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“No quiero invisibilizarme detrás de una mujer” Entrevista a Marlene Wayar (1)

por Santiago Peidro

¿Cuáles son tus referencias políticas o teóricas y cuáles son los objetivos políticos del movimiento en el cual militás? ¿Cuáles son los objetivos que allí persiguen?

En primera instancia son mis viejos. Me dieron una política concreta en la vida. Yo soy del 68 y eran tiempos donde de esto no se hablaba. Cuando surgió “mi tema”, respecto de mi género y sexualidad, en la adolescencia, sin entender mucho me abrazaron y cerraron la boca porque su discurso era el de la libertad de cada quien en tanto yo no hiciera daño a nadie. También tengo otros pilares como la mujer maravilla, la mujer biónica, la familia Ingalls…

¿Por qué la familia Ingalls?

En su momento eran paradigmas de humanidad, encorsetados en la familia heterosexual, pero ahí siempre triunfaba el bien y las masculinidades eran otras, las mujeres eran muy femeninas. Después me di cuenta de que eso era todo una mentira. Entendí el militarismo detrás de la mujer maravilla, de la mujer biónica, del imperio yanqui, etc., pero digamos que, como punto de partida, fueron referentes. En mi adolescencia, Kunta Kinte (2) fue el referente que más me marcó. La lucha de los afrodescendientes me movilizó mucho. También Nelson Mandela, ídolo de Nadia Echazú, (3) mi amiga dirigente que murió hace bastante y que es la otra referencia política que tengo. También Lohana Berkins, (4) el feminismo en general, Paula Viturro, (5) Josefina Fernández, (6) que son de un feminismo en particular…

¿Cuál feminismo?

El de la tercera ola, pero además, un feminismo dispuesto a construir a partir del diálogo y no de modos radicales, intrusivos. Sobre todo, su misión de estar junto a la otra, al otro, de manera pedagógica, con preguntas. Paula Acuña, la institución de Madres de Plaza de Mayo, también. A diferencia del movimiento gay-lésbico y la política partidaria en general, que intenta crear un sujeto objetivado, un rebaño, del mismo modo que lo hace la Iglesia. El feminismo de esas mujeres, en cambio, nos puso a leer, a responder preguntas que no podíamos responder o lo hacíamos de una manera obvia, como por ejemplo: ¿qué es ser mujer? Y respondíamos que era lo bondadoso, la blandura, la mamá, etc. Y ahí empezamos a desandar paradigmas que estaban actuando a pleno.

¿Qué reclamos unen y aglutinan a los distintos integrantes del movimiento GLTTBI y qué cuestiones separan y diferencian?

Nos une la injusticia, la desigualdad que se vive concretamente en los cuerpos. Y radicalmente nos separa la clase social. Yo soy de clase trabajadora, pero el hecho de ser travesti me tiró automáticamente a la no-clase. Pero si nos topamos distintas agrupaciones en algún encuentro o taller y hablamos, seguramente las personas que vienen de la villa o de sectores rurales o que portan en su piel características que producen desigualdad, van a confluir con nosotras en pensamientos comunes. Con lo gay-lésbico nos separa eso, la clase. El tema del matrimonio igualitario fue algo que a nosotras las travestis tal como se presentó no nos interesó, no solo porque no nos representaba en relación a no tener un género, sino que ni fuimos invitadas a debatirlo como propuesta cuando se estaba defendiendo una institución como la del matrimonio que fue la que nos apresó históricamente. Es en la familia donde todos y todas hemos sufrido, tanto gays, lesbianas, niños, niñas o travas. Aunque si bien no fue mi caso, yo no puedo hablar desde mí solamente, mi discurso está atravesado por mi enorme experiencia social. Porque si bien soy emergente de clase media y he tenido estudios y eso en relación a mis compañeras me pone en posición privilegiada, estando en situación de prostitución he ido a los mismos calabozos que ellas, mismas cárceles, sufrido el mismo tipo de coimas y abuso.

