Читать книгу Fuga a dos voces - Pilar Chehín - Страница 7

Psss, psss, ¿me escuchas?

Оглавление

Psss, psss, ¿me escuchas?… Anoche te escuché quejarte, pero no quise molestar. Por momentos pensaba que era el dolor de tu cuerpo la causa de tus gemidos, pero quizás también, diría yo, el placer de darle a tus mordazas un sentido. El placer de cuchichear y saber que el otro apenas te entiende, el gozo de saber que tienes un secreto que se fuga en cachitos, a tu mero antojo.

Soy tú, y me desalienta prolongarme en tu cuerpo. La muerte me parece una amante insatisfecha. Va y viene a su antojo. Nos recorre una y otra vez, y nos hace morir de formas diferentes. Una vez sería suficiente. Una vez, y definitiva. Sin regreso. Sin puntos suspensivos ni estaciones con preámbulos de espera. Una vez y basta.

La vida es la misma cosa. Hecha de fragmentos, pedacitos abreviados que cuentan reiteradamente la misma historia. Relatos breves que se acomodan para darle sentido a la vida, a tu vida, a mi vida poblada de fantasmas, sombras sigilosas que a veces cantan, y otras tantas gimen. ¿Las oyes? ¿Las alcanzas a oír?

Anoche te oí hablar, y no quise interrumpirte. Más bien te escuchaba atenta, dispuesta a ser partícipe de tus secretos. Porque has de saber que yo tengo secretos, ¡vaya que si los tengo!, rollitos de recuerdos hábilmente resguardados en mi memoria, poemarios de amor repartidos entre labios entumecidos, códigos y preceptos que escondí en mis adentros para que aquellos no se vanagloriaran de saberse dueños y señores de mis sueños.

A veces soñar se me antoja un juego perverso. El espacio propicio para creerte otras vidas. ¡Ah!, la vida y la muerte, tan amigas, tan siempre fraternas, hermandadas, solidarias, cachondas y cómplices alternas que inventan la vigilia cuando se encuentran hartas de sí mismas. Y entonces sí, la mayor de las perversiones: el sueño y con él, el simulacro, sombras revestidas con máscaras, videntes que tiran sus cartas al viento para hacerte creer que el azar trae consigo un juego infinito de posibles caminos, caminos inciertos. Enloquezco.

Tengo nostalgia por saberme yo, pérdida en un desierto de asfalto. Caminar y saber que nadie me reconoce, toda yo ajena, lejana, irreconocible; distante y segura de no ser acechada ni vigilada, ausente del entorno pero concebida en mí misma. Desde mi útero vacío, engendrarme sola.

El yo me aterra, preferiría disolverme en otra cosa para no anclarme en el sueño del uno irrepetible. El uno te condena a la integración.

Fuga a dos voces

Подняться наверх