Читать книгу ¡Hazlo… así sea con miedo! - Ruth Soukup - Страница 9
ОглавлениеCapítulo 1
El procrastinador
Cuando tu mayor miedo
es cometer errores
“El perfeccionismo no es tanto el deseo de excelencia, sino el miedo al fracaso expresado en dilación”. | Dan Miller, autor de 48 Days to Work the Work You Love |
A Alice siempre le ha gustado que las cosas sean así.
Ella suele ser bastante particular con respecto a la forma en que se viste, se peina y decora su hogar. Para ella es importante que todo esto esté perfecto, incluso si no siempre puede explicar qué es “perfecto” para ella. De hecho, a veces, pasará horas retocando los detalles más pequeños, cambiándose de blusa o de zapatos o de accesorios o ubicando un jarrón o un marco de fotos por toda la habitación con la única pretensión de que todo luzca lo más perfecto posible.
Preferir hacer las cosas a la perfección es un tema de mucho valor para Alice. La verdad es que la idea de cometer un error la aterroriza, a veces, tanto, que tiene miedo de comenzar a hacerlas. Con mucha frecuencia, para compensar este miedo, Alice suele empezar a trabajar en sus proyectos con bastante anticipación con el fin de darse el mayor tiempo posible para revisarlos, pues ella sabe que lo más probable es que estará retocando hasta el más mínimo detalle, queriendo asegurarse hasta el último minuto de que todo sea tal y como debe ser.
Cuando era estudiante, siempre procuró adelantarse en sus trabajos escolares, a veces, comenzando incluso desde antes de que sus maestros se los hubieran asignado. Y aun así, ella nunca entregó una tarea sino hasta el último minuto; en ocasiones, se trasnochaba solo para verificarla y seguir verificándola una y otra vez más hasta ajustarla de tal modo que quedara perfecta. Pero cuando había una tarea a la que realmente le temía, Alice la posponía casi indefinidamente.
Hoy en día, Alice trabaja como diseñadora gráfica para una nueva empresa de rápido crecimiento en la industria del café. Le encanta el trabajo (y el café), pero también lo encuentra muy estresante. Debido a que la compañía está creciendo tan rápido, las cosas cambian con bastante frecuencia y parece que casi todos los proyectos en los que se le ha pedido que trabaje se necesitaran CUANTO ANTES, lo cual no le da tiempo a Alice para avanzar en su labor. Su jefe no tiene ni la menor idea de que, muy a menudo, ella se queda despierta hasta la media noche trabajando sin parar, ajustando sus diseños para poder hacerlos a tiempo. Como resultado de su falta de sueño, de los cambios constantes que hace y de la intensa presión que ella ejerce sobre sí misma para asegurarse de que todo esté siempre perfecto, Alice comenzó a sentirse desgastada y agotada.
Tantos cambios hacen que Alice se sienta extremadamente incómoda. Ella prefiere seguir una rutina y enfocarse en todo aquello que sabe hacer muy bien. A veces, sus amigos y su esposo se burlan de ella por ser tan rígida, pero Alice prefiere pensar que es consistente. Y aun así, esa necesidad de consistencia tiende a detenerla. Se siente ansiosa al tener que decirle que sí a cualquier cosa que esté demasiado lejos de su zona de confort, incluso cuando hay una parte de ella a la que le encantaría liberarse. Hace poco, cuando su iglesia le pidió que participara en un viaje misionero a Kenia, Alice tenía demasiado miedo de comprometerse. “¡Es tan lejos!”, dijo, “¡Y tengo tantas incógnitas con respecto a ese viaje!”.
Debido a que su trabajo es tan estresante, Alice ha pensado mucho en expandirse por su cuenta y convertirse en diseñadora gráfica independiente. La idea de poder trabajar desde casa y establecer su propio horario es atractiva, pero cuando se trata de comenzar su propio negocio, también le aterra cometer un error o dar un paso en falso. De hecho, tiene tanto miedo de fracasar que todo parece indicar que no logrará dar ese paso. A veces, se siente paralizada. Alice tiene grandes expectativas con respecto a sí misma y a todos los que la rodean. Cuando ella y su esposo pelean, él la acusa de ser perfeccionista. Alice no entiende por qué serlo es tan malo. ¿Qué tiene de malo querer que las cosas sean perfectas? En su opinión, es mejor no hacer nada en absoluto que hacerlo y que no sea a la perfección.
