Читать книгу La aniquilación de la naturaleza - Paul R. Ehrlich - Страница 7

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1. EL LEGADO

En algún lugar de nuestro inmenso, frío y poco comprendido universo, donde hay más estrellas que todos los granos de arena en el mar, podría haber vida. Empero la vida, hasta lo que sabemos, podría ser exclusiva de la Tierra, un planeta fascinante. La Tierra tuvo su origen hace aproximadamente 4,600 millones de años, cuando se condensó a partir de polvo y gas interestelar gracias a procesos cósmicos complejos. Mil millones de años después la vida microscópica ya estaba establecida en los océanos, aunque los eventos que dieron origen a la vida siguen siendo poco entendidos.

Si bien desde la antigua Grecia los humanos han estado interesados en la vida primitiva, no fue sino hasta mediados del siglo XX que se desarrolló la tecnología que permitió datar fósiles con eficacia. Antes de ese siglo, la datación más precisa de vida temprana en la Tierra rondaba en alrededor de mil millones de años. Sin embargo, en 1983 un grupo de científicos descubrió en Warrawoona, al noroeste de Australia, estromatolitos fósiles, que albergaban fósiles de bacterias filamentosas de aproximadamente 3,500 millones de años de antigüedad. Los estromatolitos son estructuras formadas a partir de la fijación de carbonato de calcio por microorganismos, principalmente cianobacterias (procariontes verde-azules). Aunque sabemos ahora que en efecto la vida surgió hace mucho tiempo, es posible que su origen sea aún anterior a 3,500 millones de años, ya que las bacterias mencionadas eran pluricelulares; es decir, formadas por varias células, lo que indica que ya habían evolucionado de manera significativa a partir de sus ancestros bacterianos unicelulares. En la actualidad existen estromatolitos vivos en aguas marinas someras de lugares como Baja California, México, y en el oeste de Australia.

La diversidad de la vida se ha desarrollado bastante desde que esos minúsculos y poco conocidos organismos fosilizados evolucionaran en los millones de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que ahora existen. Actualmente, las selvas tropicales y los arrecifes de coral contienen las reservas más abundantes de especies de la Tierra. La riqueza biológica en ambos ecosistemas es extraordinaria. Por ejemplo, una hectárea de selva cercana a Iquitos, Perú, tiene aproximadamente 150 especies de árboles, mientras que cinco hectáreas de selva en Borneo tienen cerca de mil especies de árboles. En contraste, en todo Norteamérica y el norte de México, región que cubre casi 3 mil millones de hectáreas, existen menos de mil especies de árboles. No es ninguna sorpresa, con base en esos patrones, que las ideas de Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, quienes desarrollaron la teoría de la evolución biológica por selección natural, estuvieran inspiradas en la diversidad de vida que vieron en las regiones tropicales.

En las selvas tropicales los animales son mucho más difíciles de observar que las plantas; de hecho, ver alguno es cuestión de suerte. Sin embargo, en términos de diversidad, los animales invertebrados son mucho más numerosos que las mismas plantas. Los invertebrados son aquellos animales que no tienen columna vertebral, como los crustáceos, los calamares, los pulpos e incontables criaturas de los océanos. En tierra, el grupo más conocido de invertebrados es el de los insectos. La diversidad y abundancia de insectos tropicales es legendaria: un solo árbol en la región amazónica puede albergar cientos de especies de escarabajos y más especies de hormigas que toda Gran Bretaña. Esta abundancia recuerda una famosa frase atribuida al científico J. B. S. Haldane. En una ocasión un teólogo le preguntó sobre lo que sus estudios de biología le habían revelado acerca de la mente del Creador. Haldane respondió que el Creador debía de tener una “extraordinaria afición por los escarabajos”. Como la respuesta de Haldane sugiere, los insectos son el grupo de animales más diverso, con más de un millón de especies conocidas y miles más descubiertas por los científicos cada año.



Es sorprendente que en la última década más de 500 especies de mamíferos hayan sido descubiertas y descritas por los científicos. Estamos en una nueva época de oro en el descubrimiento científico, en la que organismos antes desconocidos están saliendo a la luz en todo el mundo. Por desgracia muchos de ellos se encuentran en regiones altamente amenazadas y destrozadas por la destrucción de los hábitats. Dos ejemplos de estos descubrimientos son un primate nocturno (arriba) y la rata inca “extinta” (abajo).