Planteás la diferencia entre los movimientos gays-lésbicos y los travestis o trans en relación a la clase. ¿Acaso no hay travestis de clase alta?

Es un fenómeno nuevo. Ahora que está todo bien empiezan a transexualizarse. Esto nos pasaba antes a nosotras en nuestro movimiento con respecto a Europa. Cuando con las europeas transexuales, así se llaman ellas, o transgeneristas, nos encontrábamos a hablar, te encontrabas con una profesora de filosofía, de física cuántica, por ejemplo, que recién una vez demostrada su capacidad académica o profesional, recién ahí se transexualizaban. Entonces nadie les podía quitar los logros adquiridos. Nosotras nos diferenciamos en Latinoamérica, el travestismo acá es un fenómeno niño, adolescente. Y de ahí el severo desbarajuste para insertarnos en la cadena social, no podemos terminar ni el colegio muchas veces.

¿Qué te parece que ocurrió como contexto social y coyuntura política en nuestro país para que pudiera darse la sanción de la Ley de Identidad de Género?

Fueron confluencias de cosas, capaz que uno de los emergentes primeros para entender el porqué es la fuerte militancia política que tenemos, el movimiento travesti en Argentina puntualmente. En el resto del mundo hay militancia y hasta nos preexiste, pero más acomodaticia, esperando atrás de gays y lesbianas. Las travestis en Latinoamérica tenemos muy en claro que no somos ni hombres ni mujeres y que esos no son lugares a los que queramos llegar. Quizá cuando una es niña no entiende el mundo, lo que puede ser posible. En la escuela te patologizan y el discurso más fácil para salir de eso es decir que soy una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. Es lo que el otro quiere oír y lo que una persona desesperada dice para poder sobrevivir.

¿No hay quienes sientan eso realmente?

Hay una infinidad de personas que lo dice honestamente y si los vas desandando, hay puntos en los que no pueden sustentarlo. Tampoco una quiere indagar, porque son sujetos librados a sus procesos. Esto es importante que se tenga en claro a nivel político. El lugar u objetivo privilegiado para el travesti sería romper esa dicotomía malo-bueno, hombre-mujer, obrero-terrateniente. Hay muchos caminos intermedios, somos travestis como mismidad.

¿Pero entonces entre travesti y hombre o entre aquel o aquella que se coloque entre travesti y ese o esa, otro y otra, habría infinidad de posiciones?

Sí, hay diferentes planos. Si lo pensás burocráticamente, podés poner H y M, y una T para todos los que no se identifiquen ni con hombre ni mujer. Parafraseando a Nietzsche, decimos que la persona humana es una cuerda tendida entre la bestia y la persona trans. Porque hemos estado trabajando la identidad exclusivamente desde una perspectiva positiva. ¿Qué soy?, ¿mamá adolescente?, ¿pueblo originario?, ¿argentina? Pero no hemos trabajado que a efectos prácticos eso no debería tener injerencia social. Si me encuentro con alguien y me pide una revista (la presente entrevista se realizó mientras Marlene atendía un kiosco de revistas), me pregunta cuánto vale, me la paga y se va. No me importa lo que sea esa persona. Sí es importante una cuestión negativa respecto de la construcción de la identidad. La identidad es inconmensurable si se quiere. ¿Qué es ese aspecto negativo y por qué es trascendental en la convivencia social? Sea barrial, municipal o nacional, lo importante es lo que no somos. Yo no soy Videla, no te voy a torturar...

¿La búsqueda, en el marco de la Ley de Identidad de Género, de un reconocimiento de la identidad trans o travesti es a causa de una cuestión social o de identidad personal?

