuesta de este conocimiento es una sensación de poderío, confianza y calma.

Algunos deportistas se refieren directamente a sentir que controlan, otros que piensan positivamente o con confianza. La idea «no me puedo equivocar» proviene de la descripción del sentimiento de «imbatibilidad», «como si pudiese hacer cualquier cosa, sin ningún miedo», «como si nada pudiese irme mal». La calma total es indicativa de la sensación de control. Estas sensaciones pueden ocurrir incluso cuando los desafíos parecen increíblemente inalcanzables para el observador externo. Por ejemplo, un nadador ante una final olímpica dijo: «Ni tan siquiera estaba pasmado ante toda esa gente, incluyendo al poseedor de la plusmarca mundial, ni ante el hecho de que había batido al anterior poseedor de la plusmarca mundial en el fragor del campeonato». La competición llegó a ser algo muy especial para el nadador que hizo estos comentarios, quien obtuvo un excelente resultado más dulce todavía por la sensación de fluencia experimentada mientras nadaba.

La sensación de control proviene de la creencia de una persona de que tiene las habilidades requeridas para la tarea encomendada. Ello resulta en una falta de preocupación por las diferentes posibilidades, particularmente la del fracaso, que raramente entra en la mente de un atleta que fluye. Aunque la relación entre control y fluencia se describe más extensamente en el capítulo 8, deberíamos mencionar aquí que ésta es una conexión de frágil equilibrio. En realidad, demasiado control o demasiada ansia de control le saca a uno de la fluencia. Demasiado poco control, y de nuevo es menos probable llegan a la fluencia; en tal caso, más probable es experimentar ansiedad.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 7: PÉRDIDA DE CONCIENCIA DEL PROPIO SER

La preocupación por el uno mismo desaparece cuando se está fluyendo, igual que los agobios o los pensamientos negativos. Simplemente, no hay atención sobrante para preocuparse de las cosas a las que normalmente en la vida diaria dedicamos tanto tiempo. La fluencia libera al individuo de la preocupación y de la duda sobre su propio ser. La pérdida de la conciencia del propio ser es una característica reforzadora: después de la experiencia de fluir, la percepción del propio ser es más fuerte y más positiva. Abandonar las preocupaciones sobre el uno mismo por un lapso de tiempo es también algo estimulante y liberador.

Puede que, paradójicamente, sea mediante una sensación de control cuando se facilite la pérdida de la conciencia del propio ser. Simon explica que cuando te sientes en la mejor forma, puedes dejar de preocuparte sobre cómo te ven los otros o sobre si tienes lo necesario para lograr el éxito. La íntima conexión con la actividad no deja rastro de dudas sobre el propio ser, y en su lugar aporta a cada instante la certeza de lo que tiene que hace y el feedback de todo lo que sigue en camino.

Esta dimensión está alineada junto con la fusión de la acción y la atención: no preocuparse sobre uno mismo libera al propio ser para entregarse completamente a la actividad a realizar. De manera similar, sentirse como una unidad con la actividad evita los pensamientos relacionados con uno mismo que se deslizan en la conciencia y molestan en ese momento. Cuando los atletas hablan de formar una unidad con la actividad, se están refiriendo también a liberarse ellos mismos de la conciencia de su propio ser.

El tema acerca de reaccionar instintivamente es una de las maneras en que los deportistas se refieren a esta dimensión. Por ejemplo, un jugador de rugby dijo «estar muy involucrado, pero de forma instintiva»; un triatleta lo describió como «perderme en lo que estaba haciendo». Una manera particularmente perceptiva de expresar esta pérdida de la conciencia del propio ser la dio un ciclista que la llamó «una expresión o liberación subconsciente: mi mente consciente no estaba interfiriendo». Dada la estrecha conexión entre estas tres dimensiones de la fluencia -la fusión de acción y atención, la pérdida de conciencia del propio ser y la transformación del tiempo, estas características son tratadas conjuntamente en el capítulo 4.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 8: TRANSFORMACIÓN DEL TIEMPO

Estar atento al tiempo es un justo castigo al que el estilo de vida que llevamos nos condena. Continuamente consultamos nuestros relojes para calcular cuánto tiempo nos queda o cuánto tiempo falta para que empiecen mejores acontecimientos. La dependencia del tiempo es una carga que puede evitar que estemos verdaderamente absortos en lo que estamos haciendo.