Por increíble que parezca, sin embargo, todavía estamos lejos de tener una idea burda del número total de especies de plantas, animales y microorganismos que habitan el planeta, aunque alrededor de 2 millones de especies ya han sido descritas. Los cálculos recientes del número total de especies en la Tierra oscilan entre unos cuantos millones hasta más de 100 millones de especies y, en los últimos años, algunos científicos han valorado este número en miles de millones. Esto depende hasta cierto punto de la definición de “especie” y de cómo se considera a los microorganismos (incluyendo los virus), que es un tema de amplia discusión entre los científicos.

Pero independientemente de la definición de especie y el número exacto de ellas, la diversidad de organismos es verdaderamente sorprendente. A diferencia de lo que la mayoría de las personas creen, el descubrimiento de nuevas especies es bastante común, especialmente de peces, plantas, invertebrados y microorganismos. Una recopilación del Instituto Internacional de Exploración de Especies en la Universidad Estatal de Arizona encontró que en el año 2007 se descubrieron 18,516 especies a nivel mundial, lo que en promedio representa el descubrimiento de 50 especies al día, y es equivalente en conjunto a cerca de 1 por ciento de todas las especies descritas. De manera similar, los resultados del primer censo de vida marina fueron anunciados a finales del año 2010, una década después de su lanzamiento. Los científicos participantes en ese estudio han descrito más de 1,200 especies y más de 5 mil especies están aún en proceso de ser descritas. En otro esfuerzo de una década, en la cuenca del río Mekong en la península de Indochina, se descubrieron más de mil nuevas especies de animales y plantas, mientras que los científicos del proyecto Amazonas Vivo (Amazon Alive) —llevado a cabo en la cuenca del Amazonas— descubrieron entre los años 1999 y 2009 un increíble número de nuevas especies, entre ellas 637 plantas, 257 peces, 216 anfibios, 55 reptiles, 16 aves, 39 mamíferos y miles de invertebrados como insectos, arañas y lombrices.

Miles de formas de vida han sido descubiertas en los lugares más inconcebibles. Por ejemplo, se han descubierto bacterias termófilas, es decir, que soportan temperaturas altas extremas, prosperando a temperaturas cercanas a los 140 grados Celsius, mucho mayores al punto de ebullición del agua. Estas bacterias viven en lugares como los géiseres del Parque Nacional Yellowstone en Estados Unidos de América y en las chimeneas hidrotermales del fondo oceánico del Pacífico. El hallazgo de estas bacterias puso en duda la noción de que los organismos no podían sobrevivir a altas temperaturas debido a la desnaturalización de las proteínas, que implicaría la pérdida de la forma y la función de las células que los integran. El descubrimiento del mecanismo fisiológico con el cual las bacterias mantienen sus proteínas intactas a altas temperaturas podría contribuir a hallar maneras de prevenir muertes a causa de fiebres altas. Otras bacterias, microorganismos e invertebrados igualmente peculiares han sido encontrados en lugares como las rocas infértiles de la Antártida, en los suelos oceánicos a miles de metros de profundidad y en profundidades en minas a 1.3 kilómetros bajo la superficie. Estos, por mencionar algunos, son de los lugares más extraños donde podemos encontrar vida.

El descubrimiento de nuevas especies, incluyendo a mamíferos y aves, ocurre alrededor de todo el mundo. Sin embargo, la mayoría de los descubrimientos se dan en regiones tropicales, en las cuales existen muchos sitios clave para especies recién descubiertas. En los bosques tropicales del sureste asiático y Oceanía, los cuales se extienden desde Birmania, Vietnam y Camboya hasta las islas de Borneo y Papúa Nueva Guinea, se han hecho importantes descubrimientos en las ultimas décadas. En África algunos sitios especialmente importantes para el descubrimiento de especies incluyen las montañas y bosques de Kenia y Tanzania, la cuenca del Congo y la isla de Madagascar. En América, los científicos que trabajan en la cuenca del Amazonas y en las estribaciones de los Andes han descubierto muchas especies interesantes.