Alice es procrastinadora.
EL ARQUETIPO DEL PROCRASTINADOR
También conocido como el perfeccionista, con lo que más lucha el arquetipo del procrastinador es con su miedo a cometer errores y es frecuente que este miedo se manifieste como miedo al compromiso o a comenzar alguna labor o proyecto. Debido a que le aterroriza hacer un movimiento incorrecto, el procrastinador busca, y casi siempre encuentra, cualquier cantidad de razones aparentemente legítimas para no comenzar sus proyectos o no intentar realizarlos.
Irónicamente, en apariencia, el procrastinador suele exhibir un comportamiento que parece opuesto a la procrastinación, por ejemplo, planifica con mucha anticipación o trata de avanzar en lo que sea que esté haciendo. En todo caso, es importante observar que, para el procrastinador, la procrastinación no necesariamente ocurre en el sentido tradicional de posponer todo hasta el último minuto. También suele ocurrir que él/ella quiere evitar cometer errores y, por lo tanto, tratará de darse el mayor tiempo posible para realizar cualquier actividad.
Como regla general, cuando se trata de acelerar su labor, el procrastinador tiene miedo de actuar y tiende a verse paralizado por la indecisión, en especial, cuando tiene que tomar medidas decisivas de un momento a otro. El procrastinador prefiere pasar una cantidad excesiva de tiempo investigando, planeando y organizándose. Si bien este alto nivel de preparación resulta ventajoso, es innegable que también obstaculiza el progreso cuando la investigación, la planificación y la organización se convierten en los sustitutos de actuar.
En esencia, los procrastinadores se sienten aterrorizados de equivocarse o cometer algún error crucial, sobre todo, uno que no sea reversible. El problema es que este miedo intenso les impide avanzar hacia sus metas y sueños. Por esa razón, es muy frecuente que requieran de una influencia externa o de una fecha límite que los obligue a actuar; y si se dejan a su libre albedrío, habrá muchas veces en que preferirán posponer de manera indefinida lo que sea en lo que estén trabajando.
Según nuestra encuesta, el procrastinador es el más común de todos los arquetipos del miedo, puesto que el 41% de los encuestados mostró que este es su arquetipo superior y para el 74% este arquetipo aparece en los tres primeros lugares de influencia.
ATRIBUTOS POSITIVOS
El deseo del procrastinador por la perfección lo impulsa hacia alcanzar altos logros. Por lo tanto, valora la excelencia y se mantiene a muy alto nivel de desempeño y, como es obvio, sus resultados suelen ser de alta calidad. El procrastinador es muy bueno en tareas que requieren de una atención vehemente en los detalles o de extrema diligencia en la preparación y seguimiento de procesos. Además, su minuciosidad en la investigación y la preparación da como resultado menos errores y un mejor resultado final.
El procrastinador prefiere el orden y la organización y tiende a ser eficaz para crear sistemas. A menudo, es centrado, motivado, diligente y su ética de trabajo es bastante confiable. Es orientado a realizar tareas y obtener resultados. Con frecuencia, se siente atraído y sobresale en ocupaciones que requieren de óptima atención en los detalles, así que se desenvuelve con facilidad en áreas de investigación científica, ingeniería, redacción y edición, diseño de interiores, diseño gráfico, enseñanza y administración.
HÁBITOS Y COMPORTAMIENTOS
Le gusta planificar con anticipación para contar con el mayor tiempo posible.
Suele planificar vacaciones y proyectos importantes con meses o incluso años de anticipación.
Tiende a enfocarse en los detalles.
Pospone o evita hacer cosas en las que no se siente competente.
Se siente naturalmente atraído por el orden y la organización.
A menudo, verifica y verifica dos o más veces para asegurarse de que todo esté perfecto.
