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La zanahoria y el burro

“La felicidad doméstica es el fin de todos nuestros anhelos,

y la recompensa general de todos nuestros esfuerzos”

Nada ni nadie se mueve sin tener un objetivo, sin querer alcanzar una meta, o sin obtener un beneficio a cambio. – Entonces ¿qué hago para que una idea se mueva? ¿Has oído la fábula del burro y la zanahoria? El burro precisa un incentivo para mover el carro. No nació para tirar de él, y nadie le ha enseñado hacerlo, así que tenemos que ofrecerle una recompensa, algo motivador que lo incite a moverse hacia adelante. Al burro le encantan las zanahorias, entonces con la ayuda de un palo le pondremos una justo frente a su cara, muy cerca, (pero lo suficientemente lejos para que no pueda tomarla) y animarlo a desplazarse hacia delante con la esperanza de conseguir ese preciado alimento. “Pero no te equivoques”, el burro por muy animal que sea necesita una compensación, y demandará que alguien le reconozca sus méritos. “Déjale que al final del día alcance su zanahoria y muéstrale que después de una, viene otra que quizás sea más grande, fresca, o sabrosa”.

Analizando la conducta del ser humano, cuando alguien se propone alcanzar un objetivo ‘’no importa cual’’ necesariamente debe tener muy en claro cuál es la zanahoria a conseguir (también llamada recompensa).

• En el caso de una dieta a largo plazo, puede ser la visualización de verte dentro de una prenda de vestir que ya no te entra, un alguien a quien agradar, o meramente recuperar esa autoestima perdida en el tiempo.

• Si la meta está relacionada con distintos tipos de vicios a abandonar, la zanahoria seguramente estará más emparentada con tu salud, con gratificar al entorno que te rodea, o tomar mentalmente el control sobre cualquier adicción nociva.

• Cuando los objetivos involucran éxitos deportivos, crecimiento económico, o carreras académicas. Esas pequeñas zanahorias que vayamos recogiendo en el camino serán; “vencer una marca previa, aprobar una materia pendiente, u obtener un ascenso anhelado”... todos esos pequeños logros, nos irán acercando lentamente a la gran meta deseada.

No importa cuál sea tu objetivo final, lo fundamental de cualquier propósito a largo plazo, es que valoremos cada paso que damos sin poner excesivamente lejos la zanahoria ni hacerla inalcanzable. Tener expectativas demasiadas optimistas de conseguir grandes resultados en poco tiempo, puede conducirnos a un pronto agotamiento mental, u observar como se evapora ese ímpetu inicial con el que arrancamos.

“Todos los grandes objetivos,

plantean grandes retos”

Tu Mañana empieza Hoy

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