En una de nuestras investigaciones documentamos que cerca de 10 por ciento de todas las especies de mamíferos (más de 400) fueron descritas en la última década. Como uno esperaría, la mayoría de esas especies eran pequeñas como roedores, musarañas y murciélagos. Sin embargo, sorprendentemente hubo también muchas especies grandes y carismáticas, incluyendo a más de 60 especies de primates, como el capuchino rubio descubierto en 2006 en la región de Pernambuco, al noreste de Brasil. La población entera de este capuchino consistía en menos de 20 individuos, los cuales se encontraban restringidos a un área de bosque remanente de 200 hectáreas rodeado por plantaciones de caña de azúcar en un paisaje de agricultura extensiva. Ahora se estima que existen 500 individuos. Además de ese capuchino, muchas otras especies nuevas de monos, como el tití plateado, se descubrieron en Brasil en la última década.

El macaco de Arunachal fue descrito en la India en el 2004. Esta especie fue hallada en las faldas del Himalaya, a una altitud de 3,500 metros, lo que representa uno de los registros de primates a mayor elevación sobre el nivel del mar. El kipunyi, un nuevo género y especie de primate, fue descubierto en las montañas Rungwe de Tanzania en el año 2007, lo que significó el descubrimiento del primer género de primate en 83 años. Otras especies de primates descubiertas en 2010 incluyen el tití del Caquetá de las selvas de Colombia, el gibón de mejillas beige del norte de las selvas de la cordillera Annamita en Vietnam, Laos y Camboya, y tres especies de loris perezosos, que destacan por su mordida venenosa gracias a una toxina que secretan las glándulas de sus codos, que lamen y mezclan con saliva. Uno de los primates más bellos recientemente descubiertos, descrito en 2010, es el bello mono chato de Birmania que vive en el noreste de Myanmar y el sur de China, y con una población de no mas de 400 individuos está en serio peligro de extinción.


El lémur ratón nocturno, el aye-aye y otros lémures están restringidos a los bosques de Madagascar. A pesar de tener colas de 25 centímetros de largo, son actualmente los miembros más pequeños de nuestro propio orden, el de los primates. Madagascar es uno de los lugares de la Tierra más devastados ecológicamente, por lo que no es sorpresa que la destrucción de sus bosques esté llevando a muchos lémures al borde de la extinción.

Nuevas especies de ballenas, zorros voladores, musarañas, gerbos, perezosos pigmeos, monos, civetas y muchos otros tipos de mamíferos han sido encontrados tanto en lugares remotos como no tan remotos alrededor del mundo. Uno de los descubrimientos más notables fue el de una nueva familia de roedores, similar en apariencia a las ardillas. Los primeros especímenes conocidos para la ciencia occidental fueron comprados en un mercado local en Laos, donde eran vendidos como alimento. La nueva especie pertenecía a la familia de roedores Diatomyidae, conocida hasta ese momento sólo por fósiles con una edad de 11 millones de años. Este caso es un ejemplo del llamado efecto Lázaro, el cual sucede cuando se descubre que un organismo conocido solamente en el registro fósil sigue vivo.

A los descubrimientos en campo se agregan los de laboratorio. Estudios genéticos recientes han revelado nuevas sorpresas, incrementando el número de mamíferos conocidos. Por ejemplo, los elefantes de bosque y los elefantes de sabana en África ahora son considerados diferentes especies, así como los dos tipos de orangutanes y los dos tipos de pantera nebulosa que habitan en las islas vecinas de Sumatra y Borneo. Efectivamente, la diversidad de mamíferos podría ser de alrededor de 8 mil especies, a pesar de que hasta ahora se reconozcan sólo cerca de 5,500.

Por su parte, las aves son un poco más fáciles de observar y, siendo el centro de atención de ornitólogos y observadores de aves, están mejor monitoreadas que los mamíferos. Por ello tenemos un cálculo más preciso del número actual de especies de aves, el cual es de más de 11 mil. Aun así, aproximadamente 100 nuevas especies han sido descritas desde 1991. En una fascinante exploración del bosque tropical del Amazonas en Brasil, los científicos encontraron dos nuevas especies de aves, llamados el loro calvo (también llamado loro de cabeza naranja) y el halcón críptico selvático. En Colombia, la Sierra Nevada de Santa Marta, completamente aislada de otras montañas por un mar de selva baja tropical, posee 32 especies endémicas de aves, muchas de ellas recién descubiertas o redescubiertas.

