Читать книгу La Procedencia - Ruthy Garcia - Страница 16

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CAPÍTULO III

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Es terrible tener que admitir, tras varias horas algo sobrio, que ese investigador tenía la razón respecto a lo mala persona que yo era.

Debían seguir juntos en esto, Jack sentía todo el peso de su culpa y necesitaba encontrar a Klaire, tal vez sería una forma de cambiar el pasado, y qué mejor manera que siendo duro consigo mismo.

Emprenderían una búsqueda que les llevaría al hospital psiquiátrico, así que tomaron un avión para estar en Texas lo antes posible.

Los dos hombres hablaban poco.

Jack se puso sus audífonos durante el viaje para escuchar paso a paso el diario de Klaire, qué entrometido, qué sucio, escuchar la privacidad de esta mujer era lo más bajo que había hecho, hasta olvidó las grabaciones de Klaire a causa de su ansiedad por conocer el pasado de esta sufrida amiga.

En el avión, Jack se sentó al lado de la ventana y mantuvo sus audífonos puestos para escuchar cosas que le erizaban la piel.

Primera parte del diario de Klaire

(Me siento usada)

–¡Debiste resistir, no tomar ese trago, ni fumar ese cigarro, no haber ido, idiota! ¿¡Qué hacías como una tonta bailando con Jack Sinclair mientras tu madre estaba en el hospital!? Es el pago de tu culpa, por ser tan torpe, por usar el vestido de graduación, por dejarte llevar por los placeres perversos de un tonto y hermoso hombre… ¡Rayos!, ya estás llorando otra vez, ¿no lo superarás? ¡Eres un desastre, Klaire, mírate, mírate! Eres lo peor que se puede mostrar a un espejo cada mañana.

Jack recuerda esa tarde, cuando invitó a Klaire a comer un helado en el Centro Comercial, la pobre inocente lo miraba como si él fuera Dios, y él la miraba como a una presa más a quien devorar.

–No has probado el helado, anda, cómelo.

–No, no quiero el helado. –Ella tiene el rostro enrojecido.

–Pues se derretirá. Entonces, lo comeré yo.

Él agarró el vaso, ella también, sus manos se encontraron, el tocó sus manos mientras la miraba a los ojos. Los ojos de él desprendían fuego. De pronto, sintió algo extraño, ¿remordimientos?

Justo en ese momento, su compañero de viaje le habló.

–Jack, Jack, estás como un zombi, parece que está buena la música.

–¿La música? Ah, sí, la música, es que me encanta Pet Shop Boys, siempre lo escucho, esa que dice: All day, all day… –tararea.

–Bien, espero que esta idea tuya de venir a Texas, al hospital donde estaba Bramdtom, sea efectiva.

–Lo será, es por donde debieron empezar ustedes, los expertos, pero no, ella desaparece de NY y ustedes se limitan a buscarla en Manhattan, Brooklyn y el Bronx, no fue lo correcto.

–En eso tienes razón, empezamos mal, veo que tu cerebro no está tan tostado aún.

–Algo, está algo tostado, pero en los momentos de lucidez, esos pequeños espacios entre una y otra dosis de fantasía, mi mente suele ser más brillante que un diamante.

–Cuando te alabas, suenas convincente, ja, ja, ja.

Al llegar a Texas, Jack hace algunas llamadas, insiste en que pasen primero por el Centro de Investigaciones de la ciudad, se encuentra con una vieja amiga, es una secretaria del lugar, la chica mastica chicle de manera desagradable y mira con cierto morbo a Jack, en efecto, coquetean, él quiere información.

–Vamos, bebé, hace tiempo que papi Jack no te veía, ¿dónde has estado?

–Pues aquí siempre, no hago más que trabajar y… esperarte –Mira al compañero de Jack.

–Pues no lo parece, te he llamado…

–¿De veras? ¿A cuál número?

Jack titubea, pero enseguida se las ingenia.

–Pues al 1-800 sexo… he pasado años buscando tu número, no puedo olvidarte, estoy loco por ti.

El compañero siente asco, pone cara de repugnancia.

–Tal vez podríamos vernos cuando salga, ¿qué crees?

–Claro, claro que sí, solo que ando buscando una información, una amiga se extravió y necesito datos, tú sabes, algunas cosas.

–¿Quién es esa amiga?

–La novia de él… de mi compañero. ¿Sabes?, iban a casarse y ella desapareció.

–Qué pena, lo lamento, señor, pero puedo ayudar, dame el nombre de la chica.

–Sí, su nombre es Klaire, Klaire Morgan.

–Ah, claro, sé quién es, es la heroína de Texas, fue quien descubrió el horrendo asesinato de la joven… ¿cómo se llamaba?

–Lara Nova.

–Sí, esa misma, y el padre del chico Cooper, ella fue la que lo descubrió todo, solo que después de todo eso, ella se quedó algo loca, o algo así, ¿no? Todos dicen que es prácticamente un clon de la muerta.

–En efecto.

La joven mira al compañero.

–Lo lamento, no quise decir nada malo de ella, perdón.

–Descuide… –Mira con odio a Jack, está molesto. Jack sonríe, lo disfruta.

–Ya sé lo que haré, te daré el expediente, lo buscaré y sacaré una copia, te lo daré en una o dos horas.

–¿Harías eso por mí?

–Y más, haré mucho más esta noche, ya lo verás –dice mientras acerca su cara a la de él.

Salen del edificio.

–Te manejas bien con las damas, Jack, siempre consigues lo que quieres.

–No siempre, mira que me he esforzado por conseguir cocaína gratis, pero por más que lo intento, no lo logro, estoy en la ruina.

–Ya veo…

–El expediente nos dará algunas pistas, es viejo, pero encontraremos cosas que nos llevarán a otras, mientras pasan esas dos horas, vamos al hospital.

–Bien.

En el hospital.

–Detective, solo les puedo decir que Bramdtom llevaba algunos días hablando de cosas muy extrañas y desconocidas, llamamos a Klaire para que tratara de calmarlo un poco, ella vino en cuanto pudo y nos pidió permiso para salir un rato con él, no debimos permitirlo, pero se veía tan normal, él… se veía bien.

La Procedencia

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