Читать книгу Somos dioses - Paola Diz - Страница 7

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A lo largo de mi vida me costó mucho encontrar mi camino. Mi adolescencia quizás se vio marcada por un ego indomable. Pero todas las circunstancias que se me fueron presentando fueron marcando mi rumbo.

Lo primero que encontré y que me acercó hasta aquí, lo cual no significa que ya está todo hecho y dicho, me falta mucho por andar, fue Reiki. En esta técnica de sanación encontré mi primer vehículo hacia la paz. Fueron años de sesiones hasta que, después de la separación con mi esposo, hice las iniciaciones. Fue una separación muy dura, la sufrí mucho, había un ego feroz todavía en mí, un ego que no lograba callarse y me decía muchas cosas horribles. Fue en este punto más que en ningún otro en que mi camino comenzó. Hice terapia, pero seguía sin salir. No fue hasta que me sumergí en lecturas interminables de todos los libros de autoayuda habidos y por haber que pude encontrar algo más. Seguí haciendo iniciaciones en otros tipos de Reiki, en Registros Akáshicos, en terapia de vidas pasadas, y seguía leyendo. Todo eso fue sumando y sumando mucho. Todo eso pasó a ser el motor de mi vida, mi propósito.

Continué buscando la manera de seguir creciendo internamente y encontrar la forma y las herramientas que me permitieran ayudar a otros. Fue cuando apareció la oportunidad de estudiar coaching, y ahí la magia se desató aún más. Yo buscaba, pero lo que necesitaba saber en ese momento se iba desplegando ante mí. Todo era orquestado por algo superior, por una energía que me llevaba hacia donde tenía que ir. Y eso fue lo que me pasó al escribir este libro. Las palabras comenzaron a fluir al son de una danza maravillosa, y cada pensamiento me llevaba a escribir más y más. Cuando me sentaba a escribir, solo cerraba los ojos y decía: “Señor, muéstrame lo que quieres que esté escrito en este libro”. Cuando me iba a dormir, llevaba al lado de la cama un papel y una lapicera, porque en ese momento, cuando estás a punto de dormirte, surgen las mejores ideas, y claro que al otro día no te las acuerdas.

Solo confiaba en que todo lo que necesitaba iba a ir llegando. Hubo un momento en que pensé que eran tantas las palabras que fluían hacia mí que nunca terminaría de escribirlo. Pero les puedo asegurar que supe exactamente el momento en que este libro estaba listo para compartirlo.

En la vida podemos tener un proyecto, como lo era mi familia, pero esos proyectos, al depender de otras personas, pueden venirse abajo. En cambio, un propósito nos mueve internamente, ajeno completamente a las personas que tengamos a nuestro alrededor. Acepté el hecho de que mi proyecto de alguna forma se había derrumbado, pero no completamente. Mis hijos siempre estuvieron y están a mi lado. Seguramente en algún momento de sus caminos, decidan echar alas y volar. Y ahí voy a estar, feliz de verlos emprender su vuelo. Porque todos tenemos sueños y misiones que cumplir, y quizás los míos no son los de ellos. Pero al haber encontrado mi propósito, puedo respetar que ellos vayan tras los suyos. Siempre voy a estar para ayudarlos y acompañarlos en todo lo que decidan emprender.

Con mucho amor, Paola.

Mayo de 2020 (en medio de una cuarentena)

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