Читать книгу Las fuentes que dieron origen al Nuevo Testamento - Raul Zaldivar - Страница 8

Оглавление

Presentación del libro

Tenemos un compromiso histórico con una generación a la que no le podemos hablar de la misma manera que nos hablaron a nosotros los que nos antecedieron; y no podemos hacerlo porque ellos no consentirían que les tratemos de la misma manera. En nuestra época no se nos dio ningún tipo de explicaciones, simplemente teníamos que creer porque había que creer así. Una desafortunada tautología que nos castró una de las grandes facultades que Dios ha dado al hombre fue la de pensar. Esto nos sometió a la tiranía del miedo, puesto que si alguien osaba pensar diferente al dogma que irracionalmente se nos había impuesto, simplemente era excluido.

Otro de los factores que obraba en contra nuestra era la falta de información que nos obligaba —por no decir que nos condenaba— a creer cada cosa que nos dijeran. Si queríamos escribir un trabajo de investigación serio, estábamos obligados a realizar un tedioso recorrido por polvorientas bibliotecas en una diversidad de países y esto implicaba tiempo y dinero que muy pocos tenían. Afortunadamente hoy eso es historia, los milenial tienen la información al alcance de un clic, y cualquier cosa que nosotros digamos ellos pueden verificarlo en Google de forma casi instantánea.

Lo bueno de tener información al alcance de un clic trae implícito lo malo de tenerla, pues con la proliferación de esta ha surgido también la proliferación del engaño que ha vuelto a esta generación agnóstica, escéptica y muchas veces atea; generación que detesta el exclusivismo, los absolutos y todas aquellas posturas que no puedan probarse por la razón. Esto nos obliga a cambiar el paradigma, a pensar, hablar y escribir diferente.

En virtud de lo anteriormente expresado, surge este trabajo de investigación que intenta quitar ese ropaje de misticismo e irracionalidad con que se envolvió a la Biblia y explicar a esta generación cómo se formaron y qué fuentes utilizaron los redactores de los libros que componen el canon del NT para que quede claro la humanidad y la racionalidad de lo que conocemos como el Nuevo Testamento.

Así que darle una Biblia a un milenial diciéndole que es la Palabra de Dios y que la lea porque allí va a encontrar la verdad y los principios que van a guiar su vida, aunque es la verdad, es tan absurdo como pedirle peras al olmo.

Es necesario entrar a las intrincadas aguas de cómo se originan las doctrinas que fundamentan la fe cristiana, ver cómo estas se plasman en escritos que se convierten en fuentes que son utilizadas por personas supremamente inteligentes que tienen la habilidad de interpretar el pensamiento en el contexto sociopolítico y que escriben libros que posteriormente son sancionados como sagrados; si no entendemos este proceso, estaremos expuestos a creer posturas ateas en la universidad por eruditos profesores que deslumbran con su sabiduría.

Es cierto que la Biblia es la Palabra de Dios, que nos cuenta la historia de amor más grande, que nos relata pasajes importantes de la historia universal y que es un libro sagrado porque el Espíritu Santo inspiró a un puñado de escritores judíos que venían de diferentes contextos socioeconómicos y políticos a escribir en diferentes lugares en un período de dos mil años. Todo esto es correcto, el problema es que esto es matemática 101 y los milenials manejan ya trigonometría y cálculo. Es insoslayable que las personas que enseñan y predican a esta generación puedan enfrentarse como corresponde a este desafío generacional, pues la misma Biblia nos exhorta: …estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…(II Pedro 3:15), de manera que es nuestra responsabilidad defender nuestra fe, y tenemos que hacerlo por otra poderosa razón: somos columnas y baluartes de la verdad (I Timoteo 3:15) y también porque debemos resplandecer como luminares en medio de esta generación… Simplemente no podemos dejar que la erudición heterodoxa de nuestras universidades nos lleve la delantera y cautiven el pensamiento de nuestros jóvenes con filosofías huecas que, si bien son argumentaciones extraordinarias y lógicas, al final es humana sabiduría y no resuelve ni el más elemental de los problemas existenciales del hombre, como es la necesidad de amar y ser amado.

Como corolario de esta realidad a la que nos hemos referido es que ponemos a disposición de la Iglesia este trabajo de investigación, no que lo que se diga aquí sea algo nuevo en su totalidad o que nadie haya escrito sobre el tema. Lo que sí podemos afirmar es que es en este momento cuando nos identificamos de cuerpo entero con Lucas cuando afirmaba: Puesto que ya muchos han tratado… pues existe una amplia bibliografía sobre este tema, especialmente en otros idiomas, de obras que son simplemente excelentes, sin embargo, …me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia y nos ha parecido bien porque a pesar de que existe mucha ignorancia sobre el tema, hemos observado que existe también un interés de la gente por conocer más sobre la formación de los libros del canon y todo lo que se refiera a la Biblia, y hemos llegado a esta conclusión después de las innumerables presentaciones que hicimos de nuestro libro anterior: Técnicas de Análisis e Investigación de la Biblia y escuchamos a la gente hacer preguntas y ver cómo recibían con atención la conferencia, de ahí que tuvimos a bien tocar otros temas que no se abordaron en el susodicho libro; y es así como surge este, con el mismo propósito … para que conozcas bien la verdad de las cosas… Con este conocimiento, podemos hablar con propiedad no solamente a esta generación que nos ha desafiado, sino a todo aquél que demande razón de nuestra fe.

Raúl Zaldívar

Ciudad de Chicago, julio de 2018

Las fuentes que dieron origen al Nuevo Testamento

Подняться наверх