Читать книгу Diario de la pandemia - Alejandra Costamagna, Santiago Roncagliolo - Страница 5
ОглавлениеEl Diario de la pandemia se escribió durante los primeros meses de zozobra y confinamiento que experimentó el mundo entero tras la propagación del coronavirus. Todos los días, desde finales de marzo hasta el 30 de junio, más de 100 escritores mandaron a la Revista de la Universidad de México estos textos urgentes e inmediatos donde expresaban su angustia, su desazón, sus observaciones acerca del periodo extraordinario y oscuro por el que atravesamos, para que los publicáramos en la versión digital de nuestra revista.
Este libro reúne ensayos tan lúcidos y elocuentes como “Del verbo tocar: Las manos de la pandemia y las preguntas inescapables”, firmado por la mexicana Cristina Rivera Garza, hasta testimonios de honestidad lacerante como “La ansiedad”, de la argentina Mariana Enriquez. Se trata de una serie de ventanas a distintas ciudades —como Buenos Aires, Sevilla, Montreal, Berlín, Managua, Estocolmo, México, París, Bogotá y Saltillo, entre muchas otras— desde donde escritores de diversas edades, lenguas y culturas contaron sus experiencias ocurridas desde lugares secuestrados por el dolor y el miedo. Agradecemos a todos ellos haberse tomado el tiempo y el esfuerzo para contribuir a esta obra conjunta que dejará un testimonio revelador. También agradecemos a los autores espontáneos que, inspirados por estas contribuciones cotidianas, sumaron su voz desde la sección “Balcones”, creada con el propósito de que ninguna vivencia quedara excluida de esta obra colectiva.
Nuestro deseo es que este libro contribuya a que nunca se olvide lo que aprendimos durante este periodo. Si la pandemia nos ha enseñado algo es lo importante que resulta para los seres humanos estar cerca unos de otros, el dolor de la lejanía y la responsabilidad que cada uno tiene sobre la desgracia y el bienestar de los demás. Sólo los esfuerzos conjuntos podrán garantizar nuestra sobrevivencia y —esperamos— el tránsito hacia un mundo más igualitario y más consciente.
—Guadalupe Nettel