Читать книгу Fuga a dos voces - Pilar Chehín - Страница 9

Y sueño

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Estoy tendida, y espero esquiva su embestida. Parecería que me hallo suspendida en la nada, quieta, enclavada en el dorado solar que me cobija. Para evitar sus ojos, espadas verdes dentro de mi carne, desvío la mirada. No deseo el encuentro y me pierdo en mis raíces, ramas color marrón que evocan a la tierra, corrientes castañas que me cobijan, y me amparan de la desintegración.

Me inquieta su llegada. Por eso construí este lecho de caoba con cuatro columnas que sostienen el paisaje de mi cuerpo. Sí, mi cuerpo turbado, mancillado, retablo cuajado de lágrimas y de sangre seca que reposa en mi sexo harto de invasiones, de manchas que evocan atropellos impíos.

Adivino su presencia. Su imagen prepotente de guerrero azteca se bifurca en falos; lingotes de oro lacerantes dispuestos a explotar y perderse en mis adentros, polen de flores amarillas ansioso de perpetuar su estirpe.

Su astucia quebranta mis estrategias de fuga. El manto viril se empecina en cubrirme toda, y yo aquieto mi zozobra y me dispongo a soñar…

Sueño y me resguardo bajo el baldaquín de mi cama. Aspiro los colores del entorno y cierro mis ojos. En la oscuridad resurge su rostro y su mirada lasciva. Su boca alberga la perversión, sus dientes de pedernal me acosan altaneros, los labios de berenjena madura prometen la lujuria, la devastación.

Intento conjurar su aliento al anclar mis pensamientos de necia fugitiva: vaciarme, no hablar, no dormir, no oír, no querer. Sin embargo, el olor acre de unas flores revestidas de arco iris delata su insistente acoso. Seductor, porta el ramo que intentará embriagar mis sentidos antes de ensillarme y cabalgar mi cuerpo erosionado, mi cuerpo de rocas, amortajado.

Fuga a dos voces

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