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II. Amor y mente condicional

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No se puede reconocer al amor si uno sigue creando pensamientos condicionales. La vida concebida desde un estado lineal de “si esto, entonces aquello” es una vida limitada. Por lo tanto, no tiene nada que ver con la vida de Dios.

Ya hemos dicho que el amor no solo no tiene límites, sino que es uno contigo. Eso quiere decir que, de un modo u otro, debes ser ilimitado. No existe ninguna razón para que seas un ser condicional. No existen límites para lo que eres. Esto es eternamente verdad.

Se te ha dicho, innumerables veces, que no eres un ser limitado e insignificante y aquí se te está recordando nuevamente. Eso no tiene ningún sentido para ti, ni creará ningún cambio duradero en tu vida, si no aceptas vivamente que lo único que eres es amor.

No eres un ser humano, ni un tal o cual personaje, ni un padre que lleva a sus hijos al colegio, ni un médico o monje. Eres amor y nada más que amor. Eres amor.

Desde la realidad del amor que eres, haces lo que quieras hacer, sin dejar nunca de ser amor. Una vez que aceptas esto, entonces pasas a ser el amor expresándose como un ser humano, o como un médico que por amor sana. Pasas a ser también el amor manifestándose como un padre que ama a sus hijos, y por amor los lleva a la escuela en las mañanas, o no. El amor puede ser todas esas cosas y mucho más.

El amor puede adoptar todas las formas que el mundo de las formas tenga. Puede hacerse sol, lluvia, viento, canción. ¿No es esto lo mismo que decir: ama y haz lo que quieras?

Solo el amor es ilimitado. Solo el amor que Dios es, es incondicional. Esta es la razón por la que una y otra vez se te invita a recordar quién eres en verdad. No puedes acceder y permanecer en la consciencia de la unidad y, por ende, de tu eterna incondicionalidad, si crees ser otra cosa que no sea amor.

Es más, no puedes permanecer en la consciencia de Cristo, si no aceptas incondicionalmente el hecho de que todo lo que te rodea es amor expresándose. Tus hermanas y hermanos son amor. Las criaturas de la tierra son amor. La luna y un copo de nieve, con toda su belleza, también son amor. Todo lo que es real es amor. Nada irreal existe verdaderamente.

Vivir como el amor que eres es vivir en la sensatez de la verdad. Vivir de otra manera, es hacerlo fuera del significado de la verdad y, por ende, es esclavitud, no en la verdad, sino en tu percepción. Hacemos esta aclaración para que recuerdes que creer en lo que no es verdad no hace que lo que creas lo sea. Esta afirmación es la base de tu sanación de la amnesia en la que has estado sumergido.

Si lo que crees no tiene efectos reales sobre la verdad, entonces no debieras preocuparte tanto por lo que crees que fue tu vida o la que será. Más bien, esta afirmación de liberación debiera llevarte serenamente a la paz interior al descubrir, por medio de ella, que no has afectado en nada a la creación que has creado en unión con la Madre de la vida.

Nada que sea verdad puede ser atacado, ni siquiera cambiado. La verdad es eternamente verdad, no cambia, no puede ser obliterada. Nada que no sea semejante a sí misma puede siquiera acercarse a ella, porque nada que no sea verdad puede ser real, y la verdad es la única realidad.

Elige solo el amor

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