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Descripción: la ciencia describe
ОглавлениеDe cara a comprender la naturaleza de lo que hemos denominado explicación, la distinguiremos de lo que denominaremos descripción.
Lo propio de la descripción es traducir a un lenguaje técnico específico la estructura de un determinado objeto o proceso. Si la explicación es específicamente filosófica, la descripción es la actividad característica de lo que ordinariamente denominamos ciencias. Todas las ciencias empíricas son descriptivas.
La ciencia física, por ejemplo, describe el funcionamiento de los procesos energético-materiales del mundo físico; para ello, traduce la estructura de dichos procesos a un determinado lenguaje: un cierto lenguaje matemático. La ciencia médica, a su vez, describe el funcionamiento de los procesos orgánicos y bioquímicos traduciendo la estructura de dichos procesos a una jerga técnica específica.
Es importante advertir que la descripción científica está siempre condicionada. En primer lugar, cada ciencia está condicionada por su modo específico de aproximación a la realidad, por su particular perspectiva. Siguiendo con los ejemplos anteriores, la ciencia física solo tiene en cuenta aquellas dimensiones de la realidad susceptibles de ser medidas y cuantificadas con sus instrumentos; solo considera los aspectos del mundo físico que pueden ser sometidos a cierto tipo de medición. La medicina hace otro tanto. Allí donde el enamorado percibe una elocuente sonrisa que conmueve todo su ser, la perspectiva médica, y, más concretamente, la anatómica, nos hablaría de una contracción de los músculos maxilofaciales. Pretender que esta segunda perspectiva es más objetiva que la primera es una falacia, pues ello supondría absolutizar un modo de aproximación parcial a la realidad que solo alumbra una dimensión igualmente parcial de la misma y, en este caso –sobre todo desde la perspectiva del enamorado–, no particularmente significativa.
En segundo lugar, cada ciencia está condicionada por los instrumentos de observación de los que se disponga en cada caso. La medicina del mundo antiguo, por ejemplo, no disponía del sofisticado instrumental de observación con el que cuenta la medicina de hoy en día, y ello, de entrada, determina una interpretación de los procesos patológicos totalmente diferente.
En tercer lugar, cada ciencia está condicionada por un determinado lenguaje, que, a su vez, presupone un modelo descriptivo o paradigma científico particular. Siguiendo con el ejemplo de la ciencia médica: según el tipo de medicina que se practique –alopática u homeopática, hipocrática, taoísta, etcétera–, la aproximación al objeto de observación será diferente. El lenguaje médico del que se disponga y, en general, las creencias y los hábitos médicos en los que uno haya sido educado condicionarán el modo de visión. La medicina china, por ejemplo, dispone de una categoría, yin, que alude a un tipo de pauta energética (contracción, frío, introversión, etcétera) asociada a determinados rasgos psicofísicos, que cuando se desequilibra en el organismo (por exceso o por defecto) puede dar lugar a ciertas patologías. Para el médico occidental que desconoce dicha noción y todo el sistema de pensamiento que le otorga sentido, tal pauta energética no estará presente en su observación ni en su diagnóstico; si tiene noticia de ella, probablemente la considere un delirio fruto del “acientificismo” de la mente oriental. Pero, en principio, ambos modelos descriptivos son válidos y complementarios, y cada uno de sus elementos tiene sentido y valor dentro de su correspondiente modelo global, y nunca fuera de él.
Los distintos paradigmas científicos, precisamente porque describen ciertos aspectos de la realidad desde perspectivas potencialmente ilimitadas, y no son ni la realidad ni la descripción única de la realidad, son complementarios y no excluyentes. La tendencia de los científicos a absolutizar su particular paradigma es tan miope como la actitud de un jugador de ajedrez que se permitiera decir a los que juegan a las damas (dado que el tablero es el mismo para ambos) que el modo en que mueven sus piezas es incorrecto y carece de sentido.