Читать книгу El libro de oro del Coaching - Nico Quindt - Страница 10
1.7 LO QUE NO HACE EL COACH
ОглавлениеComo coach no debes dar respuestas ni marcar el camino, sino acompañar el proceso de aprendizaje ayudando al cliente a explorar la consciencia de sí mismo y motivarlo para cumplir sus objetivos encontrando nuevas opciones.
• El coaching no es una terapia.
• No puedes hacer intervenciones.
Sin embargo, como soy un poco rebelde y casi siempre me niego al pensamiento rígido que impera en cualquier empresa o proceso, he indagado más a fondo estas cuestiones. Un amigo certificado en neurocoach me ha postulado que no son irreconciliables estas disciplinas (la terapia, mentoría y consultoría) que se pueden fusionar, es decir: podemos indagar dentro de la otra persona para que ella resuelva sus problemas encontrando dentro de sí misma la solución, esto sería un proceso típico de coaching, pero cuando vemos que está muy alejada de esa realidad o cuando la persona lo solicita porque le resulta muy difícil lidiar con esa traba, podemos asesorarla y brindarle un consejo, una idea o una herramienta específica. Entonces dentro de un proceso de coaching incluimos la consultoría, pero siempre sabiendo que en ese momento no estamos haciendo coaching sino consultoría. Algunos verticalistas o absolutistas van a negar rotundamente esta metodología, pero yo pienso que esto es privarse de incluir disciplinas que pueden ayudar al coacheé, y si nuestro trabajo al final del día es ayudar al cliente, entonces no veo por qué estaría mal valernos de herramientas que conocemos si nos pueden facilitar la tarea. Mientras seamos plenamente conscientes de en qué momento estamos coaching y en cuál otro estamos dando mentoría o lo que fuere, según mi juicio no habría inconveniente. Lo dejo a tu criterio si esto es viable o no.
¡CUIDADO!
Decir lo uno haría en el lugar del cliente o cuestiones similares: “yo en su lugar haría tal cosa” “por qué no prueba con hacer tal cosa”, puede servirle a uno, pero no necesariamente al cliente. Se comete el error de pensar que el accionar que uno considera correcto puede serlo para la otra persona, o peor aún que yo poseo la forma correcta de actuar. Si me pongo a mí como ejemplo puedo caer en que se ponga sobre la mesa la cuestión de la superioridad del coach sobre el coacheé que siempre se quiere evitar en el proceso de coaching.
Ciertas veces escuchamos un consejo “yo no haría eso” “si te pasa esto debes hacer esto otro” y en el momento que fue dado quizás haya conseguido resultados, pero sucede que nuestra mente muchas veces lo interpreta como un mandato “yo no debería hacer eso” o siempre que pase esto debo hacer esto otro” y esta información que se nos brindó como un consejo en una situación determinada la tomamos como una instrucción a la que a mí me gusta llamar verdad absoluta. Por esta misma razón es que el coaching se abstiene de este tipo de comentarios.
El coaching presupone que los coacheés tienen todas las herramientas para lograr sus objetivos, pero sucede que ciertas veces los clientes hacen cosas y obtienen objetivos y siquiera saben cómo lo hicieron, por eso es necesaria la ayuda de un coach que ayude a descubrir esa fórmula oculta. Ciertas veces los clientes no disponen de todas las herramientas, o, si lo hacen, les falta perseverancia, intuición, imaginación o simplemente carecen de la inteligencia para ver el panorama completo, esta es otra razón por la cual es necesario un coach.
Siempre y cuando la persona esté dispuesta a hacer esos cambios y descubrimientos y a tomar las riendas de su vida y el valor de alcanzar sus metas.
Por eso nunca intente enseñar a un cerdo a volar. Primero porque fracasará, segundo porque desgastará tiempo, energía y será muy duro intentarlo, y tercero porque molestará al cerdo.