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Son las cinco de la tarde de una jornada muy calurosa en Ciudad Victoria. Francisco está trabajando a toda máquina con el proyecto del oleoducto.

Pudo cerrar un buen número y todos los costos de los materiales corren por cuenta de PetroleoumAmericano, es un buen negocio.

Mientras Pedro, que es el cañista, y Luis, que es el soldador calificado, están desarrollando tareas de presentación y soldaduras de distintos componentes, ingresa al taller una persona.

—Buenas tardes.

—Buenas tardes – responde Luis.

—Necesito hablar con Francisco Sánchez.

—Sí, un momento– responde Luis.

—¡¡Franciscoooo!! – grita Luis como usando un intercomunicador salido de sus propias cuerdas vocales.

En ese instante, aparece Francisco y pregunta – ¿Qué pasa, Luis?

—Buenas tardes, Francisco, soy el ingeniero Luis Martínez, hemos hablado siempre por teléfono.

—¿Cómo le va, ingeniero? Pase por favor.

Ingresan a su oficina que, con el aire acondicionado, crea un ambiente muy agradable.

—Ella es mi esposa María– dice Francisco.

—Un placer, señora.

—Francisco, necesitaría poder hablar con usted a solas…

—No hay problema – entiende María y sale de la oficina.

—Que necesita, ingeniero.

—Francisco, ha surgido un adicional a la obra para la que lo hemos contratado y necesito entregarle los planos para que usted pueda realizar las modificaciones necesarias.

—Dígame, ingeniero.

—Tenemos que, a 40 km desde la planta de la PTC, realizar una derivación. Es muy sencillo, deberá colocar una derivación en Te y colocar una válvula esférica de 4 pulgadas de diámetro. Todos esos materiales se los estaríamos entregando nosotros.

—Ingeniero, usted sabrá que esto originará un adicional.

—Sí, Francisco, estamos consientes de eso y no habría problema en reconocer lo que sea necesario.

—Ingeniero, delo por hecho, no hay problema.

—Muchas gracias, Francisco.

Y, despidiéndose, sale de la oficina nuevamente al calor agobiante que esa jornada está presentando.

Entra María

—¿Qué pasa, Francisco?

—Nada, María, un adicional y más trabajo.

—¿Y para eso quería hablar en privado?

—María, tú sabes cómo es esta gente– y levanta los hombros.

María lo mira con sus ojos marrones y tiernos, pero hay algo que no le gusta de esta nueva persona que se presenta en sus vidas.

El novato

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