Читать книгу ¿Somos todos peronistas? - Sergio Berensztein - Страница 7
El porqué del título
Оглавление¿Somos todos peronistas? No. Pero hay líderes con pasado en el peronismo, o que se reconocen como peronistas, en casi toda la oferta electoral.
Pero muchos de los problemas políticos principales e institucionales de la Argentina que son previos al peronismo, e incluso al radicalismo y al socialismo. Uno de ellos, el principal default que tuvo el país, en 1890, previo a la aparición de esas tres grandes expresiones políticas nacionales. La Argentina tuvo golpes de Estado mucho antes de 1930; hubo dificultades políticas e institucionales –y enormes grietas– antes de la aparición del peronismo en la escena nacional, y mucho antes de que surgiera el kirchnerismo. Por eso, estas interpretaciones ahistóricas del presente de algún modo inhiben un análisis más objetivo y desapasionado e impiden ponderar en su real magnitud problemas estructurales que constituyen los verdaderos desafíos estratégicos que tenemos como sociedad, como el estancamiento secular que nos afecta y el flagelo de la inflación. Curiosamente, alimentamos la dinámica de la pelea: nos sentimos más cómodos en la diferencia que en el consenso. Y este es un dato muy importante de la realidad política argentina.
En el actual proceso electoral, parecen surgir dos coaliciones bastantes parejas en términos electorales, que pueden llegar a alternarse una con otra, y que deberían acordar políticas de Estado.
Las diferencias políticas entre ambas deben existir para alimentar el debate, no para anularlo. Ese es el gran desafío. Y el hecho de que detrás del actual proceso haya figuras como Alberto Fernández, Roberto Lavagna, Juan Manuel Urtubey, Miguel Ángel Pichetto, entre otras, podría contribuir a generar un entorno de diálogo, cooperación y acuerdos fundamentales. El hecho de poseer una identidad política común, que impregnó la cultura política argentina en su conjunto, facilita el uso de un lenguaje común: el debate debe ser sobre todo sobre políticas de Estado y objetivos estratégicos, aunque siempre son inevitables y hasta necesarios las intercambios en términos de ideas, valores e identidades.