Читать книгу Cómo estimular el cerebro del niño - Rafa Guerrero - Страница 10

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El cerebro funciona de manera holística, es decir, todo está relacionado y las diferentes partes del cerebro se comunican entre ellas. En este segundo capítulo del libro veremos las cuatro grandes zonas del cerebro y la manera que tienen de comunicarse entre ellas para que la persona tenga un funcionamiento adecuado. Cuando hablamos de cuatro cerebros es metafórico. Es evidente que no es que tengamos cuatro cerebros, sino que hablamos de cuatro grandes zonas cerebrales. Como ya vimos en el capítulo anterior, el cerebro es el órgano que se encarga de recibir la información a través de los cinco sentidos, procesar dicha información y, en último lugar, dar una respuesta. La parte cerebral que se encarga de recibir toda esa información (impulsos, necesidades, emociones, ideas, pensamientos, etc.) y dar una respuesta concreta es la corteza prefrontal, que se corresponde con el cuarto cerebro que veremos a continuación. Da la casualidad (o no) de que el cerebro se desarrolla tanto filogenéticamente como ontogenéticamente en las mismas fases que veremos. La filogénesis se encarga de estudiar cómo ha evolucionado una especie en concreto, mientras que la ontogénesis estudia el desarrollo de un individuo concreto que pertenece a una determinada especie desde la fecundación hasta su muerte.


La teoría de la recapitulación de Ernst Haeckel (1866) defiende que el desarrollo del niño es un resumen de la historia de la evolución filogenética de nuestra especie.

EL CEREBRO REPTILIANO

El cerebro reptiliano, también llamado cerebro primitivo o complejo reptiliano, está ubicado en la base de nuestro encéfalo. Es la parte más arcaica y primitiva, ya que acumula unos 500 millones de años de existencia. Es el cerebro que tienen los reptiles como los cocodrilos, los dragones de Komodo, las serpientes y las lagartijas.


Las dos estructuras más importantes del cerebro reptiliano son el tronco encefálico y el cerebelo. El tronco encefálico tiene funciones relacionadas con la satisfacción de las siguientes necesidades básicas:

• Hambre

• Sed

• Reproducción

• Ciclo de sueño-vigilia

• Respiración

• Protección

• Atención (arousal)

• Ritmo cardiaco

• Regulación de la temperatura

El cerebro reptiliano es tan importante para la supervivencia de la especie que el tronco encefálico ya se ha desarrollado al finalizar el primer trimestre de gestación. La segunda estructura relevante del complejo reptiliano es el cerebelo, que tiene una estrecha relación con el equilibrio corporal y la audición. Los reflejos, las necesidades y los instintos están codificados en el cerebro reptiliano, motivo por el cual se conoce con el nombre de cerebro de la supervivencia o cerebro que actúa. No es un cerebro pensante ni sintiente, solamente actúa en situaciones de superviviencia.


Por lo tanto, el cerebro reptiliano tiene como objetivo la supervivencia de la especie. Esta estructura puede dar tres tipos de respuestas básicas. Los ingleses las llaman las tres «F»: flight, fight y freeze. Lo podemos traducir al castellano como huida, ataque y parálisis. Cuando nuestro cerebro detecta que nuestra vida corre peligro, pone en marcha una de estas tres respuestas de una manera automática, involuntaria e inconsciente. Es la parte del cerebro que tienen más activa los neonatos y bebés.

A continuación, señalamos las características más relevantes del complejo reptiliano:

• Es la parte más arcaica del encéfalo.

• Inconsciente, involuntario y automático.

• Es un cerebro reactivo.

• No precisa aprendizaje, ya que es un cerebro innato.

• Está orientado en el aquí y el ahora (presente).

• Las consecuencias de una lesión en el complejo reptiliano son más previsibles, aunque la persona afectada siempre corre peligro de muerte.

EL CEREBRO EMOCIONAL

El cerebro emocional se desarrolló hace unos 180-200 millones de años con la aparición de los primeros mamíferos sobre la faz de la tierra. Se ubica justo encima del cerebro reptiliano. Por lo tanto, es el cerebro de mamíferos como el delfín, la jirafa y el elefante.


El cerebro emocional tiene cinco funciones básicas que lo diferencian del resto de zonas cerebrales:

• Aprendizajes básicos

• Memoria

• Emociones

• Sociabilidad

• Relación de apego

Los animales que no poseen un cerebro emocional, como los insectos y los reptiles, no disponen de una relación de apego con sus crías ni experimentan emociones. Un reptil deposita sus huevos y no establece ninguna relación emocional con su descendencia, cosa que sí hacemos las especies que tenemos cerebro emocional y, por lo tanto, apego.

El cerebro emocional se ubica, anatómicamente hablando, en el sistema límbico, que es un conjunto de estructuras muy relacionadas con las funciones antes citadas. Lo que pretende el cerebro emocional es hacer aquello que más nos gusta y evitar hacer aquello que nos desagrada. Las tres estructuras más importantes del cerebro emocional son el hipotálamo, el hipocampo y la amígdala. Mención aparte merece esta última estructura del cerebro emocional. Las amígdalas cerebrales tienen una estrecha relación con las emociones, sobre todo con las emociones desagradables como el miedo, la rabia, la tristeza, el asco, etc. Por ejemplo, todos los miedos aprendidos se codifican en las amígdalas. Cuando experimentamos estas emociones, las amígdalas se excitan y se hiperactivan. La carretera cerebral que une las amígdalas cerebrales con la corteza prefrontal va a posibilitar que la persona sea capaz de regular sus propias emociones y funcionar ejecutivamente.


