Читать книгу Educación física y TIC: una conexión con sentido - Patricia Nora Gómez - Страница 8
Оглавление4. El teléfono celular en la clase de Educación Física: ¿sí o no?
El teléfono celular parece ser un objeto en el cual la escuela hace tiempo centró la atención más para prohibir, de manera más o menos elegante, que para permitir su uso. Hay regulaciones diversas sobre los modos de tratar la presencia del celular en la escuela; muchas creativas; otras tajantes y sancionatorias. Cabría preguntarse acerca de la energía que concentran el diseño y la gestión de estas estrategias que se sustraen de la tarea principalísima de enseñar sobre la que debería converger todo el esfuerzo docente.
Al decir de Gabriel Brener (2011): “Este dispositivo interpela y perturba los cimientos sobre los que se construyen las relaciones pedagógicas de la escuela”. Una escuela tradicional difícilmente podrá adaptarse a la posibilidad de considerar la inclusión de un dispositivo que, en este caso, es el teléfono celular, y en el futuro tendrá otra denominación y realizará funciones mucho más avanzadas, casi impensables al día de hoy.
Una escuela que, por el contrario, se permite revisar prácticas conservadoras que tuvieron una razón de ser en el contexto sociohistórico en el que surgieron y que, en la actualidad, carecen de sustento cultural para fundamentar su permanencia podrá comenzar a trabajar lenta pero sostenidamente en la incorporación de cambios en este sentido, que vayan acompañados de una serie de condiciones de contexto, de las propias instituciones y de las personas que las habitan.
En el marco de pensar la inclusión de TIC en las clases de Educación Física entendemos relevante la posibilidad de incorporar este recurso a las actividades previstas. El teléfono celular provee, entre muchas otras posibilidades:
el uso de la cámara de fotos para enseñar contenidos vinculados con la acción motriz o retratar prácticas ludomotrices;
la posibilidad de filmar la ejecución de habilidades motrices para verse en acción o secuencias coreográficas para revisar la estética de la propuesta o la adecuación a ritmos grupales;
la utilización de aplicaciones que se vinculen con las prácticas corporales seleccionadas para ser enseñadas (por ejemplo, calculadora, navegación por la web);
el uso de mapas y/o GPS en línea para actividades de orientación en la naturaleza;
la gestión de archivos que musicalicen las secuencias coreográficas que puedan crearse o que sirvan de acompañamiento a instancias de juegos o momentos de entrada en calor, y
la participación en redes sociales con un fin disciplinar específico.[8]
Éstos son algunos de los tantos ejemplos sobre la posibilidad de inserción de una tecnología que, en la actualidad, es prácticamente de acceso masivo.
Algunos docentes podrán preguntarse: “¿Y cómo reduzco el chateo o el envío y recepción de mensajes para que el celular se utilice para los fines previstos en la clase?”. Al respecto, hay una firme creencia acerca de que las estrategias docentes motivantes, significativas para el niño, la niña o el joven que pongan en relación las prácticas corporales, ludomotrices, deportivas y expresivas que se suceden fuera de la escuela con las que podrían plantearse en forma novedosa e innovadora dentro de la escuela son centrales para que la atención sobre la tarea sea importante y, entonces, el teléfono celular deje, por un rato al menos, de ser el centro de atención de todos; los que lo usan y los que pugnan porque dejen de usarlo.
Brener sostiene que la escuela está atravesada por una tensión permanente entre el cambio y la conservación. Si el teléfono celular se escolariza en clave conservadora, se convertirá en un objeto que ingresa a la escuela para amoldarse al statu quo. En cambio, arriesgarse a escolarizarlo en una versión emancipadora deberá prever “la asunción de los riesgos y la incomodidad de aquello que porta lo nuevo cuando entra sin tanto permiso, «jaqueando» ese «aquí siempre se hizo así»”. Habrá que animarse y darle sentido a la propuesta…