Si alguien pregunta quién fue Einstein, surge en su identidad que fue físico, capaz que su otro aspecto más claro fue su origen judío. En nosotras, ser travestis es lo más claro que surge. Haber tenido que remar contra el mundo para sostener nuestra configuración subjetiva, ser travestis es lo más claro para sostener el derecho a la propia autonomía. Podríamos haber mentido y vestirnos de mujer y escondernos tras esas categorías, podríamos haber matado heterosexuales, bombardeado comisarías. Pero decidimos luchar y aceptar el peor de los lugares, el de la prostitución, donde socialmente se nos ubicó también, y desde ahí tratamos de construir de a poco, de la mejor manera, lejos del resentimiento, tratando de reparar los lazos familiares de cada una…

Si pensamos en un Estado utópico donde hubiera H, M y T en los DNI, ¿la militancia trans perdería así su razón de ser? ¿Qué pasaría si la identidad trans y travesti estuviera totalmente legalizada y legitimada?

Espero que cuando digamos persona trans no sea lo que dice Nietzsche del super hombre. La pregunta entonces sería qué contenido podemos darle al concepto de persona trans. Creo que tenemos que nutrir ese concepto desde el lugar travesti. Para concebir el concepto de persona trans no hace falta poner en juego las prácticas sexuales o la genitalidad, se trata de ir aprendiendo qué es cada quien y de entender que siempre seguiremos teniendo problemas en el amor, pero que en esa utopía los padres apoyarán sin prejuicios el objeto de amor de sus hijos. Que seamos familia y nos hagamos cargo de eso y el Estado también. Pero el matrimonio igualitario va contra esto, si indagás entre los gays y lesbianas, de un grupo pequeño de lesbianas podés ir ampliando exponencialmente en relación a todas las que han cogido entre sí. Con los gays pasa algo así también. Y hay gays viviendo en “triejas”, tres personas conviviendo y demás lazos. ¿Por qué no legitimar esas prácticas, esas formas, en vez de luchar por un matrimonio que en lugar de hacerlos crecer los reafirma heterosexistamente?

¿Creés que eso fue lo que se pudo hacer en este momento histórico o qué hubiese sido mejor no hacer nada con respecto a la modificación de la Ley de Matrimonio?

Hubo falta de coraje político. Porque se podrían haber usado los argumentos del conservadurismo, esos que dicen que el matrimonio es de los heterosexuales y que los demás tienen que legitimarse de otra manera. Prefiero que se queden ellos, los heterosexuales conservadores con esos cánceres, esos parámetros que a los sujetos heterosexuales les producen tremendo dolor. Los hombres –nosotras los vemos en la prostitución y no son un número insignificante– que vienen a atiborrarnos la oreja de llanto y lamento a causa de la infelicidad de sus matrimonios y lo más importante que les pasa en los momentos que nos ven, es poder sacarse de encima ese peso pesado por un momento.

Otro de los puntos insoslayables para decir, porque esto ha sucedido en Argentina ahora y no antes ni después, es la posibilidad de un Estado que ha potenciado sus políticas de derechos humanos y que ha puesto recursos en las organizaciones minoritarias. Pero creo que las organizaciones que hemos dejado emerger no han sido honestas. Desde mi actividad política en general vi como, por ejemplo, la Ley de Medios se fue construyendo desde las bases, hubo foros, y luego el Estado toma lo debatido y queda la Ley que no es ni lo que queríamos unos ni otros, es un consenso. Pero con las leyes de matrimonio igualitario e identidad eso no pasó. Lo que sucedió es que el dinero se usó para ir a decirle a las provincias y organizaciones “esto es lo que hay que hacer”…

¿De parte del Estado decís?

De parte de las organizaciones LGTBI que tuvieron lugar en el Estado. El resto de las organizaciones nos callamos, porque si es la primera vez que llega una lesbiana ahí, (7) tampoco se puede estar en contra. Pero los grupos con más poder tomaron la bandera de la causa y el gobierno no iba a hacer otra cosa que lo que dijeran esas organizaciones. Además a los heterosexuales les resulta tranquilizador porque piensan que los LGTBI quieren portarse bien, ser ovejitas blancas como ellos…

Antes hablabas de la H, la M y la T en el DNI, ¿pero por qué en vez de eso, no dejar tan solo el número y no aclarar allí ningún sexo en particular?

