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Somos dioses, vivimos internamente

La ley del espejo

Sonríele a la vida

y la vida te devolverá esa sonrisa

La ley del espejo es otra fabulosa herramienta. Si bien con ella no creamos, nos sirve para que las cosas exteriores nos muestren, nos hagan conscientes de lo que hay en realidad en nuestro interior.

Todo lo que vemos en nuestro exterior es un reflejo de nuestro interior. Y acá vuelvo a hacer hincapié y queda demostrado que somos 100% responsables de todo lo que nos sucede.

¿Que ves en tu exterior?

Todas las personas, cosas y circunstancias que llegan a nuestra vida nos están mostrando cosas de nuestro interior.

Hay un cuento, muy bonito, que quiero narrarles:

“En un palacio había un rey que tenía a un gran sabio como consejero. Un día, el sabio tenía que hacer un viaje, por lo que el rey le preguntó a quién iba a recurrir él durante su ausencia. El sabio le dijo que no se preocupe, que lo iba a dejar en buenas manos. Para sorpresa de todos los habitantes del palacio, el sabio llevó a vivir allí, durante su ausencia, a un grupo de indigentes que encontró en la calle. Y se fue. Al volver, el rey sumamente enojado, le dijo que cómo se había atrevido a dejar a un grupo de sucios, holgazanes, mugrientos y de todo más viviendo en su palacio. Entonces, el sabio le dijo: ‘Si viste eso, y solo eso en esas personas, es porque tú también lo eres en alguna medida. Comencemos, hay mucho trabajo por hacer’.

Ves en otras personas cosas que están dentro de ti y que por tu propia cuenta no podrías ver. Entonces, llega ese otro a mostrártelo. Hasta pasa a veces que alguna persona se comporta de forma extraña contigo, y después te pide disculpas, diciendo: no sé por qué actué de esa forma. Sencillamente, eso pasa, porque la vida lo está utilizando como instrumento para mostrarte algo. Si ves que el otro está siendo egoísta, tacaño, violento, pregúntate con quién estás siendo así tú también. Muchas veces, y la mayoría, estás siendo así contigo mismo o con personas muy cercanas, como tu pareja, hijos, padres, hermanos.

Si vivimos pensando que el mundo es un lugar inseguro, malo, lleno de pobreza y guerras, miremos hacia dentro, y descubramos nuestras inseguridades, carencias, batallas.

Es como ir al cine. Vas al cine, te sientas y comienza a proyectarse la película sobre la pantalla. Resulta que la película es espantosa, te enojas, y rompes la pantalla (lo exterior). La pregunta es ¿pudiste hacer desaparecer la película? No, la película sigue en el proyector (lo interior), y si quieres dejar de verla, vas a tener que cambiarla.

Por eso siempre se trata de ir hacia adentro. Cambia tu interior, para que el exterior te refleje cosas más bellas y llenas de armonía.

Con las personas, puede suceder también lo contrario. Pueden estar mostrándote algo completamente opuesto a lo que tú eres. Por ejemplo, llega una persona que no te presta atención, y tú te desvives por atenderla. Y me vas a decir, yo no soy así, si siempre estoy atendiendo a todo el mundo. Y es eso justamente, la ley del espejo inversa. La persona te está mostrando tu polo opuesto, algo que estás haciendo muy exageradamente. Todos los extremos son malos.

Un buen ejercicio para hacer es el siguiente: cuando te moleste mucho el comportamiento de una persona, haz una lista con todas esas cosas que te molestan. Ahora, en lugar de colocar su nombre arriba, vas a colocar el tuyo, y mientras vas leyendo, vas a ir pensando qué persona de tu entorno más íntimo te hubiera descripto de esa manera. Te vas a sorprender con todo lo que puedes descubrir de ti mismo.

Así como ves cosas negativas en los demás, también ves aspectos positivos. Cuando ves esos aspectos positivos, es porque tú también los posees y deberías darles más importancia y tratar de potenciarlos. Pueden llegar a ser tus puntos más fuertes. Por ejemplo, si en otra persona ves un estado absoluto de benevolencia, es porque tú también tienes ese estado, o eres capaz de potenciarlo aún mucho más.

Nuestro entorno, nuestro hogar, también refleja el estado de nuestra mente. El desorden, el caos, acumular objetos, cosas rotas, etc., indican nuestra incapacidad de soltar, de desorden interno, de falta de calma y paz interior. Un entorno agradable, ordenado, limpio, indica que nuestra mente también se halla así. Todo tu mundo exterior es un reflejo de tu mundo interior. El exterior no es algo que te sucede, sino que es la consecuencia de tu forma de pensar, de observar, de elegir. Es decir, tú eres la causa y efecto, el problema y la solución, el ser y el tener, es un proceso cíclico que no para, no se detiene. Por lo tanto, si quieres que el exterior sea distinto, deja de recrear la misma realidad siempre en bucle, tienes que emitir una frecuencia vibratoria distinta. Somos responsables y capaces de dirigir nuestra vida.

¿Vieron que hay días en que nos levantamos, digamos, “inspirados”, y se nos da por tirar cosas que ya no sirven, por ordenar placares, por limpiar, o por cambiar el color de pintura? Eso es porque nuestra mente nos está pidiendo a gritos que hagamos también una limpieza interior. Y comenzar a hacerla en el exterior nos ayuda increíblemente a ir encontrando calma, paz, bienestar, alegría y satisfacción interna. Piensen cómo se sentirían viviendo en un lugar ordenado, limpio, con olores agradables, luminoso, ambientado en colores cálidos, con texturas que hagan que todos sus sentidos se manifiesten. Ahora piensen cómo sería la energía de ustedes viviendo en un entorno caótico, con cosas rotas, paredes sucias y con humedad, placares atestados de ropa que cuando abres la puerta se cae la mitad. Indiscutiblemente la energía cambia de un ambiente a otro. Por eso les propongo dar una mirada a su entorno y hacer una lista de cosas que podrían ir acomodando, o hábitos que les gustaría iniciar, como sí o sí tender la cama al levantarse, o lavar la vajilla ni bien terminas de comer. Por más pequeñas que parezcan esas cosas o actos, la sumatoria de ellas va a ser increíble. Proponte aunque sea comenzar con 15 minutos al día para ir ordenando placares, muebles, juguetes, libros, etc., puedes poner el temporizador de tu celular en 15 minutos y comenzar. Te vas a sorprender de todo lo que puedes hacer en tan poco tiempo, en un tiempo que navegando por redes sociales pasa volando, y que lo estás desperdiciando.

“No existe la falta de tiempo, existe la falta de interés”.

Para mí, estas dos leyes expresadas anteriormente, junto a pensamientos positivos, son la base fundamental para llegar a tener una vida dichosa.

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