Los descubrimientos se dan en todos los confines del planeta. En la India un astrónomo y pajarero amateur descubrió a la primera ave en más de 50 años en este país: una pequeña y colorida cotilla. Conocida como el charlatán bugun, esta pequeña ave habita los bosques del Santuario de Vida Silvestre Eaglenest, en el estado de Arunachal Pradesh, cerca de la frontera con China. El astrónomo observó al ave por primera vez en 1995, pero no fue sino hasta 2006 que la especie fue reconocida oficialmente. Desafortunadamente, es posible que esta nueva especie no sobreviva por mucho tiempo, ya que las tres únicas poblaciones conocidas cuentan con sólo unos 200 individuos. Recientemente, ¡21 especies nuevas de vistosas y hermosas aves se han descubierto solamente en Indonesia!


Hace unos años se descubrió que el elefante de bosque africano es taxonómica y ecológicamente distinto al conocido elefante de sabana. Aunque pesa tres toneladas (2.7 toneladas métricas) o más, el elefante de bosque es el más pequeño de las tres especies de elefantes que existen en la actualidad. Esta especie perdió 60 por ciento de su población en la primera década del siglo XXI, y está disminuyendo drásticamente en su nativa África central debido a amenazas como la caza furtiva para marfil y alimento, la débil aplicación de leyes de protección y la pérdida de su hábitat. En mayo de 2013, 26 elefantes de bosque fueron asesinados en el claro de Dzanga, famoso por ser un lugar de reunión de elefantes; su marfil financió las operaciones militares de un grupo rebelde de la región.


La tangará de mejillas negras de Santa Marta sólo se encuentra en la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia. Por el momento no está considerada en peligro de extinción, pero su restringido rango geográfico la coloca como una especie de interés. Las tangarás son un grupo de varios cientos de especies del hemisferio occidental y la gran belleza de los machos los vuelve atractivos para actividades de ecoturismo. Aún son comunes en los trópicos de América, donde viven alimentándose de frutos, semillas e insectos.

El colorido charlatán y todas las demás especies que habitan este planeta son un legado. Estas especies se nos han otorgado como se otorgan los bienes de valor en un testamento y, como cualquier herencia, si éstos son apreciados o despreciados, dependerá enteramente de lo que haga el receptor con ellos. Si nuestro futuro es el mismo que nuestro pasado, el desperdicio triunfará y, si continuamos en el camino de la destrucción, entonces, como señaló el famoso biólogo E. O. Wilson, estamos sumergidos en un absurdo tan grande que nuestros descendientes jamás nos perdonarán. Sin embargo, la destrucción del legado de la biodiversidad no está predeterminada. En este libro presentamos a los dos embajadores más populares de la biodiversidad, aves y mamíferos, para mostrar los caminos que hemos tomado y las opciones que tenemos, ya sea hacia la conservación o hacia la aniquilación de la naturaleza.

Nuestra esperanza, querido lector, es que al finalizar este libro te sientas tan conectado con estos seres y tan indignado por lo que se les ha hecho, que el destino logre cambiar su rumbo y la extinción masiva que está desenvolviéndose pueda detenerse. Las imágenes que hemos escogido y el lenguaje que utilizamos tienen como fin estimular tus pensamientos y sentimientos para desencadenar en ti la necesidad de actuar.

Nosotros hemos visto algunas de estas magníficas criaturas en su hábitat nativo, sólo para regresar años más tarde y encontrar a los mamíferos enjaulados, a las aves desaparecidas y a los paraísos arruinados. A lo largo del libro compartimos contigo nuestras mejores y peores experiencias, con la esperanza de poder transmitir nuestros sentimientos de tristeza, pérdida, frustración, fascinación y esperanza para que nuestra medicina, amarga y dulce a la vez, pueda ser la cura.

La aniquilación de la naturaleza

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