Eso sería ideal y considerando el Estado utópico que sugerías antes, a efectos burocráticos un número es un número y un médico que te encuentra tirada en la calle, ve un cuerpo biológico y lo tiene que asistir. Importa nada otra condición. Pero en este momento para mí, que no he hecho el cambio de DNI, es una posición política no hacerme el cambio para no invisibilizarme detrás de una mujer, porque yo soy travesti y el día que la policía macrista (8) salga a golpear travestis a mi me golpeará como a cualquier otra travesti, tenga el DNI que tenga, porque lo travesti lo llevás encima, se ve físicamente. Yo no puedo mentir mi “mujeridad”, hay otras que quizá físicamente pueden pero no es justo que haya que encuadrar en características físicas, en categorías. Lo legítimo sería que se nos respete, no porque ahora seamos mujeres. Me parece que es una lucha que puede darse para el resto del mundo, porque hasta el momento sin dudas la legislación argentina es la más avanzada, lo que no quiere decir que no haya otras superadoras.

¿Pensás que esta Ley así como está es un avance, aunque sea insuficiente?

Obviamente. Hay diferentes planos de análisis. El primero es que hay un Estado y una sociedad que sostiene el Estado que es heterosexual, que ha sido y será la dueña de todo. Y han tenido el primer gesto de cariño para con una comunidad como la nuestra, tan golpeada y que aún seguirá en situación de prostitución, pero es un gesto, y la posibilidad de que ahora haya nacido una persona intersexual en Formosa y que los papás se pregunten al menos si no querrá ser varón y la estarán haciendo mujer, es importante. El diálogo social que se insertó y propagó es importantísimo. Después la Corte Suprema de Justicia ha dado orden a la Inspección General de Justicia de que le otorgue la personería jurídica a la organización de Lohana Berkins. Es importantísimo.

Durante el debate de la Ley de Identidad de Género, hubo quienes sostenían que las cirugías estéticas “de embellecimiento” (siliconas, por ejemplo) deberían ser gratuitas al igual que aquellas cirugías que respondieran a una problemática de identidad. ¿Creés que la fundamentación de la gratuidad del segundo tipo de cirugías a diferencia del primer tipo se sostiene considerando que en el caso de los y las trans hay una exposición a situaciones riesgosas en la construcción de sus cuerpos? ¿Se trataría de una medida protectora o de algo más? ¿Podría pensarse que, por ejemplo, un hombre que considerara su pene muy pequeño, o una mujer que sienta sus senos demasiado chicos también lo/a atormentaría su imagen en el espejo y la exposición ante la mirada de los otros? ¿Qué diferencias pensás que hay entre los casos de cirugías de trans y los otros en cuanto a la posición que debería asumir el Estado?

Primeramente creo que no debería haber tecnología aplicable al cuerpo, a la sanidad que no sea fácilmente adquirible, que no sea pública. Ahora, en las condiciones en las que estamos no es lo mismo una piba que quiere que le regalen las tetas a los 15 años para poder tener mayores posibilidades de conquista, o lo que sea, porque tiene tetas. No es lo mismo un pene pequeño, porque tiene pene. Lo que acá discutimos es poder acercar la imagen física propia. Una travesti no tiene tetas, una masculinidad trans tiene tetas que detesta. Después hay cirugías secundarias, como la depilación u hormonas que no son moco de pavo, tiene que haber recurso, porque están las tecnologías pero no para todos. Como en el caso del aborto, por falta de atención segura y legal, recurrimos a servicios que no son baratos y corren riesgo nuestras vidas.

