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La fe mueve montañas

¿Quién no ha empleado nunca esta frase? Cuando alguien de tu entorno está atravesando un mal momento, seguramente ahí estás tú, diciéndole que debe tener fe, repitiendo esta frase como loro. Para hablar de fe es conveniente saber de qué se trata.

La fe es una de las más altas vibraciones, es una vibración del amor, como veremos más adelante. Tener fe es la certeza de que algo va a suceder. Lo opuesto es el miedo. Y la vibración del miedo también atrae. Por eso, temer lo peor es una especie de fe en cosas malas. Y qué mejor que esperar que solo sucedan cosas buenas. Dios es amor, y por lo tanto, nunca nos mandaría cosas malas. Somos nosotros, con nuestro hermoso poder creador, quienes las atraemos.

La fe es conocimiento. Si quieres ir a Buenos Aires y te subes a tu auto, sabes con seguridad que es allí donde vas a ir. No temes llegar a Salta. Porque conoces el camino, o quizás no, pero siguiendo los carteles de la autopista llegarás. Lo mismo pasa con nuestras vidas, si no sabes dónde quieres ir, puedes terminar conduciendo hacia ningún lado, la fe se desvanece y es ahí donde surgen los miedos. Tener la certeza del lugar al que queremos ir, del lugar en el que queremos estar, nos va a dar la fe.

Y como te dije anteriormente, no limites, no encasilles al universo, porque si eso que tanto anhelas no se da, es porque viene algo mucho mejor para ti. Quizás, eso que tanto quieres, no es lo que sirve para llegar a lograr tus sueños. La vida, Dios, son sabios, y te van a ir presentando los mejores escenarios posibles para que puedas desarrollar todo tu potencial. Solo cierra los ojos y confía.

“Una vez, había una mujer sentada bordando. A sus pies, su pequeño hijo jugaba y, al mirar para arriba, pudo ver la parte de abajo del bordado de su madre. Entonces le preguntó qué era eso tan feo, lleno de nudos, sin sentido, que estaba haciendo. La madre lo hizo parar junto a ella para que pudiera ver la parte de arriba de su bordado, y así el niño pudo ver que era sumamente bello. Él, desde abajo, no podía verlo. Y lo mismo sucede con nosotros, Dios está bordando nuestra vida, pero nosotros la vemos desde abajo. Si pudiéramos elevarnos, veríamos la belleza del conjunto, cómo se van uniendo todas las partes. Confía, el bordado que Dios está haciendo con tu vida es maravilloso”.

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