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Introducción

La primera vida de nuestro planeta se formó en el seno de los océanos. Minúsculos seres unicelulares lograron utilizar directamente la luz solar para nutrirse, sintetizando materia orgánica a partir de anhídrido carbónico y minerales disueltos en el agua del mar. Aquellos diminutos seres eran las algas, los primeros vegetales que realizaron la fotosíntesis de la clorofila. A partir de ahí se desarrollaron otras formas de vida, pero las algas conservaron sus primitivas características, que quizás expliquen su gran potencia y vitalidad.

Aunque tradicionalmente las algas se han utilizado en muchas sociedades de todo el mundo, en Occidente fueron quedando en el olvido. En la actualidad, quizá bajo la influencia de la cultura y gastronomía orientales, se está produciendo un resurgir del uso de estas plantas como alimento natural. España no ha sido ajena a este movimiento y, desde hace unos años, se están llevando a cabo experiencias pioneras y artesanas en el cultivo de vegetales marinos. Destaca la zona de Galicia, donde se han asentado las principales empresas productoras. En las costas gallegas las algas se recogen del mar y se ponen a secar por el sistema más tradicional. Son productos totalmente naturales, sin ningún tipo de aditivo. Además de las conocidas variedades japonesas nori, kombu y wakame, las algas de Galicia ofrecen otras tres, típicamente atlánticas: el sabroso espagueti de mar, el musgo de Irlanda y el fucus.

Estudios sobre la esperanza y calidad de vida de los pueblos que consumen habitualmente algas en su dieta han demostrado los importantes beneficios que estos vegetales pueden aportar a la salud. La ciencia ha encontrado la explicación: el impresionante número de sustancias nutritivas que contienen aporta al organismo las herramientas que necesita para realizar sus múltiples funciones. Su riqueza en hierro evita la anemia; tienen yodo, sustancia básica para la hormona tiroidea; su contenido en calcio fortalece los huesos; son tan ricas en proteínas como las legumbres; se trata de un alimento alcalino que protege de la acidosis; previenen el estreñimiento, la obesidad, la arteriosclerosis y la hipertensión. Sin duda, constituyen un auténtico regalo de la naturaleza. Pero tampoco hay que pensar que son la panacea; las algas no son una medicina sino un alimento completo. Y es justamente la correcta y equilibrada alimentación la base de una buena salud.

En esta obra veremos como las algas fueron utilizadas antaño por diversos pueblos de la Tierra, cuáles son sus componentes y qué propiedades tiene cada una de ellas. También hablaremos de las principales especies que encontramos en nuestros mercados y de su valor nutritivo, de cómo se cultivan y recogen, de las diferentes y múltiples aplicaciones tanto dietéticas, estéticas como terapéuticas, y le ofreceremos una selección de recetas fáciles y variadas para que elija la mejor forma de incorporarlas como ingrediente a su dieta habitual.

Cómo curan las algas

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