Pero pensando en esos casos de quienes no pueden soportar su imagen en el espejo, podría pensarse que pene chico es para aquel que así lo vive, sinónimo de no tener pene…

Bueno, ahí entramos todos, travestis y no travestis. ¿Pero tenemos que trabajar para que tengas tetas que les gusten a otros y vos no lo sufras? ¿O tenemos que tratar de que cada uno maneje su sensualidad con lo que cada uno tiene? Nosotras somos paradigma de ese daño. En las travestis de la generación anterior a la mía se destrozaron las caderas poniéndose cosas, hay chicas inválidas hoy por eso. Pero luego con Nicole Neumann (9) y otras modelos, las chicas ahora se ponen unas tetitas, se hacen un respingado de nariz y nada más. Si hablamos de utopía, creo que se trata de encontrar la femineidad, porque yo la he visto, la he encontrado en la villa gay con cero pesos, en “La Pedro”, por ejemplo, con su barba y demás, ella y su pareja, te dabas cuenta claramente quién era masculino y quién era femenina, independientemente de lo físico. Allí había una radicalización de la escasez y pobreza, no es algo a lo que aspiro, claro, pero sí tratar de encontrar belleza en distintos tipos físicos donde ingrese también la androginia. La femineidad como independiente de lo físico, cada cual la encuentra de la forma que sea. Si leemos El beso de la mujer araña de Puig o vemos la película brasileña Madame Sata, donde ella debe ser el macho de la manada porque si no, se los llevan a todos puestos. Tiene que ser ella, hombre a la fuerza y eso no le quita femineidad. Pero tenía el derecho a explorar sus partes femeninas y construirse de acuerdo a su deseo y no a lo que se espera socialmente.

¿Cada uno entonces podría ubicar su sensualidad independien-temente de lo que tenga o no tenga? Porque antes marcabas diferencia entre tener y no tener. Decías que un pene chico no es igual que no tenerlo, o una tetas chicas no es igual a no tenerlas. ¿Sería más legítimo en ese sentido no tener o tener algo “de sobra”, que tenerlo o no tenerlo de forma aceptable para lo que uno quisiera?

Es difícil, hay límites, como la vaginoplastía o peneplastía, donde realmente tiendo a pensar, aún no he encontrado fundamentos que me hagan derribar esta sospecha, que cada uno tiene que asumir lo que le tocó. Quizá si me empujás mucho, lo único que termino justificando es la hormonización, y capaz que ni eso. Porque contextualmente estamos donde estamos, la imagen nos maneja, para conseguir trabajo inclusive… pero la peneplastía y vaginoplastia las veo como operaciones mutilantes y acá hay un tema sobre la autonomía donde yo no voy a poner en duda jamás lo que la otra persona pone en palabras, si alguien dice: “mi pene me provoca dolor, no lo soporto, no puedo verme al espejo, bañarme, etc.”, no es que no le crea pero pienso que es un problema de la introspección de los mandatos de esta sociedad, no creo que sea tan incómodo. A mí también, salvando las distancias, ir a la playa en bikini me resulta un tanto incómodo, pero bueno, me pongo un pareo. A mí no me interesa trabajar para estos cambios radicales. Sí quiero trabajar por el tipo que se siente subyugado ante una trava y pueda admitir que no se le cae nada porque una trava porte un pene, porque no es un pene en las generales de la ley. Si dos penes no son iguales, el chiquito y el grande, bueno, el pene de una trava por más que sea grande, es un pene resignificado, con femineidad. Incluso en prácticas sexuales que pueden ser similares, la trava penetra al varón, bueno, hay maneras de reconfigurar esto ¿es el varón el que esta envainando a la trava? Cuantas minas dominantes hay que son ellas las que envainan esas pijas.

La Ley de Identidad permite a cualquier persona cambiar su género y realizar una cirugía de reasignación sexual sin la incidencia de médicos, psiquiatras o psicólogos. ¿Qué pensás al respecto?