Nunca tiene la certeza de que las cosas ya están “listas”
Ama la investigación y siente que siempre hay más para aprender sobre el tema
Tiende a ser extremadamente autocrítico
Se deprime o se enoja mucho a causa de los errores
Se ciñe a los horarios y es muy consciente de los plazos
LA VOZ DEL PROCRASTINADOR
Una de las partes más poderosas de la encuesta fueron los comentarios que los encuestados hicieron para describir sus miedos. Cada arquetipo tiene su propia voz, su propia forma única de expresar cómo ve y siente el miedo. Todas las siguientes declaraciones son citas de los encuestados que recibieron una puntuación alta en cuanto a su tendencia a ser procrastinadores:
“Me siento tan avergonzado ante el hecho de no lograr la perfección, que este sentimiento hasta me impide comenzar a hacer lo que tenga que hacer”.
“Siempre me preocupa no tener toda la información correcta que necesito para avanzar”.
“Odio la sensación de sentirme incómodo en medio de una situación desconocida. Los cambios me ponen nervioso y siempre tengo miedo al fracaso cuando se trata de hacer cosas nuevas”.
“Simplemente, siento miedo de fallar. No sé cómo manejaría el fracaso de una ‘gran meta’ y eso es lo que me impide comenzar. No quiero decepcionar a mi esposo, ni a mi hijo si fallo, ni tampoco quiero que quienes me rodean me identifiquen por mi fracaso desconociendo lo que logro cada día en mi situación laboral actual”.
“Tengo miedo de fracasar y, a veces, también de triunfar. En esencia, creo que a lo que le tengo miedo es al cambio. Por esa razón, mis emociones me retienen, pues siento que lo que sé y hago ahora sí es ‘seguro’”.
“Tengo miedo de fallar. También tengo miedo de tener que ponerme allá afuera, en el mercado laboral, en caso de que falle. Me resulta realmente incómodo estar en situaciones nuevas”.
CÓMO TE RETRASA ESTE ARQUETIPO DEL MIEDO
Si bien hay mucho que admirar acerca de la atención del procrastinador en los detalles y de su compromiso casi fanático con la excelencia, el miedo dominante a cometer un error o a comprometerse con un curso de acción irreversible dificulta su disposición a asumir riesgos, probar cosas nuevas o comprometerse con objetivos grandes y retadores.
Las siguientes son algunas formas en que el hecho de ser un procrastinador te retrasa y te afecta negativamente:
Te preocupas tanto por planificar con mucha anticipación que llegas al punto de desaprovechar oportunidades inmediatas que tienes frente a ti.
Dices no con demasiada frecuencia.
Te sientes paralizado ante la idea de cometer un error, tanto, que ese temor te impide dar el primer paso.
Nunca te sientes listo para comenzar y por eso no lo haces.
Pasas tanto tiempo investigando, planificando y organizando que, a la hora de la verdad, nunca comienzas.
Tiene problemas para comprometerte con plazos específicos.
Luchas por cumplir tus altas expectativas y rara vez te sientes 100% satisfecho con tu trabajo.
Tienes problemas para terminar proyectos importantes, porque sientes que siempre se pueden hacer más ajustes y mejoras.
Luchas para concederte mérito propio y para darte la libertad de probar cosas nuevas y cometer errores.
Experimentas ansiedad y miedo cuando no tienes suficiente tiempo para investigar y planificar.
ESTRATEGIAS PARA SUPERAR ESTE MIEDO
Si eres procrastinador, te daré algunas estrategias para superar tu miedo a cometer errores.
Replantear
Cuando empiezas a ver la vida como una serie de lecciones y no como errores, sientes más libertad para experimentar sin tener que esforzarte en lograr la perfección. Para el procrastinador, el miedo a cometer un error o a dar un paso en falso es tan paralizante que le impide entrar en acción. Por supuesto, si no actúas, nunca lograrás ninguno de esos grandes objetivos y sueños que rondan tu mente una y otra vez. Por eso, es tan importante que aprendas a replantearte tu forma de ver los errores y todas las imperfecciones y cosas que salen mal.
Actuar en consecuencia
Un cambio simple, pero muy efectivo e inmediato es comenzar a agendar plazos más precisos en tu calendario —plazos que, de no cumplirlos, impliquen consecuencias—. Podría ser una multa autoinfligida o solicitar refuerzos de fuentes externas o pedirle a tu cónyuge o a un(a) amigo(a) de confianza o incluso a tu jefe que sea él o ella quien establezca la fecha y determine en qué o en cuánto consistirá la multa. Ten presente que, cuanto más preciso seas en el trabajo que necesitas realizar, más probabilidades tendrás de cumplir los plazos acordados.
