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Capítulo uno. El hombre que sí podía cambiar

Érase una vez un hombre que podía cambiar. De pequeño su madre le dijo que tenía mucho carácter, así que él decidió ser muy tranquilo y no enfadarse y su madre estaba muy contenta. Más tarde, en su grupo de amigos le decían que no tenía agallas y él decidió enfadarse más para defender sus opiniones, y a sus amigos les pareció muy bien, aunque a su madre no. Su padre le dijo que no podía tener tanto miedo, así que él decidió no tener miedo nunca más y su padre se puso muy contento. Pero más tarde su pareja le dijo que era un temerario y que había que ser más prudente, así que él decidió volver a tener algo de miedo y ser más prudente; su mujer estaba feliz, pero su padre le llamaba «gallina». Sus hijos le dijeron que era demasiado rígido y que tenía que saber improvisar y adaptarse mejor, así que decidió improvisar y ser más flexible y sus hijos estaban muy contentos. Pero en el trabajo el jefe le pidió que fuera más estricto y disciplinado así que él decidió serlo y su jefe le felicitaba todas las semanas, pero sus hijos no estaban ya contentos y no entendían qué le había pasado. Así que el hombre decidió cambiar según dónde y con quién estuviera. Con su madre era muy tranquilo, con sus amigos tenía carácter, con su padre era temerario y con su mujer prudente; con sus hijos era flexible y en el trabajo disciplinado. Y así fueron muy felices él y todos los que le rodeaban.


D

Este relato es un relato fantástico, y no porque sea bueno, sino porque pertenece al mundo de la fantasía1.

Se acerca mucho más a la realidad esta fábula atribuida a Esopo, La rana y el escorpión:


Un escorpión le pide a una rana que lo ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana no se fía al principio, pero acaba accediendo y el escorpión se sube a su espalda. Cuando están a mitad del trayecto, el escorpión pica a la rana y esta le pregunta incrédula: «¿Por qué lo has hecho?, ahora moriremos los dos». Y el escorpión le responde: «No he tenido elección; es mi naturaleza».

C

Los seres humanos nos parecemos al escorpión más de lo que creemos. Nuestra naturaleza nos lleva a comportarnos de forma estable (casi todo el tiempo) y consistente (en multitud de situaciones) a lo largo de nuestra vida. Intentaremos aclarar en este libro gran parte de lo que es eso que llamamos «nuestra naturaleza».


Figura 2. «No he tenido elección; es mi naturaleza».

A

1 Gianni Rodari (2002) Gramática de la fantasía. Rodari escribe sobre cómo generar cuentos con los niños. Una de sus propuestas es el «binomio fantástico» que consiste en coger dos palabras al azar y unirlas con un relato. Nuestro cuento parte del binomio fantástico «hombre» y «cambiar».

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