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ОглавлениеPRÓLOGO
El baloncesto, como todos los deportes, ha experimentado muchos cambios desde sus inicios. Originariamente, después de cada canasta se saltaba al centro y estaba permitido el contacto extremo. El deporte llegó a ser tan físico que se colocaron vallas alrededor de la cancha para que los aficionados no sufrieran daños. Por ello, en Estados Unidos, a los jugadores de baloncesto se les llama cagers, “enjaulados”. A medida que el deporte fue evolucionando, el salto central se eliminó, se introdujo el ataque a zona y el juego empezó a ser más fluido de principio a fin.
Los jugadores altos que tenían agilidad y encestaban se convertían en grandes valores. Con una altura de 2,08 metros, una buena coordinación y mucha competitividad, George Mikan, de la Universidad de DePaul, fue el primer gran hombre dominante del baloncesto. Bob Kurland, de Oklahoma A&M (ahora Oklahoma State), un contemporáneo de Mikan ligeramente más alto, también era muy ágil y activo, y llevó a sus Aggies a los campeonatos de la NCAA en 1945 y 1946. Ambos pívots no sólo impulsaron cambios en las normas como el bloqueo ilegal, sino que además convencieron a todo el mundo de que la altura era la clave para ganar.
Pronto, cualquier chico alto que fuera capaz de atarse los cordones de las zapatillas se convertía en un “proyecto” a desarrollar. El problema era que pocos entrenadores y menos jugadores entendían los conceptos técnicos y tácticos necesarios para destacar como pívot.
Quizá porque yo reconocí al principio de mi vida como entrenador la importancia del juego del pívot para el éxito de un equipo de baloncesto, llegué a ser un gran aprendiz –y posterior mentor– en ese aspecto del deporte. Hace tiempo que comencé a escribir cosas, anticipándome a lo que un día se convirtió en la posibilidad de recopilar mis conocimientos sobre el juego del pívot en un libro.
Cuando comencé a escribir, sólo había una posición del pívot en el deporte: un center. Grandes pívots como Bill Russell, Kareem Abdul-Jabbar, Moses Malone, Hakeem Olajuwon y Shaquille O’Neal han dominado el juego en sus respectivas épocas. Además, los cambios queha sufrido el deporte –así como la cancha– y los tipos de atletas que lo practican han aumentado las definiciones de juego interior y jugador pívot.
Mi Big Man Camp, que comenzó en 1976, y mi Tall Women’s Camp han cambiado a lo largo de los años hasta reflejar lo ampliamente aplicables que llegan a ser las capacidades del juego de pívot en las posiciones de los jugadores. Han asistido muchas estrellas presentes y futuras, pero ahora es más probable que se inscriban un Tayshaun Prince, un Shawn Marion o un Mike Dunleavy Jr. que un Kwame Brown, un Jermaine O’Neal o un Tyson Chandler.
La fama de los campus ha llegado a ser mundial y me han pedido que enseñe el juego de pívot en muchos países. Sin embargo, los días en los que viajaba tanto han terminado. Por ello, decidí que era el momento de crear un libro en el que compartir los muchos puntos de enseñanza que he recopilado y perfeccionado durante mi vida, junto con un DVD en el que mostrar las experiencias del campus de Pete Newell.
Uno de los primeros participantes del campus, Swen Nater, que también es escritor, se ofreció para ayudarme en este proyecto. Cuando estuve convencido de que Swen y yo teníamos el mismo punto de vista respecto a los principios del juego interior y la enseñanza, y una vez Human Kinetics mostró su interés en publicar el libro y el DVD que yo tenía en mente, el proyecto comenzó a tener forma.
El resultado, El juego de los grandes, va más allá de qué es importante para enseñar y aprender cosas sobre el juego interior; también ofrece detalles sobre cómo enseñar y usar los conceptos técnicos y tácticos esenciales para el rendimiento exitoso en la cancha de juego. El libro y el DVD ofrecen una fórmula completa para que jugadores de varias posiciones y tamaños desarrollen fuerzas interiores en ambos extremos de la cancha. El juego de los grandes también aporta instrucciones para que los entrenadores trabajen con sus jugadores y les enseñen el juego interior.
Como verás, en mis campus, todos los que asisten aprenden juegos de pies y a meter canastas desde la posición de alero, el poste alto y el poste medio. De hecho, enseñamos habilidades ofensivas desde la línea exterior. Hasta los jugadores más altos comienzan aprendiendo movimientos desde la posición de alero, incluidos el manejo del balón al avanzar y los juegos de pies. Cuando los jugadores comienzan a desarrollar sus capacidades ofensivas, los ponemos de pívots para que trabajen un juego de pies casi idéntico. Enseñamos en ambos lados de la cancha para que los jugadores puedan desarrollar su destreza en pies y manos tanto en la izquierda como en la derecha. Los jugadores que asisten al campus llegan a ser jugadores ofensivos en el interior y en el exterior. El DVD muestra las experiencias de este campus para entrenadores y jugadores que no pueden asistir por sí mismos.
Como duran poco tiempo, los campamentos sólo sirven para desarrollar habilidades ofensivas. Sin embargo, este libro abarca todo el espectro de acciones técnicas y tácticas empleadas en el juego interior. Si es importante “jugar como los grandes”, lo descubrirás aquí.
El deporte del baloncesto puede cambiar, pero el equipo que controle mejor el juego interior siempre dominará el partido. Los jugadores que aprendan a hacer uso de su tamaño, su fuerza y sus conocimientos técnicos y tácticos contra su oponente siempre tendrán ventaja. Esto ocurre todos los días en todos los deportes que se practican.