Como procrastinador, tu tendencia natural suele ser poner el mayor plazo posible entre lo que tienes que hacer y la fecha límite. A veces, eso significa planificar con demasiada anticipación; a veces, significa esperar hasta el último minuto. De cualquier manera, significa que, más que cualquier otra cosa, ¡necesitas una fecha límite!
Te recomiendo que trates de practicar la acción imperfecta —haz alguna cosa todos los días solo por hacerla, no porque tenga que ser “perfecta”—. Por ejemplo, practica entregar el borrador de una tarea aunque todavía no sea el producto final, solo para ver cómo te sientes haciéndolo. Al final, la acción es el único y verdadero antídoto contra el miedo, lo que significa que, cuanto más practiques ponerte en acción —así sean pequeños pasos en la dirección correcta—, más fácil te será dar pasos más grandes y tomar acciones más drásticas.
Hacer rendición de cuentas
Un compañero de rendición de cuentas es alguien que te apoya, te alienta y te reta a mantener vigente cualquier compromiso que adquieras. (Hablaremos más sobre cómo trabajar con un compañero de rendición de cuentas en los capítulos 11 y 18). La clave para un procrastinador es encontrar a alguien dispuesto a ayudarle, pero que no sea procrastinador. Debe ser alguien que tenga fortalezas diferentes y un arquetipo de miedo diferente a los suyos y que quiera brindarle perspectivas y alternativas que él/ella necesita. Busca a alguien que te anime a tomar cartas en el asunto, a actuar y seguir avanzando, incluso cuando las cosas no sean del todo perfectas. Además, debe ser un compañero dispuesto a llamarte a cuentas cuando observe que estás posponiendo las cosas o sintiendo miedo de comprometerte.
SOBREPONERTE AL PERFECCIONISMO
Alice sabe que lo más probable es que ella siempre será una persona que tienda a la “perfección”. Sin embargo, ha comenzado a hacer los correctivos necesarios para superar esos temores de fallar y cometer errores que la han mantenido estancada. Comenzó publicando un letrero en su escritorio que decía: “No hay errores, solo lecciones”. Todavía no está muy segura de creerlo realmente, pero le gusta mantener ese recordatorio frente a ella todo el tiempo. El hecho es que, en las últimas dos semanas, ha notado que la ansiedad y el pánico que siempre sentía justo antes de entregar un nuevo proyecto han disminuido en gran manera.
Alice también ha comenzado a usar un cronómetro para marcar los tiempos en que debe completar ciertas tareas, además de darse plazos firmes para cada gran proyecto. El resultado ha sido bueno, pues el cronómetro le ha ayudado a detener los ajustes interminables que ella solía hacer y se está dando cuenta de que el resultado de su trabajo podría incluso ser mejor. Su jefe no parece notar ningún cambio en la calidad, pero Alice se siente mucho menos estresada al no tener que realizar todos los cambios que ella pensaba que se necesitaban.
Si bien está comenzando a disfrutar mucho más de su trabajo, la libertad para cometer errores que Alice descubrió no hace mucho la ha llevado a pensar más en serio acerca de expandirse por su cuenta como profesional independiente. Para animarse y sentirse apoyada, Alice se unió a un grupo de diseñadores gráficos independientes de Facebook. Ha conseguido hacer excelentes conexiones y obtener respuestas a muchas de sus preguntas sobre la vida como trabajadora independiente. Cuando algunos de los diseñadores la animaron a preguntarle a su jefe si pensaría en la posibilidad de contratarla como contratista a tiempo parcial mientras ella establecía su negocio independiente, ella tomó cartas en el asunto y siguió adelante. Como resultado de su gestión, su jefe le dijo que sí.
Alice nunca se dio cuenta de lo mucho que esa necesidad de perfección estaba afectando su vida; hoy en día, ya es consciente de qué tanto su miedo a cometer errores la había estado frenando en tan distintas áreas. Además, está sorprendida de lo feliz y satisfecha que se siente ahora que está trabajando activamente para superar sus miedos, incluso si a veces superarlos significa cometer errores.
¡Hazlo…así sea con miedo! | ¿Necesitas más consejos para enfrentar la procrastinación y el perfeccionismo? Presta mucha atención a las lecciones de los capítulos 8, 12, 17 y 21. |