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El cerebro en los niños de 0 a 3 años
ОглавлениеYa hemos visto que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo posterior del cerebro, porque, durante esta etapa, el cerebro tiene una enorme plasticidad, es decir, aprende y cambia sus conexiones con mucha facilidad y rapidez. Como dato curioso, podemos decir que, al nacer, el cerebro de un bebé pesa aproximadamente la cuarta parte de lo que llegará a pesar de adulto. En solamente un año de vida el cerebro ya triplica su peso y durante el segundo año de vida adquiere tres cuartas partes de su peso total.
Las áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y con los sentidos son las primeras en desarrollarse y consolidarse. Esto tiene su lógica a nivel evolutivo, ya que las experiencias motoras (sostener, andar, correr, lanzar…) y sensoriales (ver, tocar, chupar…) permiten al niño interactuar y experimentar directamente con el ambiente que les rodea para aprender de él. Así, el desarrollo motor y sensorial será la base del desarrollo de procesos cognitivos más complejos como el lenguaje o el razonamiento.
Las áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y con los sentidos son las primeras en desarrollarse.
En esta etapa también se adquiere el lenguaje y será crucial para los avances en otras capacidades. Por esa razón, aprender a hablar permite a los niños expresarse y nombrar objetos, lo que a su vez hace que puedan pensar y razonar sobre ellos. La aparición del lenguaje también permite a los niños establecer relaciones sociales cada vez más complejas con sus iguales y con los adultos de referencia, ampliando sus intercambios sociales y afectivos, lo que facilita igualmente su adaptación al entorno.
Los niños en esta etapa también comienzan a establecer sus primeras relaciones lógicas, muy asociadas a las rutinas (por ejemplo: cuando lloro, me dan de comer; cuando se apaga la luz, me voy a dormir; si hago algo bien, me felicitan). Del mismo modo, empiezan a ser capaces de clasificar objetos según sus características físicas concretas.