Читать книгу Factor Principal - Odmady Santa - Страница 11
Оглавление5. Simplicidad
Linda palabra, amplia y profunda para analizar. Siempre hemos escuchado que las cosas simples se disfrutan más. Que es cuando dejamos todo a la imaginación y nos dejamos llevar por el momento cuando disfrutamos al máximo el presente.
Que fácil sería todo si nos lo tomáramos con simplicidad. Sin agobios, afanes, sin vivir pensando en el mañana, del cual no tenemos control. Todo lo simple tiene más sabor; parece ilógico, pero es así. Lo sencillo es original y eso va para todo. Hay personas que nacen con estilo propio de elegancia, pero transmiten sencillez.
Era el año 1998 en Bogotá, Colombia. Hicimos un viaje desde la ciudad a Melgar, una zona muy turística y reconocida a nivel nacional por el clima y el estilo con que se vive allí. Es espectacular, puedes encontrar prácticamente de todo para unas excelentes vacaciones (a excepción del mar, ya que todo esto se encuentra en el interior del país, a solo dos horas y media de Bogotá).
Era un viaje de familias de directivos de una empresa nacional de la cual mi padrastro era el director nacional. Era realmente un grupo muy reducido de la junta directiva. De todo, lo que quiero resaltar es esto: en ese viaje íbamos hijos, nueras, esposos, esposas, yernos, familiares muy directos conocidos por todos. Obvio, menos por mí, ya que yo residía en Pereira y no en Bogotá.
En ese viaje iba un médico muy reconocido a nivel nacional, era el yerno del tesorero de la empresa. Ese hombre me impactó. Hasta el día de hoy lo recuerdo como una inspiración. Desde que comenzó el viaje se hizo cargo de todo. Tendría unos treinta y cinco años y era superatento con todos; sencillo, amable y siempre dispuesto a ayudar.
A la hora de la salida había muchas maletas y bolsas sueltas, las cuales no cabían en los maleteros de los coches. Se había alquilado un microbús; algo como para doce pasajeros y que en su parte superior tenía una vaca (parrilla, cesta) para colocar equipaje. Este médico se encargó de todo eso. Recuerdo pasarle cosas, maletas, remos, varias cosas para el paseo. Lo veía a él allí tan entusiasmado, con tanto empeño realizando esa tarea tan trivial que otro podía hacer y no hacía; por ejemplo, yo.
Él disfrutaba acomodando todo y atándolo con unas cuerdas para su seguridad. Yo no veía a una persona normal allí, veía a un médico cirujano reconocido, millonario, dando su amor, su simpatía, su sencillez, a otros. Me impactó y tengo que reconocer que eso marcó parte de mi vida.
Muchas veces, sin tener nada, nos creemos mucha cosa. Somos en algunos casos arrogantes y prepotentes cuando no hemos ni terminado la secundaria. Este tipo de personas están en vías de extinción y mucho más en Latinoamérica, donde lamentablemente la vanidad nos ha cegado y nos ha llevado a tener un comportamiento poco ético y sublime.
He de confesar que he tenido que estar en algunas reuniones de embajada y algunos actos protocolarios de presentaciones y reuniones con políticos y empresarios. Y no es la zona donde más cómodo me he encontrado. Son sitios fríos, hipócritas y poco convencionales. Su gente no es lo que aparenta ser. Quieren conectar de una manera grotesca. diría yo: ¡impresionando!
Hacen alarde de sus logros y promesas, y todo ello es mero charloteo y vidas camufladas. Claro, entiendo que esto hace parte del circo de vida que llevamos. Mientras haya payasos, el circo nunca se acabará. Son lugares donde la sencillez no cuenta. Y me refiero a actitud, no a economía.
Todos quieren conectar con alguien por algún motivo importante basándose en sus capacidades y logros. No se ve un ambiente de honestidad, originalidad ni humildad. Obviamente asisto a muchas reuniones menos glamorosas en todas sus áreas y no se imaginan los egos por donde andan, fuera de este planeta, y creemos que, por no tener un reconocimiento, título o fama son personas más sencillas y agradables.