Aquí hay que salir del terreno médico para llevarlo al político. En Tailandia las operaciones son una industria. Entonces tiene que haber puntos intermedios. Pero cuando hablamos de despatologización se trata de una urgencia. Lo que alguien dice ser no puede ser puesto en duda. Hay dudas o caminos pedagógicos para ver cómo has construido eso que creés que sos, esa imagen que construiste, eso que te causa dolor… ¿hay que ser Beatriz Preciado con miles de piercings? Yo no necesito ningún tatuaje ni perforación para ser revolucionaria. No quiero vulnerar mi cuerpo mas allá de lo que me tocó tener. Me parece que cuando hablamos de despatologización estamos en la emergencia de decir que no estamos locas. Cada vez es mayor el discurso de medicalización de los niños porque el nene no se banca estar haciendo una pedorrada encerrado en el jardín de infantes. Somos una sociedad que produce sujetos enfermos. Yo me declaro absolutamente Cristinista (10) pero a Cristina le tengo que reclamar que en sus discursos no puede decir, como representante del Estado, que por Dios esto o por la virgencita aquello. No lo puede hacer, pero no le puedo recriminar eso a Cristina después de haber tenido a un mono como presidente, como lo fue Menem, sería absurdo… todos y todas necesitamos hacer un análisis crítico respecto del concepto de salud y enfermedad. Que una persona en un call center tenga que levantar la mano para ir al baño, y que puedan decirle que no, ¡es increíble!

¿Creés que todos deberían ser libres de hacerse una vagina o peneplastía o es algo a cuestionar?

A esas intervenciones de carácter tan radical yo las pondría en cuestión. En última instancia está la autonomía de esa persona, creo que deberíamos educar para que la gente no requiera esos cambios radicales. Pero, una vez que los solicita, no tengo argumentos para decirles que no. Es el mismo problema en el que nos pone el aborto no punible. No estamos hablando de que nos guste la situación del aborto, pero somos conscientes que debe haber educación sexual para que los niños y niñas sepan las consecuencias de las prácticas sexuales. No vas a ganar respeto por el hecho de que sos mamá, sélo cuando lo desees; no porque ahora que tenés un nene, te dejaron de violar en la villa cuadra a cuadra. O, porque te querés oponer a tu madre, te hagas madre para evitar eso. Lo que no se discute en el tema del aborto es que el derecho del niño y de la niña es a tener un papá o mamá en sanas condiciones psicofísicas y económicas. No es solo mamá y papá te quieren o la Iglesia te cuida, esa criatura necesita papá, mamá, abuelo o cualquiera que desempeñe la función paterna y materna y que desee ese niño.

¿Qué pensás de casos como el del Josie Romero, la niña trans norteamericana de 8 años de edad que inició un cambio de sexo con apoyo de sus padres? ¿Qué opinás sobre la incidencia de la Ley en los casos de los niños y niñas?

Ese era uno de los argumentos que nosotras sosteníamos respecto de la Ley de Identidad de Género. No es simplemente una cuestión jodida política nuestra de decir que estamos contra un mundo queer, igual no somos queer, sino que, ante la monstruosidad social, los papás van a querer tener una nena, “¡ay, me va a salir mariquita!”. Muchos gays y lesbianas van a ser transexualizados solo para que no sean algo raro. Entonces opero al nene o a la nena, nos vamos a otro Estado y somos una familia normal. No hay familias normales. Este punto en la Ley se relaciona con el hecho de que no pongan la T, es uno de los puntos problemáticos.

¿Pero vos creés que un niño debería o podría elegir una H, M o T?