La fluencia tiene el potencial de liberarnos de esta presión: una de las características de fluir es tener una sensación modificada del modo en que pasa el tiempo. Generalmente, lo que se experimenta en la fluencia es una reducción del tiempo, de modo que las horas pasan como si fuesen minutos y los minutos como segundos. También puede ocurrir a la inversa, con minutos estirándose hasta parecer lujosos periodos más largos, aportando la percepción de que se tiene todo el tiempo del mundo para realizar las acciones.


Los atletas informan tanto de que el tiempo parece pasar más lento como de que se acelera en la fluencia. Tener tiempo para pensar es una de las maneras en que los atletas describen la percepción alterada. Para otros, parece más bien una desorientación temporal, ya que experimentan una mezcla de ralentización y aceleramiento del tiempo. Esta desorientación parece que es lo que Simon describió acerca de una competición en la que 11 segundos pasaron como a cámara lenta, pero aun así sintió que todo ocurrió en un instante:

Me sentía como si hubiese reducido el ritmo de todo y me hubiese asegurado de que todo estaba bien, que todo era fluido... Lo sentí muy rápidamente, pero todo era lento al mismo tiempo.

La transformación del tiempo que a veces ocurre en la fluencia puede parecer contradictoria: dependiendo de la prueba y de la manera en que el atleta la encara, el tiempo se experimenta de forma harto distinta. Así, para algunas personas parece que el tiempo se frene en algunas ocasiones, mientras que en otros momentos las horas pasan como minutos. La experiencia de una corredora de resistencia extrema ilustra la sensación de que el tiempo pasa rápidamente:

Durante dieciséis horas y media estuve básicamente fluyendo. Si me preguntas «¿Sentiste que fuesen dieciséis horas y media?», te diría que sentí que sólo fueron tres.

Para algunas pruebas, como un sprint, que necesitan velocidad y requieren reacciones rápidas, es probable que el tiempo parezca que se estira en el estado de fluencia, aportando una aparente oportunidad más extensa para responder de la manera apropiada. Cuando las pruebas duran bastantes horas, como las pruebas de resistencia extrema, la concentración total puede dar la impresión de que las cosas van mucho más rápido de lo que de hecho van, de este modo se mantienen el esfuerzo y la concentración del atleta centradas durante el tiempo necesario.

Parece que la transformación del tiempo es un resultado de la concentración total. Cuando estás completamente centrado en la tarea, no puedes atender al paso del tiempo, el cual, cuando reflexionas más tarde sobre la prueba, puede llevarte a percepciones alteradas sobre cómo transcurrió. Cuando estás concentrado, puedes olvidarte del tiempo, así que la prueba puede parecer que haya acabado «antes de que tú lo sepas». La deceleración del tiempo puede también estar relacionada con la concentración: cuando tu mente está realmente centrada, captas las cosas con más claridad. Por ejemplo, una bola lanzada muy rápida en softball hacia tu bate puede parecer lenta; así es como percibes incluso las costuras y la curva que describe la bola, todo ello en cuestión de milisegundos antes de que el bate contacte con la pelota.

No todos los deportistas experimentan una transformación del tiempo. Perder el sentido normal del tiempo puede depender de si mantener el seguimiento del tiempo forma parte de la tarea deportiva. Un nadador en una carrera, por ejemplo, puede ser consciente de cada segundo que pasa porque parte de su desafío es mantener el seguimiento del tiempo para poder guardar energías para el momento adecuado de la carrera. Así que esta dimensión de la fluencia puede que no sea experimentada tan universalmente como las otras. Cuando se experimenta la transformación del tiempo, puede ser muy liberador vivir un momento atemporal.