Vaya sorpresa y desilusión con este tipo de encuentros en muchas ocasiones. Al ser humano lo hace grande es su sencillez, su amor, respeto, valores hacia los demás y hacia el planeta mismo. Si aprendes a disfrutar de la vida de una forma sencilla y relajada en el buen sentido de la palabra, vas a disfrutar de un viaje maravilloso por este planeta.
Cada que emprendo un viaje, estoy seguro de que soy el que siente más emoción; y eso que tengo cuatro hijos. No se les nota tanta alegría como a mí. Aprendí a disfrutar de todo lo que me encontraba en el camino. Mis viajes por carretera en España, Lituania, Francia, Suecia, Dinamarca y Noruega se me hacen muy placenteros y siempre que puedo evito las autopistas y vías rápidas para poder disfrutar de los paisajes.
Suelo parar cada dos horas como norma para mí. Aunque sea diez minutos. Aprendí que por las prisas se pierde mucho. No quiero ir corriendo por esta vida intentando conseguir algo que al final no me voy a llevar y que tampoco necesito demasiado para ser feliz.
Mis hijos me dicen: «Papá, qué pesado eres con los paisajes que ya hemos visto bastante; queremos llegar al hotel». Afortunadamente mi copiloto preferido, mi bella y amada esposa, me sigue el cuento. A ella no le gusta tanto como a mí, pero he notado que está empezando a disfrutar de los viajes como yo.
En esos viajes te puedes pasar horas y horas en carretera corriendo entre gasolineras en muchos casos, ya que en Europa no hay tanto restaurante en las rutas como en Latinoamérica. Si no conoces la zona eso es lo que te toca. Cada instante de mi vida intento vivirlo al máximo con placer y alegrías y no darle importancia a lo que no es importante.
Cada que puedo, hago un nuevo amigo en esos viajes. Me gusta hablar con la gente y conocer sus costumbres y disfrutar mucho de su compañía. Tengo los números de teléfono de algunos de ellos que todavía conservo y nos comunicamos de vez en cuando.
Esa simplicidad que yo le agregué a mi vida me ha llevado a tener un estilo de vida más pleno, agradable y saludable. Los demás siempre han sido muy importantes para mí y han merecido mis respetos siempre.
En un reciente viaje que hice a Vilna, Lituania, hice amistad con una tripulante de vuelo. Ella me escuchó hablando con mi hijo en español y eso le llamó la atención ya que, en su trabajo, predomina es el idioma inglés. ¡Claro! La chica es de nacionalidad ecuatoriana y por eso la emoción.
Conectamos inmediatamente y la verdad que hizo que mi viaje fuera mucho más agradable. Estuvo atenta todo el tiempo por si necesitaba algo. Hasta el día de hoy somos amigos. Hablamos esporádicamente de qué tan agradable y fácil es vivir la vida cuando tú no te la complicas. La vida, por si, trae sus reveses y nosotros la ayudamos a que sean más fuertes y duraderos.
El ir por este mundo haciendo amigos, disfrutando de la creación, riendo todo lo que podemos con ese brillo constante en nuestros ojos porque todo lo apreciamos y le damos un incalculable valor... Esta actitud me ha llevado a tener casa en muchas partes del mundo. Cuando visito algún país, siempre hay alguien dispuesto a ofrecer su casa y todo lo que tiene por amor a este servidor.
Vive sencillamente, no en miseria económica. ¡En sencillez del alma!, y tu vida será un placer constante.
Simplicidad = simplemente al mirar una hoja de otoño caer, me llena de emoción. Solo el hecho de sentir la brisa del mar en mi cuerpo, ¡me satisface! No necesito de una caricia ignorante para saber que estoy vivo.
Con solo mirar detrás de mí, siento mi niñez y recuerdo que tan solo un dulce me quitaba todos mis miedos; que pasar tiempo a solas con mis carritos y amigos imaginarios era suficiente para ser feliz.
¿Por qué perder el sentido de libertad? ¿Por qué preocuparse por tantas cosas? La madurez existe solo en el hecho de aprender a disfrutar y observar lo más pequeño que está a nuestro alrededor.
Armonía es lo que naturalmente necesitamos. Armonía en las manos para acariciar, en los ojos para llorar de alegría y en los labios para besar con amor.
Amor nos describe a todos. Todos tenemos amor, solo que lo expresamos de diferentes maneras. ¡Simplicidad! Qué vacíos estamos sin ella.