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El punto de partida

Comienzo de una nueva etapa

Más allá de la edad que uno tenga, nuestra vida siempre estará formada por miles de días que nunca podrán repetirse, ni ser uno igual al anterior.

El día “D” es quizás la fecha más significativa en el calendario de un individuo, porque es la bisagra en donde cada ser humano experimenta internamente un cambio de actitud y carácter para enderezar un destino adverso. Muchas veces ocurre que nos proponemos mentalmente cambiar algo, pero ese deseo interior se desvanece en pocos minutos, porque nuestro cuerpo no parece estar en sintonía con esos pensamientos, o los estímulos son demasiado débiles para comenzar una nueva etapa. El cerebro se niega a explorar un nuevo rumbo, y el organismo está habituado a determinadas costumbres y conductas.

Lamentablemente, “la motivación” no se puede comprar, no se exhibe en las góndolas, ni es un medicamento que pueda encontrase en farmacias.

Ese día, que aparecen “las ganas imperiosas de cambiar”, surge casi sin querer, o promovido por alguna circunstancia impensada, logrando que nuestros “planetas internos se aliñen”.

¡Hoy es el día! Ahora es el momento en que tú eliges entre ser una víctima del destino... “O ser lo que quieres ser”

1° “LA IDEA” Previamente y para que éste “día especial” aparezca, uno debe enviarle información al cerebro de cuál es la meta, y que es lo que realmente se desea alcanzar. Puede ser una dieta, un ascenso, una plan de estudio, un éxito deportivo, un vicio a vencer, una enfermedad a curar, o... cualquier otra motivación que demande esfuerzo, trabajo y dedicación.

“Esta idea de saber lo que se quiere conseguir” es llamada de distintas maneras según el tamaño y la dimensión que ellas tengan; algunas personas las llaman proyectos, metas, propósitos, planes, aspiraciones... y cuando estas ideas parecen demasiado lejanas o inalcanzables, muchos la etiquetan de “sueños”.

“LA MOTIVACIÓN”. Al igual que la fuerza de voluntad, la motivación no es algo que el cuerpo genere, sino algo que la mente encuentra en el momento menos pensado y atraído por alguna circunstancia a veces accidental. Puede aparecer en un tema musical, dentro de un programa de TV, oculto tras la página de algún libro, después de una emoción fuerte, o escondido detrás en una lágrima de impotencia. Lo cierto, es que la motivación aparece siempre de la mano de un “motivo”, a la par de un noble objetivo, y acompañado de un por qué, de un por algo, o de un por quién.

3° “CONVENCERSE PARA EMPEZAR”. Comenzar este camino es un reto que no será fácil de emprender. Si no sientes pasión por lo que haces, si no estás realmente convencido de lo que quieres, es probable que aún necesites un tiempo más de preparación mental.

De lo contrario, es factible darse por vencido a la mínima dificultad, y esa impotencia puede acentuar o empeorar las condiciones previas al momento de pretender realizar un cambio. A veces, intentarás conseguir algo con todas tus fuerzas y creerás estar capacitado, pero aun así puedes caer, y si eso ocurre, deberás levantarte las veces que sea necesario. “Si no amas lo que haces, si no te divierte lo que intentas”, acabarás tirando la toalla, y esto es lo que le sucede a la mayoría de las personas.

Una vez que comiences este recorrido, deberás estar completamente convencido que ya no hay vuelta atrás, y también debes considerar que al final de ese largo camino, “no volverás a ser la misma persona que hoy lo emprende”.

“Pon todo tu ESFUERZO”. Antes de iniciar el camino hacia tu meta, debes entender que esta nueva etapa de tu vida te demandará un desgaste adicional a los que tu mente y cuerpo no están acostumbrados.

En este punto, deberás estar completamente convencido y preparado para afrontar emociones y tareas adicionales en tu rutina, porque en ese trayecto encontrarás muchos obstáculos, dolores desconocidos, abatimiento, ganas de dejarlo todo, y días que te digas “ESTO NO ES PARA MI”. El esfuerzo real, el sobrepasar tus propios límites, significa que por momentos vas a sentirte incómodo o extenuado, pero ese será el precio que deberás pagar si realmente quieres sentirte orgulloso de ti mismo, o si deseas alcanzar con éxito tus metas.

“Comienza el juego” (testimonial)

Hace muchos años, existía un juego llamado “Rayuela”. Se considera que muy pocos niños lo juegan hoy en día. Sin embargo, en alguna que otra vereda de mi ciudad, pueden verse todavía pintadas algunas de ellas (tal si fuesen lunares del pasado que han quedado en la piel de las calles).

Según estuve averiguando, el reglamento consistía en pintar una serie de casilleros con números, donde el punto de partida era desde un sector señalado como “tierra”, y otro que era el final (o la meta a alcanzar) denominado “cielo”.

Quien comenzaba, arrojaba una piedra a un cuadrante determinado, y luego debía sortear ese obstáculo y pasar a los siguientes casilleros, en algunos casos con un solo pie, y en otros con los dos.

Hace meses, (casi por casualidad) encontré en un parque de esta ciudad, una perfecta rayuela pintada con distintos colores. No llegué a distinguir ningún niño allí jugando, pero ahí estaba, como esperando que alguien se acuerde de ella. Ese día reparé especialmente en los detalles de aquel juego, y de pronto relacioné lo mucho que se parecía “a la vida misma”. Uno la transita con entusiasmo, y con las diferentes piedras que ella nos va poniendo delante, vamos sorteando o pasando los casilleros de nuestra existencia, a veces con mayor dificultad, y otras con menos.

Algunos juegan mejor que otros, unos caen, y muchos logran mantener el equilibrio aún en un solo pie, pero todos aspiramos con nuestras virtudes y debilidades arribar a la meta.

Es fácil siendo joven esquivar las complicaciones, caminar cerca del abismo, o volver a empezar todo de cero cuando tropezamos o damos un paso es falso, pero a medida que pasan los años, ese itinerario se convierte en un duro desafío de atravesar... ¡Pero tranquilo! porque ya hace tiempo aprendí; “que difícil, no significa imposible, porque si sumamos a nuestra experiencia una actitud mental positiva, estaremos en un mismo nivel de competencia con los más jóvenes”.

Aun sin haber jugado nunca ese juego, han sido innumerables las frustraciones y obstáculos que debí sortear para conseguir en mi vida los objetivos. Otras veces, después de alcanzar la cima de mis propósitos, tuve que retroceder sobre mis pasos, recoger con dificultades las piedras que había dejado atrás, y volver a poner los pies sobre la “tierra” para comenzar un nuevo recorrido.

Tú puedes estar pensando que la vida no es un juego, ¡y tienes razón! “Pero qué lindo sería si ante cada tropiezo o desilusión, tuviésemos esa tenacidad y perseverancia que tienen los niños para sobreponerse a los golpes”. Esa actitud que poseen los más pequeños son el ejemplo a seguir, porque a pesar de las desilusiones o heridas recibidas, ellos siguen pensando con el corazón, y vuelven a levantarse las veces que haga falta hasta lograr su propósito.

El juego recién empieza, y tú estás parado en este punto de partida... olvídate de las piedras, de las dificultades, y de supuestos rivales, porque ésta no será una competencia contra otros adversarios, sino a favor de ti mismo, de tu salud, y de tu propio “Amor Propio”.

¡ENTONCES EMPECEMOS!

“No dejamos de jugar porque envejecemos;

envejecemos porque dejamos de jugar”

Tu Mañana empieza Hoy

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