COMPONENTE DE LA FLUENCIA N° 9: EXPERIENCIA AUTOTÉLICA

¿Qué es una experiencia autotélica? Es aquella intrínsecamente valiosa, una que escogemos hacer por ella misma. La fluencia es una experiencia autotélica; ésta fue la expresión primera que se utilizó, de hecho, para denotar momentos de plena implicación en lo que se está realizando (véase capítulo 1). Esta es una dimensión que los atletas defienden con convicción, y es lo que hace de la fluencia algo tan tentador; una vez experimentada, se la persigue una y otra vez.

Los deportistas utilizan un amplio rango de términos para describir la parte divertida de la fluencia. Algunos mencionan lo divertido de la experiencia cuando ésta ocurre, con afirmaciones como: «Me sentí magnífico todo el rato», «Fue divertido de verdad» y «Fue como una ráfaga». Otros se centran más en los estupendos que son los movimientos: «te sientes como un campeón, como un verdadero atleta» o experimentas «la estimulación de los movimientos, una señal». Incluso otros atletas describen esta sensación como no sentir dolor, sentirse fuerte, tener inagotables reservas de energía o disfrutar del esfuerzo.

La percepción de actuar perfectamente es otro de los componentes del disfrute y un efecto del fluir. Los atletas explican que están colgados, «chutados», sintiéndose magníficos, y que han experimentado algo tremendamente valioso. «Te da la señal para seguir haciendo lo que estás haciendo», «Lo que consigues es mucho más de lo que pones» y «Saber que puede ocurrir de nuevo te permite seguir adelante durante los malos momentos» son afirmaciones que muestran claramente que la fluencia es tan altamente valorada como extremadamente valiosa para aquellos suficientemente afortunados que la han experimentado.

La experiencia autotélica, tratada más ampliamente en el capítulo 9, es el resultado final de los otros ocho componentes de la fluencia. La fluencia es tan valiosa que los atletas hablan de estar «chutados» por largos periodos de tiempo después. «No puedes bajarte», apunta sencillamente Simon. Todo parece positivo para este ciclista después de ganar una larga y difícil etapa en la cual ha experimentado la fluencia. Incluso teniendo que viajar durante 10 horas inmediatamente después de la carrera que ganó, fue una experiencia especial, como él explica:

Nos metimos en el coche directamente y atravesamos Alemania y la euforia duró todo el viaje. Fue el viaje más corto de mi vida. Normalmente es un viaje de 10 horas. No me importaba tener que ir en coche durante 10 horas en mitad de la noche y meterme en la cama a las cuatro de la madrugada. ¡Era como si no existiesen las preocupaciones! Y no pudimos parar a esas horas en una tienda para comprar nada. No me importaba lo más mínimo. «No, no necesito comer ni beber nada, estoy bien». Y sentía que quería seguir rodando, volver a subir esa colina.

Tales experiencias excepcionales están el alcance de todo el mundo, no sólo de los ciclistas de élite u otros deportistas profesionales. El recuerdo de la experiencia de fluencia llega a ser un faro que nos muestra el camino de vuelta desde las olas rugientes a un puerto seguro. Simon decribe su poderoso efecto de esta manera:

No hay nada, no hay ninguna experiencia en el deporte que sea tan estimulante o valiosa como fluir. Es es lo que [el deporte] es. Es lo que me mantiene pedaleando, sabiendo que quizás podré volver a conseguirlo.

La fluencia nos permite vislumbrar la perfección, y por eso volvemos a intentar experimentarla una y otra vez después de haberla alcanzado. De modo que, ¿hay una manera de encontrar la fluencia en el deporte? Estas nueve características definitorias que acabamos de detallar describen cómo es la fluencia. También contienen las claves para mejorar la calidad de la actividad en nuestra práctica física favorita. Un análisis detallado de cómo cada una de estas dimensiones contribuye a hacer del deporte una actividad más provechosa se presenta a continuación en la segunda parte del libro.

Fluir en el deporte

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