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Estamos a finales de julio de 2019 y en Tamaulipas, estado de México, el verano se presenta con una intensidad pocas veces vista.

El colegio Boston, ubicado en la ciudad de Tampico, Tamaulipas, se caracteriza por formar profesionales muy bien preparados para el mercado laboral. Muchas de las empresas petroleras locales se apresuran para incorporar a los primeros promedios.

Hoy es el final de curso y la entrega de menciones especiales.

El colegio tiene un gran edificio de arquitectura moderna y un amplio salón para este tipo de eventos.

Su director es el Sr. Roberto Cruz. Va de un lado a otro tratando de organizar todo para el evento.

—Ramona, Ramona – expresa un poco agitado el Sr. Cruz

—Sí señor, ¿qué necesita? – responde Ramona mientras lleva una caja en la que seguro están las menciones especiales.

—¿Quién se ha encargado de organizar cómo se sentarán los padres en la primera fila?

—De eso se encarga Ernesto, señor Director – responde Ramona mirándolo por encima de la caja que lleva con dificultad.

—Bien, bien, ahí busco a Ernesto.

Ya ha llegado mucha gente y está ingresando al auditorio. A lo lejos, logra divisar a Ernesto y en lenguaje de señas le dice que, por favor, venga.

—¿Qué pasa, señor Director?

—Ernesto, te encargo encarecidamente que, a medida que van llegando los padres, puedas a identificar a los que recibirán las menciones especiales, esta es la lista, y me los sientes en la primera fila. Hay que ubicar alumno y luego padres y así con todos los de esta lista.

—Sí, señor, no se haga problema.

No es un verano cualquiera para Antonio Hidalgo —Tony, como lo conocen sus amigos y familiares—, para él y sus padres es un momento especial, ha finalizado sus estudios como técnico en petróleo.

Tony proviene de una familia de clase trabajadora. Junto a sus cuatro hermanos viven en una casa humilde de Tampico.

Su empeño y deseos de ser alguien lo han llevado a tener uno de los primeros promedios de su curso.

Tony es el tipo de joven que podríamos definir como sobresaliente. De mediana estatura, flaco, pelo castaño, mirada profunda y un tono de piel trigueño.

Tiene una personalidad extrovertida y está siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesite.

—Ehhh, Tony, Tony – expresa en voz baja Ernesto.

—Hola, Ernesto – saluda con respeto– Te presento a mi papá Daniel y mi mamá Juana.

—Cómo les va, – les da la mano Ernesto – felicitaciones por el hijo que tienen.

—Muchas gracias – responden los dos al mismo tiempo.

—Yo he sido su preceptor los últimos tres años y realmente Tony es una persona muy educada, educación y valores que seguro trae de su casa.

—Gracias– expresa la mama mirando con mucho cariño y orgullo a su hijo.

—Por favor, por favor, por acá, estos son sus lugares.

—Gracias, Ernesto – responde Tony.

Tony está nervioso y ansioso por el momento que le toca vivir.

Luego es el ingreso de la bandera de ceremonia, en donde todos se ponen de pie, y comienza a sonar el Himno Nacional.

Al finalizar el mismo vienen los aplausos.

De pie frente al micrófono está Ramona – Señores padres, alumnos, profesores y toda la comunidad educativa, les agradecemos su presencia en este importante acto de fin de curso que una vez más nuestro colegio se enorgullece de realizar. Invitamos al Director de este establecimiento, el Sr. Roberto Cruz, a que nos dirija unas palabras.

Aplausos. Acomoda el micrófono, ya que su altura es mucho mayor que la de Ramona.

—Nos complace como institución educativa– comienza el director con voz de político en plena campaña – poder llegar a este final de ciclo lectivo con el objetivo de haber cumplido nuestras metas institucionales.

Tenemos el honor de que nuestros egresados tengan, por su nivel de preparación, una muy buena reputación en todo el ámbito empresarial local y eso nos enorgullece, ya que tenemos entre nuestros estudiantes a dignos representantes de esta casa de formación.

—Hoy, he tenido el honor de recibir, formalmente, la solicitud a esta casa de estudios, de la incorporación de unos de nuestros egresados a una de las prestigiosas empresas petroleras de Tamaulipas, la Operadora Petroleum Americano SA.

Se genera un clima de expectativa en todo el auditorium y un gran silencio.

—Esa solicitud viene direccionada con nombre y apellido, ya que después de un minucioso análisis por parte de esta compañía, luego de evaluar todas las calificaciones y referencias que han dado sus profesores, es que llegaron a la conclusión de que el egresado elegido es – silencio profundo – Antonio Hidalgo.

El auditorio rompe en un solo aplauso y sus compañeros no dejan de vitorear. No hay dudas de que Tony es muy popular y querido.

El pecho de su padre Daniel y su mamá Juana explota de emoción y alegría, Tony ha alcanzado su objetivo y todo el esfuerzo que significó poder darle educación ha sido recompensado.

Tony, en medio de aplausos y vitoreo de sus compañeros, sube al escenario por unas escaleras laterales y, luego de estrechar la mano del Sr. Cruz, recibe la solicitud formal envuelta en un rollito de papel y una cinta blanca.

Se acerca al micrófono. Ernesto corre para bajar la altura del mismo.

Tony mira a todo el público y sus ojos se humedecen de la emoción.

—Queridos profesores, integrantes de este hermoso colegio, compañeros, muchas gracias por expresar su alegría, pero por sobre todas las cosas quiero agradecer a mi mamá y mi papá que están aquí sentados, en aquel extremo de la primera fila, quiero decirles que este no es un logro solo mío, este es un logro de todo el esfuerzo que ustedes, mamá y papá, han hecho por mí–... y ya no puede aguantar el nudo en la garganta y corre con sus ojos bañados en lágrimas, bajando del escenario a abrazar a sus padres.

Mientras Tony sigue fundido en un abrazo, nadie deja de aplaudir.

Tony lo ha logrado.

El novato

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