Читать книгу Colombia, mi abuelo y yo - Pilar Lozano - Страница 13
ОглавлениеMi abuelo tenía la costumbre de escribir hasta en las servilletas y en los mapas. Apuntaba lo que consideraba de mayor interés sobre cada tema. Un día me reveló que lo hacía para que yo, que era tan pequeño, lo recordara.
Por ejemplo, en el mapamundi —que era todo en colores— trazó un recuadro y escribió: “La superficie del planeta Tierra está cubierta en un 72 por ciento de agua. El resto lo ocupan los continentes: Asia, Europa, África, América, Oceanía y la Antártida”.
Yo participé en la elaboración de algunos de estos recuadros. Me encantaba ayudarle.
Un día descubrí uno en el que no había colaborado. Lo debió hacer el viejo a escondidas. Lo encontré en el mapamundi y se llamaba:
“Ventajas de la posición geográfica de Colombia”.
Decía así:
1. América del Sur parece un triángulo parado en una punta. Colombia está en la mejor de sus esquinas.
2. Colombia tiene costas sobre los dos océanos más grandes de la Tierra: el Atlántico y el Pacífico. Por el Atlántico nos podemos comunicar con Europa y África; por el Pacífico, con Australia y Asia. A Norteamérica y a Centroamérica llegamos por las dos costas. Colombia está próximo al canal de Panamá, uno de los de mayor movimiento comercial del mundo.
3. Tenemos 1 141 748 kilómetros cuadrados de área continental y 928 660 kilómetros cuadrados de área marítima.
Confieso que me pareció algo aburrido. Tomé mi butaca, la acerqué a la pared, me arrodillé en ella y me dediqué a mirar con detenimiento el mapamundi. Quería descifrar la importancia de lo que acababa de leer. Algo de interés debería tener si era obra del viejo. Colombia estaba demarcada en rojo. Así fue fácil darme cuenta de su ubicación privilegiada. Está en la mitad del mundo, en la zona tórrida, y con un gran pedazo rodeado de agua. ¡Un país con dos océanos a sus pies!
Ese día supe que Papá Sesé opinaba que Colombia tiene una forma extraña.
—Mira —indicó—. Fíjate muy bien en la silueta de los países del mundo. Apuesto a que no encuentras uno más raro, más lleno de puntas que Colombia.
Obedecí contento. Apagué la luz del cuarto y prendí la del globo. Me senté en la butaca y me dediqué a detallar uno por uno: Estados Unidos parece un rectángulo, Chile es como una culebra, Italia como una bota, Egipto se puede dibujar casi con cuatro líneas, la India es un triángulo patas arriba y Colombia parece una estrella de cinco puntas, chueca, mal hecha…
Estaba entretenido cuando mi abuelo me llamó la atención:
—Te voy a mostrar algo —anunció mientras abría su baúl. Sacó un viejo mapa y lo extendió—. Así era Colombia a mediados del siglo XIX.
Quedé asombrado. Era una Colombia distinta. Más grande, más fácil de pintar, casi redonda, ¡y Panamá formaba parte de ese antiguo país!
Mi abuelo tomó de nuevo el mapa y mientras lo guardaba agregó:
—Te sorprendió ver a Panamá en el viejo mapa, ¿verdad? Panamá dejó de ser de Colombia un año antes del inicio de la construcción del Canal que unió los océanos Atlántico y Pacífico. Ocurrió en 1903; un episodio desafortunado de nuestra historia.
”¿Y sabes por qué el afán de esta obra? —añadió sin darse pausa—, porque los barcos debían ir hasta la Patagonia, al extremo sur del continente americano para cruzar de un océano a otro. Eran días y días de viaje. Hoy se hace, por mucho, en ocho horas. Al año pasan por el Canal más de 14 mil buques de diferentes banderas.
”Bueno, bueno —dijo el viejo, cortando esta historia—. Inventemos algo nuevo. ¡Ya sé! Adivina: ¿cuántas veces cabe Colombia en los países más grandes, y cuántas los países más pequeños en el nuestro?
Me entusiasmó el reto. Volví a clavar mis ojos en el mapa.
—Colombia no es grande ni pequeña. Estados Unidos es gigante —casi grité—. También Australia y Brasil. España e Italia parecen chiquitos. ¡El Salvador es chiquitico!
Mi abuelo abrió de nuevo el baúl y sacó un libro. En él aparecían los datos más importantes sobre todos los países del mundo. Tomó también un lápiz y un papel y me los pasó.
—Pinta un recuadro —me ordenó cariñosamente— y anota: No somos ni grandes ni chiquitos. Colombia cabe en Estados Unidos ocho veces; en Brasil, siete. En cambio, Ecuador cabe cuatro veces en Colombia, España, dos y El Salvador, 54.
Y lo pegamos en el mapamundi de colores. Hace unos años —ya sin él— agregué estos datos nuevos: “Colombia perdió, en 2012, 75 000 kilómetros cuadrados de territorio marítimo con Nicaragua. Desde los años 60 del siglo XX ese país cuestiona nuestra soberanía en la zona. Un tribunal internacional, en Holanda, maneja este alegato”.