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Gazpacho andaluz

El gazpacho es la tercera comida preferida de los españoles (después de la tortilla de papas y la paella) y entiendo por qué: ¡es muy fácil de preparar y delicioso! Es una sopa fría en la cual el ingrediente principal, hoy en día, es el tomate, aunque no siempre fue así. El origen del gazpacho data del siglo VIII, durante la época de Al­Ándalus, pero en aquel momento había una pequeña gran diferencia: ¡en Europa todavía no conocían el tomate! El gazpacho era, entonces, una mezcla de migas de pan viejo, aceite de oliva, vinagre y, con mucha suerte, almendras y ajo. El tomate llegó a España desde América a mediados del siglo XVI y empezó a usarse como ingrediente principal del gazpacho a comienzos del siglo XVIII, cuando nació el gazpacho que conocemos hoy en día. Más tarde se fueron añadiendo otros vegetales, como morrones y pepinos.

Aunque el lugar exacto de origen del gazpacho es incierto, se lo conoce normalmente como gazpacho andaluz porque se cree que nació en la región de Andalucía, donde la producción de aceite de oliva es muy abundante, y los veranos calurosos y secos son la invitación perfecta a una sopa bien fría y refrescante.

Ahí lo probé, en Andalucía, una de mis regiones favoritas de España —¡y del mundo!—. Fue en mi segunda visita a España, cenando una noche muy calurosa de verano en Frigiliana, el pueblo blanco más hermoso que vi, flotando entre las montañas y el mar.

¿Te dieron ganas de probar el gazpacho o volver a tomarlo y viajar a España por un ratito? ¡Vamos con la receta!

Ingredientes (para 4 personas)

Tomates perita bien maduros, 700 g

Morrón verde, 1

Pepino, 1

Dientes de ajo, 2

Pan, 30 g

Aceite de oliva extra virgen, 30 ml

Agua fría, 175 ml

Vinagre, 20 ml

Sal, 5 g

Procedimiento

 Cortar en cubitos los tomates, el morrón, el pepino, los dientes de ajo, el pan y poner todo en el vaso de la licuadora junto con el aceite, el agua, el vinagre y la sal.

 Licuar por unos minutos hasta que tenga una textura muy fina.

 Pasar el líquido licuado por un colador apretando con una cuchara para filtrar bien y que no queden pieles ni semillas.

 Llevar a la heladera por un par de horas como mínimo, o mejor aún, toda la noche.

 ¡Disfrutar bien frío en un día de verano!



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