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Carbohidratos complejos

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Nuestra dieta se debe basar principalmente en carbohidratos complejos. Estamos hablando de cereales integrales, todavía mejor si son granos enteros, ya que conservan intactas todas las propiedades nutritivas y que con el proceso de refinamiento del cereal se pierden.

El trigo, que nosotros consumismos como harina en la pasta, el pan y la pizza, es el cereal principal de nuestra alimentación y es ideal comerlo de forma integral porque los procesos a los que viene sometido lo empobrecen, desde el punto de vista nutricional. Además, el trigo es remineralizante y antianémico.

La desventaja es que al ser el más vendido y al ser también el tipo de cereal que ha sido manipulado más veces, se aconseja, por lo tanto, el uso del trigo integral y biológico, pero variándolo.

Hay muchos cereales y lo importante es variar día tras día, ya que todos poseen diferentes cualidades nutritivas que se complementan y que proporcionan a nuestro cuerpo todas las sustancias que necesitamos. Además, si nos alimentamos todos los días con el mismo alimento entra en juego un círculo de hábitos que lleva a tener una menor ventaja nutritiva, puesto que nuestro cuerpo no está habituado y nos arriesgamos a ser intolerantes en un futuro (como los alimentos ricos en gluten).

Los cereales contienen óptimos valores nutricionales y son ricos en vitaminas y minerales además de poseer una buena cantidad de proteínas.

El arroz, también muy conocido y mejor si es integral, es un cereal que ayuda a adelgazar y muy digerible, al igual que la quinua, un cereal con óptimas cualidades proteicas y rico en calcio, y el mijo, un cereal depurativo y rico en sales minerales.

El farro es adecuado para los deportistas porque contiene pocas calorías, pero ayuda a aumentar la masa muscular y revitaliza los músculos, al igual que la avena, un reconstituyente óptimo. Después tenemos también la cebada, refrescante y beneficiosa para el sistema nervioso, y el centeno, que estimula el metabolismo y es energizante.

El amaranto, ideal para el corazón y el hígado, el trigo sarraceno (que, a pesar del nombre, no es realmente un cereal, pero sus características lo asocian al grupo de los cereales) es remineralizante.

Por último, tenemos el kamut, una variedad ancestral del trigo, el maíz, otro cereal muy conocido por sus propiedades relajantes y que se usa sobre todo como harina para la polenta, dulces o para la elaboración de pasta sin gluten.

Recientes descubrimientos han demostrado que la avena tampoco contiene gluten, aunque hasta hace poco se consideraba un cereal que contenía mucho gluten probablemente por el contagio que sufría en las cultivaciones de trigo, centeno y farro.

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