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ОглавлениеLuego de cuatro meses de obra, Francisco Sánchez ya tiene su obra prácticamente construida. Un tendido de caño de 12 pulgadas de diámetro a lo largo de 150 km, atravesando el campo en el medio de la nada.
Luis y Pedro están felices de participar de algo de esta envergadura.
—¿Qué vas hacer, Luis, con toda la plata que vas a levantar con este trabajo– increpa Pedro.
—Voy a cambiar mi moto y comprarme una BMW de 1500 cc3, con carenado rojo y negro
Pedro, por su parte, comenta – Yo voy a empezar un curso de cañistas de alta presión, lo dictan en la Técnica de Ciudad Victoria.
En eso, llega Francisco y los increpa – Vamos, vamos, que sentados no llegaran muy lejos.
—¿A dónde vamos, Francisco?– pregunta Pedro.
—A montar el trabajo adicional que me encargó el ingeniero, es como a 70 km en campo abierto, en medio de la nada. Carguen todos los materiales, la comida y no se olviden de los bidones con agua – ya estamos en julio y el calor arrecia.
Salen en el camión manejado por Francisco y Luis y Pedro, en la camioneta.
Según las coordenadas, llegan al lugar establecido. En el sitio indicado, los espera el ingeniero Luis Martínez.
—Buen día, Francisco – saluda Martínez.
—Buen día, ingeniero, justo a tiempo.
—Bueno, ingeniero, usted dirá.
—Como figura en el plano que le entregué, en este punto debe cortar la cañería, insertar la Te de derivación y dejar montada la válvula esférica de 4 pulgadas.
—¿La dirección sería esta?– pregunta Francisco al ingeniero.
—Sí, correcto, esa dirección.
—Disculpe, ingeniero, veo que a no más de 100m están construyendo un galpón, ¿vamos a tener que flanquearlo?
—No, Luis. Usted haga la derivación, del resto de la obra nos encargamos nosotros.
A Francisco no le gusta la respuesta, ya que ve que algo se está escondiendo en ella y siente que el ingeniero no está siendo claro. Pero el dicho dice que el cliente siempre tiene la razón, así que se ponen manos a la obra.
Como a las cuatro de la tarde, el trabajo ya está terminado, recogen sus herramientas y parten para Ciudad Victoria.
Llegan al taller como a las siete de la tarde, guardan los vehículos y cada uno se va para su casa.
María ya lo está esperando con algo fresco y la cena preparada.
Luego de un baño relajador, se encuentran en el comedor.
—¿Qué tal el día? – pregunta María, mirándolo a los ojos – ¿Qué pasa, Francisco? Sabes que no puedes ocultarme las cosas.
—Estoy preocupado, María – contesta y finalmente la mira directo a sus ojos – Hoy hicimos el trabajo adicional que nos pidieron, pero la salida no queda direccionada a una planta de tratamiento o a algún yacimiento cercano. Queda apuntando a un galpón que está a no más de 100 m.
—¿Y eso qué significa? – pregunta María, ahora sí un poco preocupada.
—No sé, María, pero no me gusta. Este adicional no está en los planos originales que me dieron y solo me han dado un detalle del trabajo realizado.
—Seguro lo agregan al final de la obra, estás viendo cosas que no son.
—Sí, puede ser, María. Estoy muy cansado, cenemos y vamos a dormir.