Al igual que el cerebro reptiliano, el cerebro emocional es involuntario, inconsciente y automático, es decir, no somos conscientes de todas las emociones que tenemos a lo largo del día. Si el cerebro reptiliano es el cerebro que actúa, el cerebro emocional es el cerebro que siente.

EL CEREBRO RACIONAL

En tercer lugar tenemos el cerebro racional, que se localiza en el neocórtex, es decir, en la capa más externa de nuestro cerebro. Si abrimos nuestro cráneo, lo primero que nos vamos a encontrar es nuestro neocórtex. Es la parte del cerebro más moderna y la que ha aparecido en último lugar tanto filo como ontogenéticamente hablando, ya que se desarrolló a partir de los primeros primates hace unos 60-65 millones de años. Es nuestro cerebro pensante, de ahí que digamos que es el cerebro que piensa. Además, el cerebro pensante también se encarga de almacenar información. La memoria a largo plazo se ubica en todo el neocórtex.


El neocórtex, también denominado neocorteza, se divide en dos hemisferios unidos por un haz de fibras llamado cuerpo calloso. Se ha demostrado que las mujeres tienen un 20 % más grueso el cuerpo calloso, lo cual indica que tienen mayor interconectividad entre los hemisferios, lo que hace que haya una mayor coordinación entre ambos. Además, los hemisferios se dividen en cuatro lóbulos cerebrales: occipital, parietal, temporal y frontal. El lóbulo que mayor interés tiene para nuestro libro es el lóbulo frontal, el cual desarrollaremos más profundamente en los siguientes capítulos.


EL CEREBRO EJECUTIVO

En cuarto y último lugar tendríamos el cerebro ejecutivo. Dicho cerebro pertenece al neocórtex pero, dada su relevancia, he decidido separarlos. Es el cerebro que ejecuta, ya que el cerebro ejecutivo se localiza en la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas. En los últimos miles de años ha habido un crecimiento extraordinario de la corteza prefrontal en comparación con el resto del neocórtex. Pero no solo ha habido un aumento de la zona de la corteza prefrontal, sino que también ha proliferado el número de conexiones entre neuronas en dicha parte del cerebro. La corteza prefrontal supone aproximadamente una tercera parte del neocórtex.


En la corteza prefrontal se ubican las funciones ejecutivas, por ejemplo, la planificación, la memoria operativa, la toma de decisiones, el control inhibitorio, la concentración, etc. Cuando hay una lesión o alteración en la corteza prefrontal, la capacidad de funcionar ejecutivamente disminuye de manera considerable. Así, por ejemplo, Fernier (1986) extirpó los lóbulos frontales a un grupo de monos. ¿Sabéis qué consecuencias tuvo? Que provocó excesiva inquietud motora y baja capacidad de concentración en los monos. La gran actividad e inquietud en los monos se debían a la ausencia de la principal estructura que se encarga de controlar nuestros impulsos, necesidades, emociones y pensamientos: la corteza prefrontal. Todas las funciones ejecutivas están orientadas al futuro. Es por este motivo por el que se dice que la corteza prefrontal abre el organismo al futuro. Es el cerebro que ejecuta. Todos los mamíferos tenemos neocórtex y corteza prefrontal, pero solo el ser humano tiene funciones ejecutivas propiamente dichas. En ocasiones escuchamos que los niños son muy sinceros y crueles con sus comentarios y acciones sobre los demás, pero no creo que sea así. No es que sean crueles, sino que no tienen el suficiente desarrollo de la corteza prefrontal como para no hacer o no decir lo que a los demás les hará daño o les perjudicará.

Podemos decir que cuanto más atrás estemos en el cerebro (áreas del cerebro posterior), más se parece a una navaja de Albacete, y cuanto más adelante estemos (áreas del cerebro anterior), más se parece a una navaja suiza. Esto es así porque las zonas del cerebro reptiliano son más rígidas y automatizadas, mientras que las zonas del cerebro racional y de la corteza prefrontal son más flexibles y controladas. Por este motivo, ante una lesión, traumatismo o tumor en las áreas posteriores del cerebro, podremos predecir con mayor seguridad las posibles repercusiones, algo que es muy difícil y más variable en las zonas anteriores del cerebro.

Las características básicas de la corteza prefrontal son las siguientes:

• Es la capa más moderna tanto filo como ontogenéticamente hablando.

• Consciente, voluntaria y controlada.

• Orientada al futuro, aunque también puede pensar en el momento presente y reflexionar sobre el pasado.

• Lesiones en la corteza prefrontal causan lesiones imprevisibles.

CONCLUSIONES

Como conclusión, podríamos decir que el cerebro reptiliano y el cerebro emocional se corresponderían con un cerebro caliente, mientras que el neocórtex y la corteza prefrontal se corresponderían con un cerebro frío. El cerebro reptiliano responde al aquí y al ahora, mientras que el cerebro racional y el ejecutivo están dirigidos al futuro, aunque también pueden pensar en el pasado y en el momento presente. Los dos primeros cerebros son arcaicos, en cuanto a que son simples y antiguos, y el cerebro racional y ejecutivo son más vanguardistas. Si utilizamos la metáfora del coche, el cerebro caliente sería el acelerador del coche, mientras que el cerebro frío sería el encargado del freno del coche, es decir, de la capacidad de inhibición y control de los impulsos. Para una correcta adaptación de la persona, tan importante es saber manejar el acelerador como el freno.


Cómo estimular el cerebro del niño

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