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IV

El Tetragrama y los setenta y dos genios planetarios

El gran Nombre sagrado de Dios que los Iniciados se han transmitido de siglo, en siglo está formado por las cuatro letras Iod He Vav He: hvhy. Por eso se le llama el Tetragrama (del griego tetra: cuatro, y gramma: letra).16 Ese nombre misterioso no debía ser pronunciado; únicamente el Gran Sacerdote del Templo de Jerusalén tenía este derecho y conocía el secreto de su pronunciación. Según la tradición, éste profería, una vez al año, el Nombre de Dios en el Templo de Jerusalén, mientras que afuera la multitud hacía ruido gritando y tocando instrumentos para que ese nombre no fuera oído. Porque quien lo oyera sin estar preparado para ello, moriría fulminado.

Las dos primeras letras de ese nombre son pues Iod, símbolo del principio masculino, dinámico, el fuego, y He, símbolo del principio femenino, plástico, receptivo. El número de Iod es 10, el de He, 5. El número de la mujer es por tanto la mitad que el del hombre. Los dos reunidos dan el número 15. Y si sumáis esas dos cifras: 1 + 5, obtendréis el 6, que es el número de la letra Vav, la letra siguiente, lo que demuestra que el hijo es el fruto de la Unión del padre y de la madre.

Tenemos pues: Iod, el padre, He, la madre, y Vav el hijo que es la prolongación del padre, como puede verse en el grafismo de la letra Vav, que es una prolongación de Iod. En cuanto al segundo He, que repite el primero, es la hija, la repetición de la madre, la gran Madre cósmica. El segundo, He es la naturaleza tal como la vemos. La Trinidad Padre-Madre-Hijo es invisible; sólo la Hija, la naturaleza, que los filósofos llaman “la naturaleza naturada”, es accesible a nuestros cinco sentidos. La verdadera Naturaleza, “la naturaleza naturante”, la que creó los mundos y a través de la cual se manifiesta el Espíritu cósmico, no se la conoce. Es Isis velada a quien el Iniciado procura quitar sus velos para contemplarla en su desnudez, es decir en su verdad.

Los cabalistas construyeron toda una ciencia concerniente al Nombre de Dios. Cada letra consta de un cierto número de nudos de donde parten tres florones,


o bien inscriben las letras del Nombre en un triángulo, de esta manera:


Si en el primer esquema se multiplica el número de nudos por el de florones, se obtiene el número 72. Es también el número que se obtiene por el segundo esquema. ¿Cómo? Puesto que cada letra posee un número: Iod 10, He 5, Vav 6, sumando todas las letras ubicadas en el triángulo, se obtiene 72. Este número 72 forma la síntesis de todas las potencias del gran Nombre de Dios: Iod, He, Vav, He, las cuales son representadas por los 72 genios planetarios. Es lo que los cabalistas llaman el Schem Hamephorasch, literalmente: “El nombre en detalle...”17

Estos 72 genios trabajan en el universo y la tradición cuenta que fue gracias a ellos que Salomón pudo construir el Templo de Jerusalén. Pues aquél que conoce los nombres de los 72 genios, que conoce sus virtudes, sus poderes, así como los momentos del año o de la jornada durante los cuales debe invocarlos, realmente puede realizar grandes cosas.

Sevres, 27 de Marzo de 1960

16 “Buscad el Reino de Dios y su Justicia”, Parte I: “La oración dominical: “Padre nuestro que estás en los Cielos”.

17 El grano de la mostaza, Obras completas, t. 4, cap. I: “La vida eterna, es que Te conozcan, Tú el único verdadero Dios”.

Los frutos del árbol de la vida

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