Un niño no. Ahí están eligiendo los padres. Un niño o niña tiene que ir atravesando la inmensa cantidad de relatos trans, travestis que hay e ir aprendiendo y saber que su pene puede ser resignificado, que puede ser disfrutable, que ni tu pene ni ninguna práctica sexual haría caer tu femineidad. La femineidad pasa por otro lado. Hemos visto resignificar su masculinidad. Clientes que en sus prácticas han sido varoncitos y que en definitiva están buscando sentirse ellos los hacedores de tu placer y el propio, y de pronto constatan que agarrándote el pene descubren que gozan, al igual que haciéndote sexo oral y lo van haciendo y no se les cae nada por ello. Las travestis y el hombre heterosexual son dos paradigmas importantísimos para que indaguemos entre todos y todas porqué el hombre se puede meter un cactus en el orto que nadie va a cuestionar su heterosexualidad. Es la plusvalía que tienen al haber nacido hombres y haberse manifestado de esa manera. En los casos de niños y niñas irán decidiendo, con ayuda terapéutica por supuesto, irán soportando preguntas y se podrá ir alargando el tiempo para que puedan ir respondiendo sus propias preguntas.

Antes decías que ustedes no eran queer, ¿a qué llamás queer y a qué no?

Soy filo-queer. No acepto la culturización acrítica. El término queer es norteamericano, por eso soy filo-queer. En cuanto a lo gay, soy más fóbica-gay. Porque lo gay es una cuestión capitalista, asimilacionista… si hay que votar a Bush, ponen plata para votarlo porque lo importante es sostener el sistema mientras los dejen vivir.

¿Y cual sería una analogía para el término queer en Argentina?

Marica. Mucho del discurso queer comparto, me parece legítimo en los contextos europeos y yanquis, pero el que va a un lugar queer y vuelve acá se da cuenta de que acá son dieciséis niños mimados en las universidades y que allá eso no tiene nada que ver, allá hacen piquetes, toman casas, cacerolas, queer radical. No se asemeja a lo que es acá. El término “marica” es propio, quizá alguno lo podría tomar de modo peyorativo, pero es ingenuo. Putos Peronistas (11) me parece algo maravilloso, que se hayan puesto ese nombre. Puto, que claramente es un insulto, es reapropiado por ellos y resignificado.

Esto último que mencionás me remite a tu nombre. Leí que Marlene lo tomaste de Marlene Dietrich, y creo que dentro del universo trans y travesti (hablo en general, seguramente habrá excepciones) es muy común que se adopten nombres extranjeros o de estrellas hollywoodenses o europeas, “mujeres maravillas”, como mencionabas al comienzo. ¿Por qué pensás que eso sucede así? ¿Cómo se dio eso en tu caso en particular, considerando el fuerte arraigo lationamericano contra la culturización acrítica que mencionás?

La cuestión del nombre tiene una línea histórica. Ese nombre me lo ponen compañeras mayores cuando aún no cumplía 17 años. Desde entonces vengo apropiándome de él, así que no me implico hoy mucho con la Dietrich, pero algo de ello es perenne, finalmente pasé de admirar su bello cuerpo con sus piernas largas donde me identifiqué, a admirar su lesbianismo y su juego con lo masculino y alguna cosa más respecto de su vida privada y no ya como personaje diva, sino con su persona. En general pienso que no podemos tener una respuesta para algo tan complejo en tanto abarca tantas subjetividades. Sí puedo intuir algunas respuestas generalizadoras. Nuestras “ídolas”, como las de la mayoría de la gente, son las que llegan desde los medios, son extranjeras o al menos las más importantes en nuestros días. Hay componentes de clase y de pertenencia a un imaginario de estatus superior como el que hace que Dalma y Giannina Maradona (12) no sean Juana e Isabel Maradona. El hecho de que la travestidad sea revolucionaria, no hace que todas en cada hecho cotidiano lo seamos. Hay también algo de no pertenencia a los sentimientos generalizados sobre la pertenencia a la patria (cuando una se hace amiga de una peruana y es llevada presa, golpeada, coimeada o puesta presa por un policía argentino, comprende esto). Por otra parte, no creo que seamos tan críticos ni críticas al respecto y quienes más lo son, escogen nombres pre-conquista. Hay un hecho más significativo aún, y es el alto grado de desprendimiento con el apellido paterno. Nadia Echazú y yo, creo, somos de las primeras en mantenerlo. Yo nunca pensé que mi apellido pudiese ser otro. Hay quienes han pedido que se les deforme el apellido para no portar el del padre, violador o golpeador, y en ello hay toda una interpretación sobre el padre, la Ley y el Estado como figura paterna social. Por otro lado, ¿qué mujer podría ser nuestro paradigma identitario? En un país comprometido con la educación, surgen hoy muchas Evas y Victorias. Diana Sacayan (13) agrega el nombre Amancay en el documento por la reivindicación de pertenencia a sus ancestros americanos, pero en lo general esto es algo que la gran mayoría esconde. Finalmente vos me preguntás, a mis 43 años por qué continúo siendo Marlene. Porque yo tengo peso específico, y ese nombre me pertenece tanto o más que a ella. Marlene Wayar tiene un prontuario, un recorrido y currículum propio donde nada dejó de ser puesto en cuestión. Solo que algunas cuestiones han sido salvadas a favor de la no-innovación, diría un juez, y también diría, he tenido que explicarme cómo declarar inimputable a todo un mundo de adultos que me precedieron y me dejaron 30.000 desaparecidos y desaparecidas, además de los tratos vejatorios que sufrí y vi sufrir a mis compañeras. ¿Creés que no me puedo declarar inimputable a mí misma a los 17 años respecto a la elección de mi nombre?

1- Autobiografía (por Marlene Wayar): nació en Córdoba capital el año que supuestamente el ser humano pisa la luna. Esto marca su infancia, entre la contradictoria evolución tecnológica-humanista. Muy joven se recibe en la escuela de cerámica “Fernando Arranz”, con los títulos de profesora, técnica y artística, sin haber dado por concluido el ciclo de educación secundario. Por tal motivo, no puede oficializar dichos títulos y siente lo mismo respecto a su mismidad: quién soy, se pregunta antes de responder socialmente qué soy. Esto lo responde hace pocos años recorriendo las calles prostitutivas del centro cordobés donde encuentra a sus pares: construirse travesti y poder ejercer su profesión con legitimidad.

Un juez dicta sentencia, “la próxima vez que la vea por aquí duplico la pena que le dé el comisario”. Años después, decide radicarse en Buenos Aires. Tiene una experiencia de cuidado maternal frustrada que la aleja de la militancia por un tiempo. Ha formado parte de la organización y activismo travesti, junto a Nadia Echazú, en OTTRA, participado del movimiento GLTTTBI argentino, articulando con el movimiento feminista, y dando charlas para estudiantes universitarios. Es capacitadora de numerosxs activistas trans latinoamericanxs en iniciativas de Alejandra Sardá y Marcelo Ferreyra (ILGHRC, MULABI y ASTRAEA fund.) entre otrxs. Funda Futuro Trans, ocupando hoy el lugar de coordinadora general.

2- Personaje central de la novela Raíces de Alex Haley y de la serie de televisión del mismo nombre.

3- Activista y militante por los derechos trans fallecida en 2004.

4- Fundadora de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT).

5- Abogada, investigadora y docente. Co-directora del grupo de investigación “Narración y representación de los cuerpos y de la violencia” de la Universidad de Buenos Aires.

6- Antropóloga y Magíster en Sociología de la Cultura, investigadora y activista por la igualdad de género , autora de Cuerpos desobedientes, Edhasa, Bs. As., 2004.

7- Se refiere al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo.

8- La Policía Metropolitana es una institución civil creada por iniciativa del jefe de Gobierno, Mauricio Macri (2007- 2015) para ejercer el poder de policía del Estado en el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

9- Modelo argentina.

10- Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de la República Argentina (2007-2015).

11- La Agrupación Nacional Putos Peronistas es una agrupación política y social argentina integrada por personas homosexuales, travestis y trans de ideología peronista.

12- Hijas del jugador de fútbol argentino Diego Armando Maradona.

13- Militante travesti tucumana. Fue candidata a defensora del pueblo de la Matanza.

Transformaciones. Ley, diversidad, sexuación

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